La princesa

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¡Empecé el año cumpliendo mi meta! Sí, me había prometido que intentaría llegar a los 20 capítulos para esta historia.

18. La princesa.

Cuándo Honey Lemon había mencionado que sería recreativo crear una obra entre todos, pensó que en realidad no se atreverían a hacerla, no obstante toda conclusión se alejó como pólvora al ver que ya estaban planeando dónde y cuándo hacerla.

Cuándo empezaron a repartirse y sortearse los roles de la obra, jamás pensó que las cosas terminarían así: Con él siendo el príncipe, Tadashi como la bruja mala, Fred, Wasabi y Honey como las tres hadas madrinas.

Y Gogo, ella si tenía dignidad para guardar.

¿Y cómo estaba Hiro incluido en todo esto? Hiro iba a explotar y él tenía que ver eso.

Miguel creía en las oportunidades, creía en los deseos y en la buena suerte de las estrellas.

Creía en la suerte que le tocaba una vez y que quizá hoy pisó el día con la bota derecha, creía en el karma y creía que la vida debía aprovecharse en un suspiro del universo.

Y por supuesto, creía que todo esto era una de esas conveniencias que él no debía dejar atrás.

Miguel se sentía mal, que cualquier Honey lemon lo perdone pero él no podía concentrarse si en una de esas oportunidades que tenía era el hecho de ver a su novio (Su malhumorado y corajudo novio) en vestido pomposo y azul y una ridícula corona que tenía brillitos.

Hiro tenía los labios hechos en una entera linea, los ojos apretados y sus dedos sobre su pecho tomaban tonos blancos por apretarse desesperadamente contra la tela fantasía.

Hiro iba a explotar.

—Pero que bella princesa eres —masculló, sus labios pellizcaron con fuerza el pedacito de su piel cuándo la risa incremento, Hiro se veía tan ridículo.

El japones percibió aquel acto al abrir uno de sus ojos, recibió un pequeño guiño del músico. Hiro quería matarlo, lo sentía en los dedos que se chocaban contra ellos.

Tadashi estaba bajo su espada de juguete con la misma expresión del ceño fruncido, y él apostaba a que si pudiera, interrumpiría toda esta obra para evitar que se acercará a su hermano. Fred jugaba con su varita, emocionado por las luces que desprendía, Wasabi se acomodaba la parte trasera del vestido y Honey, ella era la única alma que se tomaba en serio esta obra.

Estaba utilizando toda la fuerza de voluntd para no reírse por ésto, cambió la mirada a Honey, la hermosa hada Madrina que agitaba la varita con mucho encanto, y luego regresó a quién era "su afortunada"princesa, o mejor dicho el amor de su vida, si tan sólo pudiera tomar una fotografía...

Esto era de los tesoros de humanidad; ver a Hiro con el orgullo triturado al tocarle ser la bella durmiente.

—Ella es la bella durmiente, mi principe —la rubia caraveneó hacia él y sujetó las orillas de su largo vestido con gacela, luego terminó inclinándose con respeto hacia él — Y sólo podrá ser despertada por el beso del verdadero amor.

Las cejas de Hiro temblaron todavía un poco más.

Iba a explotar.

—¿Seré yo su verdadero amor? —actuó parte de su sorpresa, la alegría si era verdadera, pero claro que los motivos estaban encubiertos.

—Besala, mi princípe —Fred siguió su línea aunque estaba más ocupado moviendo de un lado a otro la varita.

—Quizá usted pueda despertarla —el siguiente fue Wasabi que tenía la voz entrecortada porqué el vestido le picaba.

Honey asintió de nuevo, Miguel ya no se resistió más y se inclinó de forma lenta a la dulce durmiente de la cama, saboreando el momento al detenerse a centímetros de él, debía grabar su rostro.

Hiro al no sentir ningún choque, abrió los ojos ya cuándo su novio estaba frente a frente chocando un poco los alientes. Verlo tan cerca en esta situación tan ridícula.

Explotó

—¡Ya desperté!

—¡No es cierto! —se defendió al no verlo lo suficiente frustrado —, ¡todavía no te beso!

Hiro no lo resistió, explotó avergonzado de todo esto. Se levantó sin importarle arruinar la práctica de hoy y sin importarle el acto, se alejó abochornado del supuesto príncipe,reculando por todo lo que su cama le podía separar.

—¡No es cierto, mira!

Miguel no se rindió, decidió subirse sobre la cama y gatear sobre ella en dirección a él.

—¡Aléjate de mí! —gritó cuándo ya no había espacio y su espalda chocaba contra los barrotes, Miguel lo acorraló al fin y acercó sus pegajosos labios (según Hiro) hacia él —, ¡lo digo en serio!

—¡Tengo que verificar si soy el amor de tu vida!

—¿Adivina qué? —habló —¡No, no lo eres! —contestó por él, tapándole la boca antes de que terminará el acto.

—Oye, ya deja a mi hermano.

—¡Pelea!

—Fred, no estás ayudando.

El mexicano rodó los ojos y se inclinó más para completar por fin el preciado beso, Hiro luchaba por alejarlo de él y Tadashi sólo era sostenido por un alegre fred que vitoreaba sobre la batalla.

Honey bajó los hombros decepcionada, otra práctica arruinada.

Notas finales.

Esto nació porqué se me antojaba mucho escribir algo que tuviera con Hiro vestido de princesa, me picaban las manitas.

Hiro & Miguel  (Hiro Hamada & Miguel Rivera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora