Culposo

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Al no ver mucho material de la ship uno se inspira a escribir de ellos xD.

3. Culposo

Hiro le había dicho que era estresante en una de sus muchas citas, Miguel simplemente rió ante el comentario considerándolo irónico, siendo que él a veces se comportaba casi de la misma forma.

No era estresante, pero encontraba un placer personal en irritar a Hiro. Él se consideraba romántico, irritante y romántico.

Y para desgracia para el menor de los Hamada, esa combinación letal y pequeña resulta una ser aguja para para su trasero. Si había algo que a Miguel le gustaba eran las rabietas efímeras de Hiro. 

Diablos, era divertido verlo hacer berrinche por el más minúsculo de los detalles que le salieran mal, todo en él, era una expresión deliciosa; sus boca se curveaba, sus mejillas se inflaban y sus ojos adquirían un brillo peculiar, hasta casi podía jurar que seguramente invocaba a algún ser demoníaco.

Definitivamente se ve a chistoso, Hiro se ve chistoso cuándo está enojado.

No era el novio perfecto, pero al menos era uno que disfrutaba verlo refunfuñar. Hiro debía darle créditos por eso, Miguel procuraba hacer enojar a Hiro en muchos aspectos, desde apuestas inútiles con un resultado favorable hasta el simple hecho de molestarlo por su altura. 

Como ahorita. 

—Pequeño —masculló, entrelazando los dedos de los dos en aquella caminata en el parque. Miguel esquivó la patada que fue hacia él, encogiendo los hombros con descuido.

Hiro se despegó de él, alejándose todavía ofendido por sus palabras, cortando las manos que estaban agarradas hace unos cuantos minutos.

—¡Sólo son dos centímetros! —gritó, todavía molesto por la forma en que el Rivera tocaba la fibra de su altura como un tema cotidiano.

—Y soy dos años menor que tú.

Volvió a molestar, disfrutando de las cejas fruncidas y esa expresión que amenazaba en liberarse en un bufido. Hiro inhaló, tenía la suficiente

—Y jamás podrás estar a mi altura.

Pisoteó el suelo, drenando toda la ira en aquel gesto. Pero decidió dejar perecer la riña al alejarse de la discusión no sin antes amenazarlo con la misma madurez que alguien de su edad lo haría.

—¡Yo también creceré! ¡Aún estoy en pleno desarrollo!

—Hiro.

Llamó, pero el Hamada estaba centrado en ignorarlo, lo ignoraría hasta llegar a la casa. Una sonrisa se tuerce en el rostro del mexicano, disfrutando de la visión, del obstáculo y como Hiro lo ignoraba, interponiendo más distancia entre ellos.

—Hiro.

Silencio.

—Hiro.

Silencio.

—Hiro.

Silencio.

—Hiro.

—Te he dicho que...¡Ah!¡Maldita sea! —su voz se acortó, un grito de dolor lo acompañó y él retrocedió cubriéndose la nariz. Miró hacia el culpable y maldijo ese inútil obstáculo de fierro que frustro su camino.

Entre sus rabietas parecer ser que no había visto el poste de luz, pero seguramente era culpa del Rivera, estaba seguro de eso.

Miguel estaba satisfecho al verlo refunfuñar, diciendo algo de demoler ese póster, pudo haberle avisado desde un principio, pero no, eso no tendría gracia alguna como lo de ahorita.

—Hiro.

—¿Qué? —preguntó, sobándose la náriz enrojecida y tratando de evitar el dolor palpitante en la punta.

—Ten cuidado.

—¡Cállate!

Miguel tuvo ese placer culposo de nuevo, definitivamente Hiro enojado es mejor que el chocolate.

Hiro & Miguel  (Hiro Hamada & Miguel Rivera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora