THE PRINCES BRAIN [ Saga MÉDICOS parte 1]

Capitulo 23

Vanessa

Una corona.
La reina y un heredero.

Todos los miembros de la familia real quieren tener esa Corona, adornada con los más finos diamantes, cubierta por el oro más puro, ese mismo que oro que cubre la vestimenta de la consorte. Esa es la verdadera monarquía inglesa, aquella Corona que ha perdurado por siglos, cayendo de las cabezas cortadas de los reyes. Reinas longevas, que han mandado en Inglaterra por años, y... príncipes. Todo eso es la más importante para una monarquía. Sin embargo lo más llamativo para los turistas son sus palacios.

Los actores principales, son esas personas que viven escondidas de la gloriosa vida de la realeza. Las sirvientas y mayordomos hacen todo un un estricto protocolo para servir un simple desayuno. Escogen las mejores verduras y el chef la prepara. Él mayordomo toma la bandeja de plata entre sus manos y camina por los pasillos, que ya anteriormente las sirvientas habían pulido. Por fin toma el ascensor de servicio, acomoda su traje y toca finamente la puerta de la habitación de Alexander, siempre a la misma hora de la mañana.

Él sonido de la gaita despertó a Vanessa. No la molesta, pero no es algo que usaría como despertador. Abrió los ojos lentamente hasta acostumbrarse a la poca luz de la habitación, giró sobre la cama buscando el cuerpo caliente con él que durmio la noche anterior, pero su lado está vacío. Escuchó pasos en la habitación y levantó la vista adormilada, solo para ver a Alexander salir de la ducha, las gotas de agua resbalan por la dorada piel de su espalda y está cubierto por una toalla.
Se escucharon los toquidos de la puerta una vez más, el mayordomo entró en la habitación con una bandeja de comida entre sus manos.

Alexander se giró para verla al darse cuenta que todo el tiempo estuvo espiandolo. Él sonrió y entró al vestidor. Y sin pensarlo dos veces se envolvio entre las sábanas al igual que una momia egipcia. Le ha costado acostumbrarse a la presencia de más personas en la habitación de Alexander, a ellos ni siquiera les importaría ver al príncipe desnudo y no cree que Alexander sintiera pena al hacerlo, está tan acostumbrado a estar rodeado de mayordomos que para él... es normal.

«Alteza el desayuno está listo»

Dejaron la bandeja junto a los pies de la cama, el olor de la comida hizo que su estómago gruñiera de hambre.
Alexander abotonandose la camisa blanca, cubriendo la piel de su cuadriculado pecho. Suspiró como una tonta adolescente y respiró su perfume.

- ¿Te gusta lo que ves? - preguntó.

- Si, se ve delicioso - dijo adormilada - Obviamente no tú, sino la comida que han dejado delante de mí -

- Tienes unos ojos demasiado lujuriosos para mentir querida - Alexander terminó de ponerse el reloj y camino para darle un sonoro beso que la hizo sonrojar. - ¿Crees que soy tan mal novio cómo para no alimentarte? Tú siempre te despiertas hambrienta en todos los sentidos -

- ¡Alexander! Se supone que eso es secreto - se acerco a la bandeja del desayuno - Escogiste el desayuno más ingles para mí, ¡Que halago! ¿Debo agradecer al chef o a tí? -

Alexander con una actitud extraña caminó sonriente por la habitación. De nuevo sus mayordomos se acercaron a él para que su traje quedará a la medida, sin ninguna arruga o algo que lo estropeará.

- Sin duda yo fuí el de la idea, es necesario que me lleve el crédito por esto - contestó victorioso.

- Gracias Alteza. Su novia estaba a punto de escabullirse a su cocina o moriría de hambre - dijo sarcástica.

«Alteza, el primer ministro lo espera en el parlamento»

Fue en ese momento cuando entendió todo. Las acciones de los hombres siempre son iguales cuando tratan de disculparse por algo, su experiencia con el sexo masculino la ha llevado a conocerlos mejor. Una hermosa sonrisa y el desayuno en la cama, es una clara señal de que él busca disculparse por algo.