Un buen lugar | 1.3

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Asgard
10 años de edad

Todos se encontraban reunidos en el gran comedor. Odín, Frigga, Thor, Loki, Konnor y Keira; el platillo principal: un animal sagrado de Asgard que habían preparado especialmente para los visitantes.

—¿Cuándo los tendremos de visita por Wylfgard? —preguntó Konnor, único gobernante de Wylfgard, a Odín y Frigga—. ¡Oh, mi quería Frigga! A Delza le hubiera encantado enseñarte su colección de plantas venenosas, estuvo mucho tiempo obsesionada con eso.

—Mi hermosa amiga Delza, en paz descanse —habló Frigga, con una mano puesta en el pecho—. Ella siempre se obsesionaba con chatarra, que no es tan chatarra ahora. Justo ahora necesito de esos recuerdos.

—Programaremos una visita —respondió Odín a Konnor—. Thor lleva insistiendo en volver, quedó fascinado con su última visita.

Thor casi escupe su caldo, pues Odín estaba poniendo palabras en su boca otra vez. No hace mucho, le dijo a Keira que él había dicho que se veía hermosa ese día, la niña se sonrojó como loca. ¿Por qué hacía tal cosa Odín?

—Me encantaría volver —dictó Loki con brillo en sus ojos—. En mi breve visita logré observar a pueblerinos con admirable manejo de la magia. Leí que ningún poder en Wylfgard es el mismo, seguro podré aprender de todo un poco.

Una sonrisa invadió el rostro de Keira. La atención de Konnor fue robada por el comentario de Loki.

—¿De verdad? —habló Konnor—. Pareces informado, principe Loki Odinson ¿Dónde has leído eso?

—Un libro de su reino, señor "Un paseo por la historia wylfgardiana", escrita por...

—Kraus —terminó el Rey Konnor—, antiguo soberano de Wylfgard, mi padre. Son siete tomos, ¿los has leído todos?

—Me temo que no —confesó Loki con pena—, el sexto me obsesionó y comencé otra de sus obras.

—Me sorprende que hayas pasado del quinto. Ese viejo loco comenzó a divagar y exagerar después de ese ejemplar —Pasó su mirada a Odín—. Tu hijo me ha impresionado, un buen lugar lo estará esperando en el próximo torneo del heredero.

Loki sonrió y buscó una felicitación en su padre, Odín fingió una sonrisa. Le enorgullecía la inteligencia de Loki, pero Thor debía ser quien ocupara ese lugar.

—Me perdonarás Konnor, pero Loki no estará presente ese día. Lo mejor es que Thor ocupe ese lugar —sentenció Odín.

Tanto la sonrisa de Konnor como la de Loki se borraron. Thor comprendió las intenciones de su padre y se levantó de la mesa, llamando la atención de todos los presentes.

—No Padre —dijo, sin un pelo de miedo por enfrentar al poderoso Odín—, mi hermano merece ese lugar, yo no. Cuales sean los deberes de Loki ese día, yo los cumpliré.

—Eso no está a discusión, Thor —dijo Odín con el ápice de calma que le quedaba.

—¡Me niego! No voy a permitir que le quites eso a Loki.

Frigga se levantó, —Thor, hijo. Te acompañaré a buscar el postre.

La rabia consumía a Thor, sin embargo, no podía discutir con su madre. Frigga caminó hasta él, le tomó la mano y lo alejó del ambiente tenso que se había creado en el comedor.

—Odín, ¿podemos hablar? —preguntó Konnor, y pronto, los dos personajes abandonaron también el comedor.

Eso dejó a Keira y Loki sentados uno frente al otro en completo silencio. El Dios no pudo resistir la impotencia que sentía en su interior y se levantó. Keira se apresuró a alcanzarlo, llegó a él cuando ya habían cruzado la puerta y se encontraban a la mitad del pasillo.

—Loki que no te afecte. Eso no significa que no iras a Wylfgard. Mira el lado positivo, no te agradó mucho el último torneo, ahora no tendrás que pasar por eso.

Loki intentaba contener las lágrimas, de verdad lo hacia, pero todo parecía siempre ir en su contra. Se giró hacia Keira enfadado, pero sin liberar toda la molestia que sentía.

—Ese no es el punto, Keira. El problema es que Padre siempre se lo dará todo a Thor, ¿no te has dado cuenta? Siempre hablar de Thor, de sus logros, metas, responsabilidades y en realidad cada acción aunque sea absurda. ¿Qué pasa con lo que yo hago para enorgullecerlo? ¡Siempre hace lo mismo! Forza una sonrisa y desvía el tema a Thor —Los puños de Loki se apretaron y chispas de magia saltaba—. Estoy harto de esto.

—Calma —le pidió Keira—, tus manos.

Loki bajó la mirada y vio lo que su rabia provocaba. Si bien había aprendido magia de sus libros, nunca había presenciado el espectáculo que hoy daban sus manos. Estaba por sonreír pero vio la preocupación de Keira, ¿o sería miedo?

Intentó relajarse, —Me voy, y no me sigas por favor. No me gustaría descargar mi ira en ti.

A pesar de que Keira deseaba insistir, decidió que lo sabio era guardar su distancia, darle tiempo a Loki para reponerse.

Tuvo que dejarlo ir.

Quédate conmigo | Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora