X. El Ángel de los caídos (Pt. 2)

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Pascual ayudó a ambos a niños a salir de su entierro; André pudo notar a lo lejos la figura de una hermosa mujer cuya presencia deslumbraba. Pese que aquel desierto de nieve en el que se encontraban era apenas visible, pues aparte de la nieve, la oscuridad también era algo que lo caracterizaba; la presencia de aquella mujer aportaba una singular visibilidad al lugar...

- ¡Al fin decidió aparecerse! – exclamó Pascual.

- ¡¿Ella es el ángel del que hablabas?! – preguntó Carlos sorprendido.

- ¡¿Acaso te imaginabas un oso polar, gordo?! – preguntó Pascual con sumo sarcasmo.

André también se hallaba bastante sorprendido por la presencia del ángel; a diferencia de personajes como el mayordomo, Arní o hasta del hombre bufón que se le presentó cuando fue una montaña, y que el mismo André lo había caracterizado como un ángel, aquella mujer tenía una apariencia mucho más especial: a simple vista lucía como una persona normal, pero añadida a su espalda unas grandes alas como las de una paloma blanca; estaba vestida con una gran túnica alba como las nubes, era de cabellos largos y oscuros, era sumamente bella y tenía el aspecto de una persona joven y delicada, pero mantenía un rostro tan cabizbajo que denotaba la más grande tristeza que André había visto en alguien. André pudo notar a muchas personas acercándose desde diferentes direcciones; solo tenía conocimiento de ellos debido a que Pascual se lo hizo saber, pero nunca antes los había visto. Todas esas personas empezaron a reunirse hasta donde dicho ángel se encontraba...

- ¡Vayamos a ver más de cerca! – sugirió Pascual.

Carlos y Pascual empezaron a correr rápidamente hacia donde el ángel se encontraba, mas André lo hizo pausadamente y casi cojeando. De pronto, aquella mujer empezó a hablar con un tono de voz lo bastante alto para que hasta el más lejano la pudiese escuchar sin ningún problema; ella saludó extrañamente...

"Bienvenidos sean nuevamente todos los caídos a otra oportunidad de enmendarse..."

Mientras continuaba acercándose poco a poco, ya casi a unos cincuenta pasos de donde las personas se aglomeraban para presenciar al ángel, André pudo notar que la cantidad de personas en este lugar eran alrededor de mil; le parecía extraño pues pensaba que podrían haber sido más. El ángel continuó con sus palabras...

"...Ojalá todos hayan aprovechado este tiempo para meditar en sus acciones y del por qué llegaron hasta este lugar... y así puedan lograr encontrar el más importante significado de vida..."

Por lo que André había escuchado de Pascual, se había imaginado todo este tiempo, que aquel ángel expresaría unas palabras que advirtieran más competitividad que otra cosa, pero todo daba alusión a algo espiritualista. André observaba que en aquella multitud, se encontraba una variedad de personas muy similar a la del barco, pero no había más niños que Carlos y él. Irónicamente, podía notar a muchas de estas personas flexionar las piernas, y realizar algunos estiramientos de cuerpo como previas a un gran deporte, ni siquiera parecían estar prestando atención a lo que la mujer estaba diciendo. La nevada ya casi estaba desapareciendo...

"...Una vez más serán puestos a prueba: aquellos que logren encontrar la fuente de calor, antes de que el último copo de nieve caiga... serán liberados de su penitencia... "

De pronto, una gran luz dorada a lo lejos, por detrás de las montañas, empezó a surgir como una gigantesca lámpara. Apenas André logró llegar hasta donde la multitud se había reunido cerca del ángel, todos empezaron a correr hacia aquel resplandor. Pudo ver también a Carlos y Pascual correr como en una competencia, y hasta eran ellos los que llevaban la delantera. 

Donde los deseos nacen // MADLV (2da. Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora