Continuaban caminando juntos pero en silencio. La tarea se hacía bastante aburrida y desesperante, no había nada más que hacer más que caminar. Poco a poco sentían el cansancio en sus piernas, pero para nada sentían entrar en calor: en cada paso, sus pies se hundían en la nieve para luego jalar de ellos y desenterrarlos... solo para dar un paso más; la tarea se hacía cada vez más pesada.
Caminaron sin pausas alrededor de una hora, y ya sentían llevar una rutina marcada. Carlos fue el primero en cansarse; pese a que ninguno tenía la necesidad de permanecer cerca del otro; este le pidió a André, de una manera no tan amigable, que "por favor" se detuvieran a descansar por un momento, a lo que André accedió sin oponerse a nada. Este último se dejó caer de rodillas para luego sentarse sobre sus talones, mientras que Carlos se sentó de trasero sobre la nieve abrazando sus piernas. Ambos frotaban sus palmas y soltaban sobre estas un fuerte aliento para generar un pequeño calor en sus heladas manos, pero el frío era tan intenso, que esto era más un tibio soplido que poco o nada ayudaba.
- ¡¿En d...dónde crees que...que estemos?! – preguntó Carlos.
Sentían el frío ir en aumento, tanto que los hizo empezar a tartamudear.
- ¡No...no lo sé! – respondió André.
- ¡¿E...estaremos en la Anta...tártida?! – supuso Carlos.
- ¡E...esto ni...ni siquiera se pa...parece a algo d...de la ti...tierra!
- ¡¿Y qué crees q...que d...debamos hacer?!
- ¡No...no lo sé! – volvió a responder André.
Carlos se hallaba bastante rencoroso contra el Gran sirviente, al que empezó a cuestionar sin sentir culpa...
- ¡Segu...gurame...mente ese vi...viejo nos ha m...mandado aquí a mo...morir! – supuso con total pesimismo Carlos.
- ¡No...no lo creo!
- ¡¿Y po...por qué no?!
- ¡Se...se supo...pone que ya esta...tamos muertos ¿no?! – supuso André.
- ¡¿Y no...no crees que se pu...pueda mo...morir do...dos veces?! – vaciló Carlos.
- ¡No...no lo creo! – sonrió André.
Las torpes y estúpidas acusaciones de Carlos por querer encontrar a un responsable de su propia situación, no se hicieron esperar...
- ¡To...todo esto es tu...tu culpa esclavo!
- ¡¿Po...por qué mi...mi culpa?! – preguntó André confundido.
- ¡Si no...no te hubieras escapa...pado, na...nada de esto...to hubiese pa...pasado!
- ¡Ese f...fue mi problema!... ¡Na...nadie te pi...pidió que te meti...tieras!
- ¡Claro que sí! ¡E...ese tal Anís o co...como se llame!... ¡Él nos lo...lo ordenó! – se excusó Carlos.
- ¡Y po...por lo que veo, te lo to...tomaste mu...muy en se...serio ¿no...no es así?!
- ¡Cu...cuida tu boca esclavo! ¡¿O qui...quieres que te...te la cierre de un pu...puñete?! – advirtió eufóricamente Carlos.
- ¡Mejor ciérrala tú g...gordo idiota!
Carlos se transformó en una bestia encolerizada frente a la respuesta de André, por lo que este último... arrepintiéndose de sus palabras, pero con su respectivo "orgullo" que le impedía pedir perdón, se puso de pie en un solo brinco y empezó a huir de Carlos tomando como vía de escape el mismo camino que habían estado siguiendo en sentido del viento. Carlos también hizo lo mismo y empezó a perseguirlo con más rabia que de costumbre. La distancia que separaba a André de su perseguidor era un poco menos de 10 pasos.
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Donde los deseos nacen // MADLV (2da. Parte)
FantasySegunda parte de la saga "Más allá de la Vida" Después de los trágicos sucesos ocurridos en el valle donde vivió, André finalmente encuentra un momento de paz junto a su padre, siendo ahora ambos responsables de un trabajo muy especial en el 'cielo...