Wounds (Levi Ackerman)

Capítulo Final

Resultó ser una hermosa niña, idéntica a su madre, cabellera negra y lacia con unos ojos color miel, grandes e inocentes.

Con apenas cinco años de edad, aprendió las dulces canciones que le canta su madre con cariño y se interesa bastante por las vida militar. Curiosa y extrovertida es la viva imagen de Tabitha.

El amor de su madre y el orgullo de su padre, consentida todos los días con los cariños paternales de ambos, Tabitha la peina y le enseña los modales que debe de tener una señorita, mientras que Levi le indica que no se acerque a ningún chico hasta que tenga mínimo treinta años.

Al menos... Así le hubiese gustado a Levi que hubiese sido...

No puede terminar de asimilar las palabras de Hanji luego del parto...

'' L-Lo siento... ''

Con lágrimas en sus ojos, no podía mirar al hombre frente a ella, se le escapó la vida de Tabitha entre sus manos, todo por falta de una simple transfusión de sangre.

Tabitha tenía hemofilia.

La falta de una proteína en la sangre que impide la completa coagulación de esta, prolongando las hemorragias. El parto fue demasiado y no tenían transfusiones con su grupo sanguíneo en ese momento.

No les hubiese dado tiempo de algo igualmente...

- L-Levi... -este clavó su mirada en el suelo.

- ¿Puedo verla? –Hanji jadeando, secó un par de lágrimas antes de asentir y abrir la puerta para que este entrara.

Las enfermeras limpiaron un poco el desastre, cubrieron hasta los hombros a la azabache con una sabana limpia que no tardó en teñirse un poco del color carmesí.

Observó ido a una de las asistentes de Hanji con un bebé en brazos, el cual dormía plácidamente. Levi caminó inconsciente hasta el cadáver de su mujer que se veía pálida más que nada, igual seguía siendo hermosa.

Hanji le hizo una seña a la única enfermera de la habitación que captó de inmediato saliendo con el bebé en brazos seguida de la capitana, dejándole la privacidad que necesita.

Su vista se nubló con lagrimas invasivas, se recargó de la cama tembloroso mirando con detenimiento a la única mujer de su vida, con la que compartió tantos momentos, toda su vida se le desvaneció frente a él.

Se aferró a las sabanas maldiciéndose a sí mismo, adolorido, y sintiéndose el peor imbécil del mundo, creyó por un momento en una amena felicidad pasajera, que creyó que duraría para siempre, lo anhelaba, anhelaba pasar su vida con esta mujer, fue su primera vez, fue todo para él...

Ahora ya no está...

Está tirada en una maldita cama...

Dormida para siempre...

Jadeó antes de ponerse recto y dejar un golpe sordo en la pared buscando entre jadeos desesperados algo de oxígeno. El dolor de su mano es minúsculo comparado con lo destrozado que está por dentro.

Al final, el peligro de Tabitha era él mismo.

Pero por qué tuvo que pasar esto para darse cuenta de ello...

Cubrió su rostro sollozando con dificultad.

¿Qué más debe perder ahora?

Jadeó quitando los brazos de su cara.

Ahora tiene un hijo...

Un hijo suyo y de la mujer que amó.

Cerró sus ojos centrándose.