Cuando no debo | 1.9

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Asgard,
18 años de edad

Después de terminar sus deberes, Thor y Loki se dirigieron a la estancia del palacio pues había sido avisados de la visita de Keira.

Al llegar se toparon con una gran pelea, ¿quienes peleaban? Keira y Sif.

La chicas se encontraban en un duelo que podrían pasar por un duelo a muerte, por lo que, los hermanos se apresuraron a separarlas: Thor tomó a Keira y Loki a Sif.

—¡Sueltame, Loki! Dejame acabar con ella.

—¡Yo acabaré contigo primero! —respondió Keira con una furia jamás antes vista en ella.

—Princesa, ¡Calma, calma! —decía Thor mientras la sostenía en el aire a duras penas.

—Sif, no vale la pena —intentó ayudar Loki pero esto enfureció más a Keira.

Keira paró de revolverse entre los brazos de Thor cual pescado, paró de pelear, solo se enderezó y sacudió su ropa.

—¿Así que no valgo la pena?

—No me refería a eso —murmuró Loki.

Thor estaba preparado para atrapar a Keira si se decidía a atacar, pero la chica se dio la vuelta; Thor bajó la guardia. Entonces Keira se giró de nuevo y corrió tras Sif, a Thor no le dio tiempo de detenerla, Loki se interpuso pero Sif fue la que lo empujó fuera del camino.

Keira sabía que Sif no sería capaz de resistir sus habilidades natas de wylfgardiana y sabía que usarlos contra ella sería muy bajo e injusto pero estaba más que enojada.

Así que hizo lo impensable, eligió una fuerza Natural: la fricción, y con delicadas maniobras de manos la contrarrestó haciendo chocar a Sif contra la pared, y la chica no pudo hacer nada. Pronto Thor y Loki la interceptarían pero antes de que lo intentaran, Keira jugó con la fuerza gravitacional de la estancia.

Los cuerpos de Thor, Loki y Sif vagaron por el aire como en el mismísimo espacio abierto, sin fuerza gravitacional, no había qué para mantener las cosas en su lugar. Todo voló por los aires.

—No sabes de lo que soy capaz —le dijo a Sif.

Keira caminó fuera de la estancia, y una vez ella fuera de la habitación, la fuerza gravitacional se restauró. Los tres cuerpos y algunos adornos y muebles cayeron al suelo en un estruendo.

Lo primero que hizo Loki al caer fue correr tras Keira, pero no se logró acercar mucho. Con otro movimiento de manos Keira hizo parar a Loki.

—Di lo que tengas que decir, pregunta de lo que quieras respuesta —habló Keira, sin poder mirarlo.

—¿Qué haces? ¿Por qué no me puedo mover? —preguntó él.

—Quité la fuerza de los músculos que te permiten el movimiento. No quiero que te acerques.

Loki frunció el ceño sin comprender del todo, pero después profundizaría en el tema de la fuerza, ahora debía resolver otra cosa.

—¿Por qué? Keira sé que estás molesta y que es imprudente de mi parte insistir pero ¿te gustaría explicar lo que pasó allá?

Keira encaró a Loki pero mantuvo distancia. Unas lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos ahora rojizos por todos los sentimientos acumulados en su interior.

—Si, estoy molesta. No solo estoy molesta, Loki. Estoy avergonzada. Y estoy molesta por estar avergonzada y avergonzada por estar molesta. Y estoy celosa, y siento envidia cuando no debo, pero es que también estoy enamorada. Enamorada de ti.

Parpadeos fue lo único que recibió como respuesta.

—No pretendo justificar mis malas acciones, es mera descripción. Sif me habló de su relación. Yo me salí de control.

—No sabía sobre tus sentimientos Keira. Debí ser más precavido, pero sí, mantengo una relación con Sif. Lamento sinceramente no poder ofrecer más que una amistad.

Keira se acercó al principe.

—Deduciré que no tienes ningún sentimiento por mi —dijo, con una mirada triste.

—No responderé, si me permites.

Keira asintió sin ánimos, y se fue.

Quédate conmigo | Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora