Mérito al cobarde

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La dama de rojo camina por los prados,
la dama de rojo pierde sus zapatos,
la noche anterior de luna llena,
su esposo murió, fue una pena.

La dama de rojo llora en un rincón,
llora cansada por lo que perdió,
la parca no es amiga ni compañera,
la dama de rojo se queda hueca.

Vaga por las calles sin destino,
la gente la mira sin motivo,
llama la atención por su complexión,
la dama de rojo sin color se quedó.

El Destino fue quien unió sus caminos,
el caballero andante del desierto vino,
su propósito fue devolverle el color,
el caballero se llevó una gran decepción.

De luto estaba por dolor,
su sangre corre por amor
y nunca volvió a ser igual.
La dama de rojo muerta está.

(The Writer)

¿Poeta, yo? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora