Apuesto a que ya me extrañaban (?) Algo pequeño que pude terminar antes de irme a trabajar.
¡Sin más disfruten la lectura!
27. Accidente.
Si a Hiro había algo que le molestaba era el hecho de ser ignorado con tanta facilidad, y eso era algo que actualmente el Rivera tenía maestría en ello. Desde que inició esta salida por el centro comercial ha estado encismado en el celular, tecleando, y buscando quién sabe qué, en quién sabe qué página.
Ignorándolo y sólo contestándole con monosílabos a las preguntas y temas que Hiro mencionaba.
Hiro berrincheó cuándo su tema de conversación se acabó en un: "Qué padre" bufó enojado por aquello.
¡Desde que salieron no había soltado su celular!
—¿Qué tanto estás haciendo? —Hiro quiso averiguar un poco más asomando su cabeza a la pantalla, pero el mexicano le retiró el movil y le dio una sonrisa llena de complicidad.
—Es un secreto.
Se abstuvo de hacerle una seña grosera con su dedo. Luego de eso, volvieron a ese momento de estar ignorados el uno con el otro, Hiro se aburrió por lo que decidió que lo mejor era atraer la atención de su novio hacia él.
—Miguel.
Los dedos se movieron gentilmente sobre la pantalla táctil, ignorandolo como desde un principio, el nipón arqueó una ceja pensando qué, ¿desde cuándo Miguel era tan dependiente de la tecnología?
—Miguel —volvió a insistir después de escuchar el sonido de una notificación y esa sonrisa que indicaba que había conseguido lo que quería —, ¿me estás escuchando?
—Aja.
—¿Qué te decía?
—El descuento de la leche.
Maldito, lo estaba ignorando.
Intentó no hacer un berrinche por su situación, pero lamentablemente eso estaba lejos de sus capacidades, Hiro gruñó cuándo luego después de segundos Miguel todavía seguía buscando en su celular, omitiendo de su presencia desde hace rato.
Se rindió de no poder tener su atención, así que se aterrizó a su confiable hobby y empezó a distraerse con el alrededor. Notando que el Mexicano desviaba su camino a los baños públicos, y le dio una mirada a la puerta en la que se dirigía, sacando rápido sus conclusiones, supuso que lo mejor sería darle una ligera advertencia, pero, sus intentos fueron ignorados vulgarmente por el mexicano y el movil.
—Miguel.
—Peráme tantito, Hiro —volvió a teclear en su celular sumergiéndose en la pantalla y en los anuncios.
Empujó enseguida la primera puerta que vio y se coló por ésta
—Voy un momento al baño.
Hiro se cruzó de brazos al ver que era demasiado idiota hasta para escucharlo. Y al final lo vio entrar por el umbral, pero era la puerta equivocada.
Le dio una mirada al letrero de enfrente con una imagen inusual a la que él acostumbraba a ver, luego se dio la tarea de hacer un pequeño conteo mental.
Uno...
Dos...
Tres...
—¡SAL DE AQUÍ PERVERTIDO!
—¡ERES UN PUERCO!
—¡ESTE ES EL BAÑO DE MUJERES!
Miguel salió corriendo de esa puerta a la que había entrado, aún intentando ocultarse de las ofensas, los gruñidos y los gritos de disgusto, se cubrió el rostro con sus manos avergonzadas e intentó esconder sus orejas rojas de todo ésto, después, al ver que todo el bullido de antes se había acabado, al final suspiró gustoso de verse alejado de tanto escándalo femenino.
De acuerdo, haría una nota mental de verificar los letreros antes de entrar a la puerta.
Una risa sigilosa lo acompañó, Miguel levantó la vista y el causante de eso no era más que su novio que daba un sorbo a su café con un gesto de travesura, Miguel lo miró ofendido.
—¿Lo sabías?
—Tal vez —fue su cínica respuesta.
—¡¿Por qué no me lo dijiste?! —le reclamó, y en su mirada estaba escrita el dolor que sentía al saber esa traición por parte de su novio.
El chico de ascendencia japonesa no le dio importancia, le dio un nuevo sorbo a su café, y terminó de disfrutar del sabor amargo de la cafeína y el azúcar combinados.
—Intenté decírtelo pero me ignoraste —se defendió igual de ofendido que él, Miguel casi se golpea la cara —, me rendí al ver que ignorabas.
—¡Era un baño de niñas, Hiro!
—Sí, me imagino la vergüenza que debiste pasar —otra risa se la escapó de nuevo, el mexicano le advirtió con la mirada que no lo vuelve a hacer —, creo que sería bueno que me escucharás la próxima vez.
Hiro sonrió.
Miguel le da una mirada en señal de no hacerlo.
Pero Hiro no se contiene, negó, y al final explotó en carcajadas al grado que se sostuvo de la pared y se cubrió el estómago. El mexicano miró a un lado para evitar la indignación, escondiendo el carmín de su piel al estirar sus propias orejas.
A veces le gustaba la risa de Hiro, pero no en este tipo de situaciones.
—Ya no te rías pinche chino.
Notas finales.
¡Gracias por leer hasta aquí!
¡Hola! Uff tenía mucho tiempo sin escribir, la verdad que trabajar y estudiar al mismo tiempo que quieres encontrar tiempo para tus pendejadas es toda una travesía. Pero aquí volví, con más pendejadas!
Espero no volver a desaparecer por otro ratito (?)
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Hiro & Miguel (Hiro Hamada & Miguel Rivera)
FanfictionMiguel no era un adepto a la tecnología y Hiro iba con un pensamiento futurista, era una combinación compleja, pero a él le gustaba, le gustaba su relación con el Hamada. Era aprender nuevas cosas, crear otras y adaptarse a ideas, excepto cuándo lo...