CAPITULO 15

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—A la mujer que amo...

Stiles lo había dicho y Lydia se quedó en silencio, ella no dijo nada. El voltio la mirada a otro lado y regresó a sentarse en la capota del jeep, Lydia seguía procesando sus palabras, no había dicho nada, se había quedado sin palabras, permaneció en silencio, ella lo amaba, claro que lo hacía. Nunca se espero que estaría en esta situación, ella creía imposible que el siguiera queriéndola pero así era, él aún la amaba, aún después de todo este tiempo.

—Ya deberíamos irnos, está anocheciendo —hablo Stiles caminando hasta adentrarse en el asiento de copiloto.

Lydia lo miraba desde el mismo sitio donde la dejó de pie, él mantenía su vista sobre el volante, ella soltó un suspiro y camino hacia el jeep. Una vez dentro, Stiles encendió el motor y comenzó a conducir en silencio sin quitar la vista de la carretera, Lydia hacia lo mismo pero de vez en cuando le daba miradas, miradas que él no veía. Stiles paró frente a la casa de Lydia sin girarse a verla, Lydia espero un momento, buscaba las palabras pero no le salían.

—Buenas noches Lydia —dijo él ella bajó la vista a sus manos, soltó un suspiro y se bajo.

Lydia comenzó a caminar hacia su casa pero se detuvo para ver si él seguía ahí, no era así, él se había marchado.

——

Lydia permanecía repasando lo ocurrido mientras yacía recostada en su cama, ya habían pasado días, no habían hablado, Stiles no le había hablado. Ella había decidido no salir de su casa. Era viernes, Malia se había pasado a verla.

—Lydia, por favor ya deja tu encierro, hay que salir! Hace cuanto no salimos de antro tu y yo?

—No quiero!

—Por favor! Por mi —suplicaba Malia.

—Agh te odio

—No, me amas, me lo agradecerás al final —Lydia rodó los ojos.

Malia inspecciona el armario de Lydia en busca de un atuendo perfecto, iba por el cuarto que ella rechazaba, Malia estaba por darse por vencida cuando encontró EL atuendo.

—Porque trajiste esto? —dijo mostrándole a Lydia lo que encontró, está se encogió de hombro—bueno le daremos un buen uso

Ambas se encontraban arreglándose animadamente, bueno, Malia era la más animada, tanto que contaba por ambas. Malia se daba sus últimos toques de maquillaje y sonrió satisfecha, Lydia por otro lado se encontraba sentada en su cama sin expresión alguna, Malia rodó los ojos y la acercó a ella para arreglarla. Cuando terminó Lydia se miraba en el espejo. Vestía con un vestido de delgados tirantes pegado al escote y suelto al avanzar, la tela negra acaricia su piel al igual que su cabello largo y lacio tocando su espalda, el maquillaje que Malia le había hecho era suave pero hermoso, ella sonrió al verse.

—Esto no es demasiado para un antro? —dijo Lydia.

—No para al que iremos, es algo exclusivo —Lydia alzó sus cejas en sorpresa e impresión— ya estamos listas para irnos

Ambas sonrieron y pusieron camino a divertirse.

Estaban sentadas en una mesita bebiendo y mirando cómo la gente bailaba, Malia hacía algunos movimientos desde su lugar haciendo reír a Lydia que permanecía un tanto apagada.

—Vamos Lydia, venimos a divertirnos...y a beber así que por favor anímate

—Lo siento si? Tienes razón —dijo sonriéndole.

El mesero se acercó a ellas con una bebida, ambas fruncieron el ceño pues no habían pedido nada o Lydia no había pedido nada.

—Se lo manda el caballero de allá —dijo apuntando a alguien.

The red stringWhere stories live. Discover now