Desamores | 1.7

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Wylfgard,
16 años de edad

Después de la batalla hubo una cena de celebración. La mesa de honorarios, la familia de Keira y la de Conrad estaban presentes. Los adultos hablaban, pero Keira no podía dejar de pensar en algo.

Sus pensamientos se alejaron cuando vio a Conrad sentado solo, no estaba comiendo ni platicando con nadie. Keira formuló una hipótesis en su cabeza:

Desde muy temprana edad supo que Thor nunca correspondería sus sentimientos, por suerte solo fue un enamoramiento de niños fugaz. A partir de entonces no vio a nadie más de manera diferente hasta que tuvo ese momento íntimo con Loki en aquella práctica, pero resultó que el chico solo le había engañado para ganar la batalla, así que pensó, "¿Seré atractiva para alguien alguna vez?"

Con esa pregunta rondando en su cabeza, fue junto a Conrad. El chico no le gustaba para nada, pero quería saber si alguna vez alguien tendría interés en ella.

—Felicidades princesa —saludó Conrad—, ha estado fenomenal en la arena.

Keira sonrió. —Aprecio su halago, usted también lució sus habilidades.

El chico se limitó a asentir. ¿Estaba nervioso? ¿Sería porque gustaba de ella o porque estaba incómodo? Ella quiso saber.

—¿Gustaría acompañarme a caminar por los jardines?

Esta vez no tendió la mano, aún recordaba el momento incómodo que tuvo con Thor hace algunos años. El chico parpadeó y reflejó confusión en el rostro, miró hacia los lados y finalmente asintió.

Conrad siguió a Keira, su familia había alguna vez ocupado el trono, así que sabía que era conveniente ofrecerle el brazo a la princesa. Keira entrelazó su brazo con el de él con entusiasmo.

Caminaron y conversaron un buen rato hasta que decidieron tomar asiento en una banca junto a la fuente.

—Si soy honesto, yo jamás quise el trono —comentó Conrad—. No se confunda, combatí con todo mi poder, pero no creo concursar en el último torneo del heredero.

—Muchos quisieran tener las oportunidades que tú tienes, Conrad. Si ser Rey no es lo que que quieres, entonces ¿qué es?

Conrad sonrió, —Yo quiero libertad, deseo una familia, un amor sin ataduras. Sobretodo quiero no tener que hablar propiamente todo el tiempo.

Una carcajada se le salió a Keira, fue tan gracioso que a Conrad no le ofendió la reacción.

Supo que era el momento.

Keira acomodó el cabello de Conrad y dejó su manos acariciando su mandíbula. Se fue acercando lentamente a él. El chico no entendió lo que sucedía hasta que tuvo a Keira muy cerca y con los ojos cerrados, fue entonces que Conrad se apartó.

—Me disculpará princesa, no me gustan sus atrevimientos.

Hizo una pequeña reverencia y se retiró.

Algo dentro de Keira se rompió. Sus predicciones quizá eran ciertas. Quizá ningún chico alguna vez se fijaría en ella. Le dolió tanto que comenzó a sollozar.

Quédate conmigo | Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora