Ganar las batallas | 1.6

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Wylfgard,
16 años de edad

El tercer torneo del heredero se celebraba y Keira ya no era la favorita.

En el último torneo a sus 11 años de edad, había perdido el derecho al trono cuando sus poderes se bloquearon y no fue capaz de utilizarlos durante la pelea.

Los últimos dos años los había utilizado para mejorar sus habilidades, igual porque al enterarse su padre de la pelea con Thor, le prohibió pisar Asgard hasta que aprendiera a controlarse.

Keira entró a la arena. A pesar de ya no ser la heredera muchos aclamaban su nombre y la apoyaban, aunque solo fuera por el apellido que llevaba.

Su último contendiente era Conrad Ferryson, descendía de la familia noble que había ocupado el trono antes que familia de Keira. Era un muchacho poderoso.

Él entró, varios gritos salieron del público. Su apellido resonaba al unísono gracias a miles voces de los espectadores, era increíble. Se posición enfrente de ella.

Las campanas aullaron.

La batalla había dado inicio.

Keira había tomado dos lanzas que al unirse se convertían en una mas grande. Estaba hecha de un metal propio de Wylfgard. Conrad se había hecho de miles de cuchillas que escondía por todo su cuerpo.

El chico lanzó tres cuchillas que fueron fácilmente detenidas por Keira. Ella lanzó golpes que él detenía con pulseras metálicas de batalla que cubrían su antebrazo.

En su último movimiento, Keira logró golpear la mandíbula del chico. Su mirada se ensombreció mientras se acomodaba la mandíbula en su lugar. Sus pupilas brillaron reflejando en poder que pronto utilizaría.

Keira volvería a atacar, sin embargo, la distancia que había entre los dos combatientes de pronto se alargó, el suelo comenzó a moverse y sintió el cielo caer sobre su espalda.

Conrad debía estar alterando la realidad a los ojos de Keira.

La chica se tambaleó hasta que cayó al suelo. Con sus uñas intentó aferrarse al concreto para no caer al abismo que Conrad había creado en su cabeza.

Era difícil concentrarse con locuras ocurriendo a tu alrededor, Keira sentía que la cabeza le explotaría.

Lo peor de todo era que el público solo veía a Keira retorciéndose de dolor en suelo sin saber qué ocurría realmente en su cabeza. Era humillante.

Keira cerró los ojos, la realidad visual se detuvo pero pronto comenzó a escuchar quejidos, gritos y muchos otros sonidos atemorizantes. Se llevó las manos a los oídos para amortiguar los ecos.

Se cansó, enfureció, enloqueció.

La princesa golpeó el suelo con su puño. Al primer golpe una pequeña ráfaga empujó a Conrad pero no lo suficiente como para distraerlo. Golpeó el suelo con más fuerza, la piel de su mano se desgarró pero ella no sintió nada; la ráfaga mandó a volar a Conrad y las visiones se detuvieron.

Se puso de pie aunque seguía mareada. Conrad en el suelo. Se acercó a él. Extendió los brazos hacia los lados acumulando la fuerza que había a su alrededor y finalmente dejó salir todo su poder sobre el chico.

La campaña sonó. Y Keira había ganado.

Quédate conmigo | Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora