Capítulo 34

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 Levi escondió su rostro en su cuello, mientras la azabache hundía su nariz en su cabello aferrándose a las ropas del hombre.

- ¿Qué haces aquí?... –luego de unos largos minutos Tabitha se deleitó con la voz del azabache.

- Yo... ¿Hice mal? –se atrevió a preguntar mientras mordía su labio, Levi se separó a mirarla a los ojos, sus inocentes y verdosos ojos. Decidió no responder y simplemente mirar a otro lado. – P-Perdón...

- No te disculpes. –agarró las mejillas de la chica acercando su rostro al de él para juntar sus frentes, Tabitha se relajó considerablemente. – Pero realmente, no debes estar aquí. –Tabitha colocó sus labios en línea recta. - ¿Qué hiciste para venir? –se separó evitando sus ojos grises.

- Yo... Yo de inmediato comuniqué mi decisión de unirme a la legión y... No se lo tomaron nada bien. –este enarcó una ceja. – M-Mis dos hermanos mayores me dieron la espalda, mi madre enfermó y... -Levi frunció el ceño.

- Y tú les querías seguir dando problemas viniendo aquí. –la azabache exhaló con culpa, temblorosa bajo su mirada severa, sentía que lloraría en cualquier momento. - ¿Te escapaste de casa?

- N-No, m-mi otro hermano, Ryo, fue el único que se quedó a mi lado todo ese tiempo. –respiró hondo. – Él me entendió y me dio su consentimiento para poder venir...

- Joder, niña... -suspiró restregando su rostro con una mano.

- S-Se que he causado muchos problemas... -mordió su labio temblorosa. – Y-Yo... -jugó con sus manos mientras su vista se nublaba. – E-Es que me dio mucho coraje, e-ese día que te reclutaron los de la legión, cuando llegué a casa mi madre me propuso darme el dinero para llevarte con ella y conocerte... -lo miró a los ojos y este tenía una suave mueca de desaliento observando el dolor de su mirada verdosa, suspiró por quinta vez y la rodeó en sus brazos escondiéndose nuevamente en su cuello.

- Está bien... Cálmate. –acarició su espalda hasta que esta dejó de temblar.

- Te amo. –masculló esta tensando al hombre.

- Tch. –miró a otro lado y esta tenía una débil sonrisa que se borró cuando en su mente se formó la incertidumbre de hace unos momentos. Miró directamente los ojos del azabache algo dudosa por la falta de presencia de Farlan e Isabel.

- Levi ¿Qu-

- ¿Levi tú... -Hanji abrió la puerta estrepitosamente, Tabitha saltó suavemente mientras que Levi fulminó con la mirada a la castaña, la cual sonrió ampliamente. - ¡No sabía que se conocían! –entró como Pedro por su casa. - ¡Y además de esta manera! Estando solos en tu oficina, que pícaro Levi, ¡hahaha! –palmeó la espalda del azabache el cual tuvo un ligero tic en el ojo evitando con mucho esfuerzo patear a la mujer– Perdón, perdón, pero necesito a la chica. –le sonrió dulcemente, Tabitha bajó su rostro.

- P-Perdone las molestias, capitana Zoe. –la castaña negó.

- Nah, no te preocupes, supongo que tenías tus asuntos pendientes. –empezó a dirigirse a la puerta. – Solo quería mostrarte tu habitación. –los miró de reojo traviesa - A menos que quieras dormir con el enano –el rostro de Tabitha ardió mientras que Levi se revolvió tentado.

- Se quedará aquí, gracias, puedes largarte. –cerró la puerta empujando a Hanji fuera.

- ¿¡Ahh!? ¡Oye! ¡Enano del monte! – luego de un par de berridos la pareja se quedó con el sereno silencio nocturno.

- ¿Ibas a decir algo antes de que llegara la cuatro ojos? –Tabitha abrió sus labios pero luego la cerró.

- No, nada. –decidió no preguntar nada al menos hasta mañana, supone lo peor y no quiere pasar tan mala noche, siendo la primera con Levi en años. El azabache enarcó una ceja, espera la pregunta de Farlan e Isabel, y no iba a forzar nada, cuando ella quiera lo preguntará, claro, eso será más temprano que tarde. - ¿P-Podemos dormir? –exhaló agotada.

- Claro. –para su facilidad, su dormitorio se encontraba detrás de una puerta en su oficina. - ¿Y tus cosas? –Tabitha se estiró con ganas una vez estaba en la habitación, era medianamente grande y con un toque acogedor con el inconfundible olor a detergente que acompañaba a Levi a todos lados.

- Las debe tener Petra, mi amiga. –respondió antes de bostezar y quitarse los arneses.

Levi la recorrió con la mirada, ¿Cuántos años tiene ya? ¿Diecinueve? ''Joder, pero que diosa''. Entreabrió sus labios mirando detenidamente su cuerpo.

- ¿Desde cuándo estás tan buena? – la azabache se sonrojó tomada por sorpresa.

- ¿P-Perdón?

- No puedo creer que seas solo mía. –esta sonrió atontada.

- Sólo tuya. –recalcó terminando de quitarse el arnés y colocarlo sobre un gavetero. - ¿Me quitas la ropa? –los ojos del azabache se encendieron.

- Joder sí... -la cogió de las caderas tirándola a la cama para observarla mejor. Posó sus manos en la chaqueta retirándola, luego procedió a desabrochar los botones de su camisa, uno por uno.

- D-Date prisa. –infló sus mejillas levemente retorciéndose un poco con ansias.

- Siempre tan impaciente. –acercó su rostro al de ella mordiendo suavemente su labio inferior. – Relájate, joder... -esta hizo morritos dejando que el azabache se tome su tiempo, una vez tuvo acceso a su blanquecina piel no dudó en posar su boca en un costado de su abdomen, dejando un notorio chupetón.

- Amhg... -enredó sus dedos en su cabello mientras este seguía besando su torso casi desnudo sí no fuese por esas malditas vendas que resguardaban esos lindos senos.

- Te extrañé... -jadeó el azabache separándose para mirar el rostro rojizo de su novia.

- Y yo a ti... -se metió entre sus piernas quedando sobre ella juntando sus labios con ardor, calmando la necesidad de sus sentimientos por el otro. – Te amo... -Levi se separó con un leve rosa en sus mejillas.

- Ya para, coño. –Tabitha rió suavemente antes de ser acallada por los labios de Levi.

Entre besos se pusieron más cómodos, Tabitha con la camisa del azabache y este solo con sus pantalones mientras abrazaba a su novia que estaba sobre su pecho jugando con un dedo con el dije del collar que le dio, la sonrisa tonta que tenía en su rostro le hacía doler las mejillas.

- Tienes unas ojeras interesantes... -Tabitha lo miró a los ojos y este le devolvió la mirada a duras penas, estaba a punto de quedarse dormido.

- Sabes que tengo insomnio –respondió con voz ronca.

- ¿Entonces te quedabas aquí hasta que amanecía? –este cerró los ojos negando con la cabeza. - ¿Qué? ¿Te ponías a limpiar? – exhaló suavemente.

- Tabitha, duérmete. –la chica hizo morritos.

- ¿Ibas a prepararte un té a las cinco de la mañana? –Tabitha hizo una leve mueca antes de corregirse. – Bueno, mejor dicho ¿Ibas a quemar agua a las cinco de la mañana? –Levi abrió los ojos mirando la sonrisita burlona de la chica.

- Duerme ya, coño. –la rodeó con sus brazos, apretándola contra su cuerpo antes de girarse de medio lado. La azabache se resignó y aspirando el aroma de su piel cerró los ojos para quedarse dormida en pocos minutos.

Wounds  (Levi Ackerman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora