Ilusión | 2.0

7.9K 1K 79
                                    

Wylfgard,
19 años de edad

Keira se encontraba en su habitación por la noche después de un largo día. Terminaba de firmar y leer algunas peticiones de los ciudadanos cuando escuchó un saludo.

Un simple saludo era tan poderoso como parar hacerla saltar de su asiento y tan poderoso como para decir que había sido un buen día después de todo. Y no era solo porque no lo había visto en un año.

—¿Loki?

Él estaba ahí, solo. Al umbral de las puertas del balcón.

—¿Me odias?

Después de todo ese tiempo, que por cierto para quien vive más de 5000 años no era mucho, cruzaba mundos solo para preguntar aquello.

—¿Discúlpame?

Los gestos de Loki eran duros y a la vez cálidos, —¿Me odias?

—¿Por no amarme? Claro que no, Loki. ¿Qué te hace pensar eso?

—¿Qué no me hace pensar eso? Cada día y cada minuto después de esa vez no pude dejar de preguntármelo, de sentirme un patán. Sinceramente temía ser un patan como Thor. La diferencia es que yo si te quiero. Quizá eso me hace más patán.

—Loki, ¿Qué haces aquí?

Un semblante de duda se incrustó en él, Keira sospechó pero supuso que era simple nerviosismo.

—Te digo que te quiero. Quiero que sepas que no fue por mi, porque aunque terminé mi relación con Sif segundos después de que te fuiste, lo nuestro es imposible.

—No comprendo.

—Tú y Thor contraerán matrimonio. Tarde o temprano. Es su destino.

—Es mentira.

—Soy el Dios de las mentiras, y aunque no lo creas solo mentí no amarte. Fue mi único error, mi único engaño. Y sin embargo el mas grande. Esto no lo es.

—No Loki —Keira negaba con la cabeza—, mi padre y yo siempre hablamos sobre mis elecciones. Él siempre me dio la opción. Él jamas haría algo así, eso iría contra los valores de nuestro mundo.

—Keira, por favor... cree en mi.

Era doloroso. Para ambos. Ni mas ni menos. El corazón de Keira se achicaba con cada palabra de Loki. Y quizá si podría creerle pero no quería.

—Por favor... —murmuró Keira—. Por favor dime que estás aquí y no es solo otra de tus ilusiones.

Sabía muy bien la respuesta. Ella intentó acercarse y por reflejo Loki retrocedió. Él no estaba ahí, nunca estuvo, era tan solo una ilusión. Algo se rompió.

—Keira, yo estoy...

—¡Y así quieres que te crea! ¡Fuera! ¡No quiero verte más! Ni en ilusión ni en persona. ¡No podrás poner pie Wylfgard sin ser arrestado y yo no iré más a Asgard!

De último recurso, entre lágrimas Keira tomó el primer objeto que encontró y lo arrojó hacia el principe. Este lo atravesó y su imagen se descompuso hasta desaparecer.

Quédate conmigo | Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora