Keira y Thor, primogénitos de los reinos de Asgard y Wylfgard están destinados a comprometerse. Claro que, aún no lo saben.
Advertencia: todo tema de "Wylfgard" es de mi autoría. No es ni de los cómics ni de la mitología.
A los seis años los wylfgardianos aún no desarrollaban sus poderes. Era puro combate de cuerpo y armas. Si había posibilidades de perder era en esta batalla.
En total Keira debía librar cuatro batallas para proteger su título. Ésta era la primera, en cinco años la segunda, cinco años después la tercera y una día antes de su coronación la última.
Keira sostuvo con fuerza su lanza, no llevaba más protección que su escudo, el cual no era muy diferente al de los otros, por la equidad. Comenzó a sudar frío. Dejó de temblar cuando tocaron la puerta.
—Adelante.
—Tiene visitas, princesa —anunció una de sus doncellas—. ¿Les permito el paso? Son los hijos del Dios Odín.
—Claro que pasen.
Thor y Loki atravesaron la puerta. Vestían gorros con el nombre Keira en sus cabezas, Keira sonrió. Los ojos de Thor brillaron al ver su lanza, él quería un arma.
—Vaya —suspiró.
—No te preocupes si no ganas —dijo Loki—. Ya hemos acordado una invasión inmediata si se atreven a vencerte.
—Yo pelearé por ti Keira —ofreció Thor—. Los derrotaría con los ojos vendados.
—Agradezco sus palabras amigos —dijo Keira—. En especial a ti a Thor, pero pelearé mis propias batallas.
—Si insistes —Thor se encogió de hombros, y estaba pronto a retirarse pero Loki lo tomó por el antebrazo y le dedicó una mirada nerviosa.
El niño rubio gruñó, regresó sus pasos y se posicionó frente a Keira, ella lo miró expectante.
—Os deseo la mejor de las suertes, princesa Konnorson —Thor se inclinó y pidió su mano. Keira se la ofreció nerviosa, Thor tomó su mano y la besó—. Me han obligado, no me mires así.
—Me disculpo, pasa que no me bañé hoy —Le dijo Keira.
Thor se zafó de la unión y se alejó con una mueca.
—¡Vamos, Thor! ¡Ríete! —Keira rio y Loki se le unió, pero la princesa no dejó pasar esa oportunidad—. ¿Y tú Loki? ¿No me desearás suerte? —Keira alargó la mano.
—No tienes tanta suerte —sentenció Loki—, nos retiramos.
—¡Gánales Keira!
Y los príncipes se marcharon, le permitieron a Keira prepararse para su día largo lleno de batallas por ganar.
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