XI. Mientras los ángeles esperan (Pt. 2)

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Tras pasar horas y horas jugando entre carreras, un riachuelo y árboles; todos los niños incluyendo a André, se encontraban finalmente cansados, por lo que decidieron sentarse todos juntos bajo un inmenso árbol con la vista puesta hacia uno de los horizontes, la vista era hermosa: se podía observar a un radiante sol ocultándose tras unas colinas a lo lejos, haciendo que el cielo se tornase de un color anaranjado... y el hecho de no sentir ningún típico viento helado que suele correr en un ambiente así, hacía del momento algo mucho más majestuoso. Sintiendo un pequeño lazo de confianza, André preguntó abiertamente a aquellos niños...

- Alguno de ustedes me puede decir ¿cuánto falta para poder ver a su padre?

Una de las niñas respondió con total inocencia...

- Es que en realidad no lo sabemos André.

- Por favor... ¿Cómo pueden no saber? – preguntó André creyendo que no querían decírselo.

- A decir verdad, tampoco sabemos en qué momento aparecerá – añadió otro niño.

- ¿Qué?... ¿aparecer?, no entiendo – André se hallaba más confundido que antes - ¿cómo que "aparecerá"?, ¿no se supone que estamos yendo a verlo?

- No, nada eso – dijo otra niña con total calma.

- Pero... ¿qué? – André hacía varias pausas por la confusión – y entonces... ¿a dónde nos estamos dirigiendo?

- A ningún lado – respondió un niño Arní.

- Pero... entonces ¿por qué hemos estado caminando tanto? – cuestionó André.

- Es que estábamos aburridos – admitió el mismo niño.

Dichas palabras le fueron tan absurdas a André, que sin saber cómo reaccionar, empezó a reír sin parar, a lo que los demás niños empezaron a reír con él sin saber por qué...

- ¿De qué nos reímos? – preguntó una de las niñas.

- De todo – respondió André sin dejar de carcajear.

Ya recobrando la calma, André trató de preguntar para aclarar...

- Entonces... ¿todo este tiempo hemos estado caminando para no aburrirnos?

- Pues sí – afirmó un niño.

- ¿Y no saben dónde está su padre? – preguntó André.

- Pues no – respondió otro de los niños sin mostrar importancia.

- ¿Y tampoco saben en qué momento aparecerá? – volvió a cuestionarles.

- Tampoco – respondió una de las niñas.

- Entonces ¡¿qué debemos hacer ahora?! – preguntó André con desesperación.

- Pues esperar – respondió calmadamente otro niño.

La situación ya le era bastante extraña; todos continuaban sentados en el pasto observando el imponente atardecer, pero André empezó a mirar hacia todos lados esperando ver a "Él Señor" acercándose por algún lado, pero nada, solo podía ver pasto y más pasto. Al darse cuenta de que no había visto a nadie más en este lugar aparte de los niños, André les preguntó...

- Y ya que no saben dónde está su padre... ¿no tienen miedo?

- ¿Miedo de qué? – preguntó uno de los niños.

Donde los deseos nacen // MADLV (2da. Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora