Vanessa
¿Que alguien le recuerde porque la monarquía cuenta con su propio hospital?
Si. Porque están locos de remate.
Sin duda perdió su lugar de trabajo. Para Vanessa es imposible distinguir entre los periodistas y los animales salvajes, todos peleándose por dominar su territorio: bufando, gritando y haciendo movimientos extraños con sus cámaras solo para ganar un lugar y tomar una buena fotografía del príncipe rebelde.
— Desocupen el área, ¡Es una orden! — ordenaron los guardias del príncipe tratando de hacer que la gente retroceda.
Los guardias de la monarquía son intimidantes y no dudarían en hacer cualquier cosa por proteger su ciega lealtad al príncipe. Éstos hombres entraron por la puertas principales intimidado a las personas por su vestuario completamente negro. Sería una pena que las personas de la revolución francesa despertarán en el futuro y se dieran cuenta que todo su trabajo por derrotar a la monarquía no sirvió de nada, porque en el siglo XXI existen príncipes arrogantes y monarquías que no sirven de nada.
El príncipe entró al hospital custodiado por más guardaespaldas, las personas que estaban en la misma sala lo llaman queriendo llamar su atención, pero él no les hace caso, ni siquiera los mira, su falta de interés solo demostró su petulante actitud y arrogante modo de actuar. Él se veía normal, como siempre, con su típico aire aristócrata que tanto lo caracteriza, desde lejos pude notar que su camisa estaba completamente manchada de sangre al igual que algunas partes de su cara, pero no es algo grave.
— Él príncipe es tu paciente — escuchó detrás de ella. Angus la miró serio, sabía que solo ella podía hacer tan difícil trabajo. También está consciente de su odio hacia las monarquías pero tenía que arriesgarse.
— ¿Porque me haces ésto? Eres el director y sabes que tienes a muchos doctores ansiosos por atender al príncipe y llévarse el reconocimiento, conoces mi manera de trabajar en solitario y él trae consigo a toda esa gente, ¡Además no soy fan de la monarquía, me vuelven loca! —
— Lo se y te entiendo, pero hasta tú sabes que eres la mejor doctora de este hospital, ellos me exigieron que buscara al mejor y tu encabezas la lista, necesito que lo atiendas ¡Vamos, que tus premios valgan la pena! — Término su comentario y se arregló su bata antes de comenzará a caminar — De hecho ya te esta esperando en tú consultorio —
¡Traidor!
Su consultorio esta custodiados por los guardias, sería poco decir que la examinaban como si fuera una terrorista. Con su sexto sentido de doctora supo que el príncipe no se encontraba grave y decidió hacerlo esperar. Si ella esperaba en su propia casa, a él no le pasaría nada si también esperaba un poco...
Arreglo su bata antes de entrar a su consultorio solo para encontrarse con la imagen menos esperada. Su consultorio no es un motel. Y ahí estaba sentado al fondo de la habitación con una chica encima de él abrazándolo. Es que ella no piensa que puede lastimarlo.
¡Pero claro, el amor cura hasta los peores dolores!
Fue muy ruidosa al cerrar la puerta e interrumpir la sesión calurosa entre su paciente y su... Bueno pues la chica. Él príncipe creyó que su día no podía ir peor, de entre todos los médicos tuvo que atenderlo la una doctora que la miró con cara de odio. El sentimiento debe de ser mutuo, porque ambos se muestran retadores entre sí. Alexander aburrido de aquella fácil chica la alejó bruscamente haciéndola tambalear en sus altas zapatillas.
— Disculpa, necesito comenzar con la consulta —
Vanessa sólo se enfoco en su trabajo, pero no puede ocultar la gracia que le causaba ver estos casos de amor perdido.
— Me ha hecho esperar 5 minutos, hice que contarán el tiempo — dijo el principe de repente.
Sus palabras cortan el frío y tormentoso silencio, su voz es ronca y profunda. Vanessa se giró para mirarlo bien por primera vez. Es un hombre muy atractivo, demasiado para el gusto de ella, cabello rubio y sedoso, combinado con un perfecto rostro, pero lo que llama más la atención son sus ojos de un azul muy extraño.
¡Es el típico príncipe cliché!
— Tengo pacientes que esperan más de una hora, y usted está de suerte, solo ha esperado 5 minutos, que afortunado. No debería de quejarse — le sonrío para crear un aura de confianza, es lo que hacen los médicos — Además dicen por ahí qué las mejores cosas llegan tarde —
Vanessaa se acercó al escritorio para registrarlo, pero la hace sentir incomoda, no porque la miré, sino porque esta revisando cada cosa de su consultorio y eso es demasiado privado.
— Bueno ¿Como se llama, alteza? — preguntó ajustandose las gafas.
Él la mira como si fuera la pregunta más estúpida que jamás le hubieran preguntado en toda su vida, y quizá tenga razón, en la actualidad todos saben su nombre, ya que todos los días sale en la televisión.
— Alexander, Andre, Albert, Aldous II, De Tudor — lo dice muy orgulloso y en un tono de voz perfectamente calculado y educado.
— Perdona, ¿Pero, como quieres que te llame? — con un solo nombre es mas que suficiente. Por primera vez desde que entro al consultorio le vio esbozar una pequeña sonrisa, pero muy pequeña.
— Alexander — Le sonrió levemente cuando se acercó a curarle sus heridas. Aquel príncipe es un adonis perfecto. Vanessa suspiró dispuesta a comenzar a hacer su trabajo. Tomó la silla mas cercana y se sentó delante de él.
— El corte en tu frente es superficial, tuviste suerte porqué la cabeza es un área delicada, con un bandita estará bien y no te quedará cicatriz — pasó un algodón con alcohol suavemente por su frente retirando los rastros de sangre seca. El corte esta en el lado derecho de su frente está es la herida causante de qué la sangre bajará por su mejilla y llegará hasta su cuello. Pero no explica la sangre de su camisa, quizá esa es del otra chico en el auto. Posiblemente arriesgo su vida para salvarlo.
— Ahora si me permites ver tu brazo derecho, ya que aún con tu camisa puesta, puedo notar la sangre, por favor —
Cuando despegó la tela con sangre de la piel de su brazo el no hizo mueca de dolor alguno, es más, giró su cabeza levemente para no distraerse con su musculoso pecho. ¡Ser doctora tiene sus beneficios! ¿Que otra mujer podrá verlo así como ella? ¿Que otra le ordenará hacer las cosas, sino, solo su doctora?
No cabe duda que en la monarquía los enseña a fingir muy bien.
Dentro de toda su perfección se percató de una serie de pecas que están sobre sus hombros muy pequeñas y doradas, casi imperceptibles; ahora comprende porque las chicas están locas por él.
Cuando terminó su trabajo, hizo su receta para el príncipe, pero cuando se giró para dársela, él ya no estaba en el consultorio y un guardia tomo la receta
— Esta terminado, recuerdale que debe tomar tus medicamentos para el dolor y si siente alguna molestia, no importa que sea un pequeño dolor, debe venir conmigo, aquí al consultorio —
¡Que incómodo! ¡Se fue sin dar las gracias, lastima que sea un príncipe sin educación!
— Hey, cariño —
Aiden, cerró la puerta después de que tuviera que esperar a que saliera el harem de guardaespaldas. Él se acercó al escritorio y dejo caer un par de sobres en el escritorio de cristal.
— Tenemos que hablar de un caso muy difícil, de hecho él, es el paciente grave, toma la radiografía, quiero tu opinión — Tomo la radiografía y la levantó hacia la luz para verla mejor, este chico debió de ser el primero en llegar al hospital. — Bueno... esto no me gusta, será una operación muy difícil, pero no esperemos más, ¡Vamonos ya! —
— ¿No querías irte?
— No, ésto se está poniendo muy divertido — le dijo antes de salir.
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THE PRINCES BRAIN [ Saga MÉDICOS parte 1]
Teen FictionVanessa es una reconocida doctora, es feminista y liberal, eso cree hasta que a su consultorio llega un paciente muy peculiar, como por ejemplo el futuro rey de Inglaterra. The Prince Brain, saga médicos Libro 1 No se aceptan ningún tipo de adapt...