Pagamos con inocencia
para tener la oportunidad
de participar en el juego del amor.
Permitimos la vulnerabilidad
por el gozo de sentirlo todo,
a toda intensidad.
El primer amor,
la primera pérdida,
la pérdida del primer amor,
la ilusión de la perfección.
Perdonamos sin palabras,
nos disculpamos en actos.
Codiciamos el final perfecto,
robamos el alquiler de la mente,
apostamos con pagarés caducados.
Aun así, nos arrepentimos,
así nos amamos.
Dos extremos de una misma cuerda,
con valles y fosos y altas cordilleras.
Dormir con la preocupación,
haciéndole espacio a la ansiedad,
fingiendo que es madurez,
fingiendo que así se debe hacer.
Desenredando los nudos
antes de que cante el gallo,
agotando las mentiras blancas
se pierden nuestros corazones,
olvidamos los errores,
ignoramos el aprendizaje de la caída
y tropezamos con la cola,
la venimos arrastrando de toda la vida.
Hibernemos hasta estar listos,
nos heriremos con la indiferencia en el proceso,
el pasado será nuestro consuelo
hasta que las llamas consuman lo que no está listo.
El tiempo me susurrará al oído,
él me dará aviso,
encontraré el camino de regreso,
el invierno dejará de ser eterno.
La primera nevada será nuestro secreto,
construiremos un fuerte frente a la tormenta,
la llave dejará de ser agridulce,
el té de tus amarguras buscará mi azúcar.
Un ciclo que encontrará su comienzo,
así como decidí dejar de creerle al destino,
aunque le gano en fatalidades e imperfecciones,
es mío, es mío, eres mío.
(The Writer)
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Inspirado en "True Beauty".
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¿Poeta, yo? ©
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