Tragedia | 2.1

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Asgard,
20 años de edad

Todos se encontraban en la mesa. Odín, Konnor y Frigga se encontraban platicando sin que a Loki, Thor y Keira les interesara en absoluto.

Desde el inicio de la cena, desde que Keira pisó suelo asgardiano, no le había dirigido la palabra a Loki. Solo se lanzaban miradas sin saber qué significaban. Thor, tan distraído como siempre, no notaba la tensión que había. Keira se distraía de vez en vez y comía lento para no hablar.

Una vez todos terminaron la comida, Odín se aclaró la garganta:

—Querida Keira —comenzó. Keira se dispuso a prestar atención con una sonrisa amable, todos miraron a Odín esperando por sus palabras—. Sabrás muy bien que siempre has pertenecido a esta familia. Asgard te respeta y aprecia no solo por ser la princesa y heredera de Wylfgard, sino también por ser una joven preciosa y ejemplar.

—Aprecio sus palabras Rey Odín —respondió rápidamente Keira antes de dejar continuar a Odín.

—Hoy te digo princesa Keira, que no hay mejor prospecto a reina de Asgard que tú.

Thor se atragantó, Loki realmente ya se lo esperaba y Keira no podía creer lo que escuchaba.

—Keira Konnorson, siempre has pertenecido a esta familia, pero ahora pertenecerás por lazos más fuertes que una amistad. Hoy te digo, que una vez gano tu cuarto torneo del heredero, consagrarás lazos de matrimonio con mi primogénito Thor, te convertirás en reina de Wylfgard y a su vez en reina de Asgard.

Ahora todos las miradas fueron a Keira. Todos esperaban su respuesta. Pero la mirada de la princesa se centró en uno solo: su padre.

Se esforzó por no parecer decepcionada y no sabía si lucía ojos rojos. Loki tuvo razón todo el tiempo. Y no es que tuviera opciones, era matrimonio o guerra con Asgard. Y sus opciones se reducían a matrimonio o matrimonio.

El Rey Konnor desvió la mirada, no soportaba ser testigo de esos ojos de decepción que proyectaba su hija. ¿Estaría su difunda esposa Delza decepcionada también? ¿Pero que más podía hacer él? Wylfgard no soportaría una guerra.

Keira sonrió a como pudo al ver que Thor no mostraba reacción en contra, ni siquiera mostraba reacción alguna.

—Es un honor escuchar palabras tan hermosas —respondió con apenas un hilo de voz—. Acepto el acuerdo diplomático que me presenta, pero también prometo ser y hacer feliz a su hijo.

Cayeron lágrimas.

Unas de Felicidad.

Otras de tristeza.

No hacía falta averiguar quién sentía qué.

Quédate conmigo | Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora