Vanessa
Vanessa cree que el amor siempre nace del sistemas nervioso en el cerebro. No es una adolescente y mucho menos universitaria, es una mujer que ama las fiestas con alcohol adulterado y noches sin dormir por ver las estrellas en lugares poco confiables.
Cuando era residente se sentía como un cordero en medio de leones exigentes o al igual que en un safari en África. Aun puede recordar los exámenes rectales qué los doctores no querían hacer y se burlaban de ella, el trabajar 48 horas sin dormir y terminar sucia y olorosa por hacer exámenes en lugares dudosos. Y ahora que tiene a sus residentes no es tan mala con ellos, bueno solo un poco.
Sonrió delante del espejo. Despertó hace unos cuantos minutos con Marius a su lado. Se mueve entre las sábanas hasta quedar de costado para mirarlo de frente, su respiración es calmada y rítmica, está en un sueño profundo. Aleja mechones de su cabello que caen por su frente cubriendo sus ojos, y siente mariposas en el estomago al verlo sin ropa.
Se sentó con cuidado de cubrir su pecho con la sábana y lo miró una última antes de correr desnuda hasta encontrar su ropa. Tomó su celular y se cubrio con el abrigo antes de salir de la habitación de hotel. A Vanessa le gusta ser ella quien deje a los hombres en el hotel y no al revés.
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Vanessa
— Buenos días — le dijo Aiden al verla entrar tan alegre, incluso tarareaba un canción —Estas de tan buen humor que hasta llegaste más temprano —
—Por dios Aiden, solo llegué 10 minutos después que tú — le contestó graciosa.
— 10 minutos hacen la diferencia y por esa razón me lleve los mejores pacientes —
— ¿Me dejaste sin cirugías para hoy, estás jugando sucio conmigo? —
—Querida en éste hospital hay qué moverse rápido... Lo que me recuerda qué tengo que entrar a cirugía — se giró a hablarle — Oh, dale las gracias a Marius de mi parte, dile qué debería de verte más seguido —
¡Qué descarado!
— Hola señor Burke, le pido una disculpa si lo hice esperar — dijo al entrar a su consultorio.
El olor a aromatizante de vainilla inundo sus fosas nasales. Él señor Burker está acostado en la camilla, impaciente y con una sonrisa burlona esperando a ser atendido.
—Tengo 30 años, aún soy muy joven, doctora —
No le presta más atención a su sonrisa coqueta y decide ponerse los guantes para comenzar su trabajo.
— Bueno Burker, las enfermeras me dijeron que tienes dolor abdominal desde hace días, no voy a regañarte por no venir al médico. Ahora te revisaré y me dices sí te duele —
Burke levantó su camisa de algodón hasta la altura de su pecho, suficiente espacio para poder revisarlo sin problema alguno. Rosy le dijo que él señor Burke tiene días viniendo al hospital, y en todos estos días jamás se atrevió a entrar a una consulta. Se supone que el dolor puede mover hasta montañas, pero no puede mover a personas hasta una simple consulta, siempre tienen que venir cuando ya no soportan el dolor y las consultas son más dolorosas y los pacientes más insoportables.
Vanessa respiró hondo antes de empezar, presionó el área del estómago, lento y delicadamente y se detuvo al sentir algo extraño debajo de su piel, se mueve y tiene una forma extraña. Burke por su parte hizo una mueca de dolor tan fuerte qué lo obligó a sentarse de golpe.
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THE PRINCES BRAIN [ Saga MÉDICOS parte 1]
Teen FictionVanessa es una reconocida doctora, es feminista y liberal, eso cree hasta que a su consultorio llega un paciente muy peculiar, como por ejemplo el futuro rey de Inglaterra. The Prince Brain, saga médicos Libro 1 No se aceptan ningún tipo de adapt...