Wounds (Levi Ackerman)

Capítulo 8

Aprovechando que la pequeña pidió permiso para usar el baño, el azabache miró seriamente al castaño.

- Farlan. -graduó el tono voz. A lo que el nombrado frunció levemente el ceño. - ¿Sabías que los hermanos de la cría son soldados de la policía militar? -el castaño abrió los ojos perplejo.

- Yo... No... -Levi miró a otro lado.

- Sí la mocosa es alguien importante estamos jodidos si la encuentran con nosotros. -Farlan miró a otro lado.

- S-Sí... P-Pero, ella me dijo que su padre vivía con ella, hasta me llevó a su casa. -el azabache le miró neutral.

- ¿Y si no es su padre? -hizo una leve pausa. - Ella dijo que desde que llegó aquí.. ¿Y sí la trajeron de la superficie para esta mierda? -Farlan suspiró peinando su cabello hacia atrás. 

- Pobrecita. - Levi frunció levemente el ceño.

- Sí, sí que pena y todo lo que quieras pero es mejor evitar problemas. -el castaño hizo una mueca suplicante. - Y lo sabes perfectamente. -suspiró una vez más.

- Es cierto. -ambos callaron cuando la puerta se abrió la pequeña salía dando saltitos, lavó su rostro refrescándose y soltó su cabellera negra, se sentía más cómoda así, miró a los dos chicos y al silencio incómodo con una mueca.

- Creo que... Tengo que irme. -Farlan le sonrió cálidamente acariciando su larga cabellera.

- ¿No quieres un poco de agua? -ella asintió devolviéndole la sonrisa. Este fue a la cocina a buscar agua mientras Levi le dedicó una mirada pensativa.

Levi no tiene intenciones de abandonarla completamente, estaría bien terminar de entrenarla en el menor tiempo posible para que se sepa defender, luego ya pueden disminuir el contacto con ella. Entre menos sospechas mejor. 

- ¿Cuantos años tienes? -preguntó entre dientes, ella miró sus ojos grises antes de responder.

- Voy a cumplir diez. -Farlan se acercó con una leve mueca. 

- Tabitha. -se arrodilló a su altura con el vaso de agua que ella tomó escuchando atentamente las palabras del chico. - ¿Puedes decirnos más sobre ti? -la niña lo miró fijamente tensándose, no es que no pueda, pero no quiere meter a su padre en problemas que puede arremeterse contra los chicos. Miró a otro lado, estaría bien decirles un poco, total, Farlan es como un hermano y Levi, demostró no ser tan malo, simplemente un amargado. 

- Bueno. -masculló levemente antes de beber un poco de agua. - Yo... Vivía en la superficie con mi madre y mis tres hermanos. -miró el vaso sintiendo nostalgia. - Ella me crió y nunca me habló de mi padre, total que en mi vida no lo vi jamás. Hasta que un día luego de cumplir ocho, mi padre llegó a la casa a altas horas de la noche... Y me trajo aquí, donde... Llevo viviendo ya dos años... -los amigos se miraron entre sí uno más consternado que el otro, aún quedan preguntas pero es suficiente por hoy.

- Ya... Veo... Lo siento chiquita.... -masculló el castaño entre dientes acariciando la cabeza de la pequeña la cual terminó el vaso de agua.

- No importa... - le tendió el vaso a Farlan que lo agarró de inmediato. - Me iré a casa. -el castaño frunció el ceño.

- ¿Sola? -ella asintió.

- Así llegó aquí. -masculló Levi entre dientes. 

- ¿Qué? ¡No! -regañó a la pequeña con la mirada la cual se encogió de hombros. - Yo te acompa- el azabache le interrumpió.

- Te toca cocinar. -Farlan frunció el ceño mirando a Levi fijamente por unos segundos hasta que este enarcó una ceja incómodo. - ¿Que te pasa? 

- Acompáñala tu. -la cara de Levi era un poema.

- ¿Me ves cara de niñera? -Tabitha infló sus mejillas.

- Hace rato sí. -sonrió burlón. - Venga, ve, será rápido. -este cerró los ojos respirando hondo.

- La cría sabe llegar perfectamente a casa ¿Cierto? -volteó a mirar a la azabache que tenía ojitos de cachorro. Levi entrecerró los ojos dubitativo. - Está bien, vamos... -gruñó entre dientes caminando a paso rápido saliendo de la casa, Farlan le sonrió a la chiquilla ante el gesto de despedida que esta le dedicó para luego corretear tras el azabache. 

Le siguió el paso sin mucha dificultad.

- Amargado-san... -le llamó y este respiró hondo. 

- Vuelve a llamarme así y te lanzaré a los perros. -esta abrió los ojos y miró sus pies.

- L-Levi-san. -corrigió y este hizo un sonido gutural indicando que la escucha. - ¿Has besado a alguien? -este se detuvo tomado por sorpresa ante su pregunta, y además que se dio cuenta que no sabía donde quedaba la casa de la niña, había salido disparado sin más. 

- Mhg... -la miró. - ¿Por qué preguntas eso? - ella miró a otro lado jugando con sus manos detrás de su espalda. 

- Curiosidad. -respondió sin más, este enarcó una ceja pero lo pasó por alto empezando a caminar a paso lento. 

- No. -respondió, Tabitha lo miró de reojo.

- ¿No has besado a nadie? -este negó con la cabeza. 

- ¿Ahora puedo preguntar yo? -ella hizo un sonido gutural afirmativo. - ¿Por qué la pregunta? -esta miró al frente.

- Farlan me explicó que era, veo que... este beso es vergonzoso y luego están los de amistad o de cariño. -ladeó su rostro. - Y quería saber que se sentía ese beso vergonzoso. -Levi escuchó detenidamente sus palabras inocentes. 

- Eres tan... Inocente. -esta lo miró. - Bueno, ese beso en especifico es como el sexo, no se lo puedes dar a cualquiera. -ella frunció los labios. 

- Ya veo... -Levi ignoró las miradas juzgantes de las personas alrededor chismosas por la conversación del chico y la niña. 

- ¿Donde queda tu casa mocosa? -esta lo miró molesta. - ¿Te conformas si te digo niña? 

- Suena mejor, Levi-san. -recalcó su nombre antes de cambiar el tema. - Ya está cerca. 

- ¿Tu padre no está en casa? -ella negó con la cabeza.

-Estoy sola hasta la tarde. -confesó antes de girar en una esquina y dar un par de pasos hasta detenerse. - Es aquí. -este echó un rápido vistazo. 

- Mhgm, creí que sería más lejos. -la miró mientras esta sacaba una llave de su bolsillo. 

- No. -le sonrió levemente al chico. - Hasta mañana Levi-san. -este miró a otro lado colocando una mano en su cadera.

- Ya, nos vemos. -masculló entre dientes antes de girarse y caminar un par de pasos.

- ¡Ah! ¡Levi-san! -este se detuvo para mirarla. - Me seguirás entrenando tú... ¿Verdad? -el azabache enarcó una ceja. 

- ¿Umhg? Sí tu quieres. -esta sonrió muy levemente.

- Sí, me agradas Levi-san. -sonrió más cálidamente haciendo que Levi entreabriera sus labios.

- Umhg, claro, lo que tu digas... -bufó. - Adiós. -despidió antes de caminar a su casa. Tabitha entró a la suya cerrando la puerta y guardando todo para irse a duchar y echarse una pequeña siesta, su cuerpo se siente más pesado de lo que debería.