Azucarada

1.1K 204 83
                                    

Bueno, normalmente estas fechas me gusta para escribir detallitos así asdasdasd -los loveo-

Quería actualizar algo pequeñito de fuera de lo clásico además de lo que voy a preparar que es el especial.

Azucarada.

Picó varías veces la superficie blanca con el tenedor, vio pedazos de pan desmoronarse en migajas, y luego, al asegurarse de que no iba a explotar, el mexicano levantó la vista con una sonrisa nerviosa a su pareja, éste se encontraba de brazos cruzados.

—¿Qué es esto? —preguntó Miguel, sin creerlo por completo del todo.

—Un desayuno —habló Hiro de inmediato.

—¿Por San Valentin?

—¿Parece otra cosa?

—Una bomba atómica de chocolate.

—Jodete.

—En realidad tiene muy buen aspecto —elogió, el japonés se sintió alegre de aquella observación —¿Alguien te ayudó a cocinarlo? —preguntó curioso sin dejar de atacar la fortaleza de pan y azúcar con su tenedor.

Luego de cerciorarse muy bien que no era leonino para la sociedad, miró a su novio con una sonrisa.

—¿No crees en mis habilidades para la cocina?

Miguel le da una sonrisa más grande en respuesta. Hiro bufó indignado por aquel trato que le estaba dando.

—Sí, alguien me ayudo —declaró, pero prefirió no decirle exactamente quién fue.

Miguel arqueó una ceja de inmediato, aún cuestionándose el transfondo de la repentina generosidad de Hiro.

—¿Y esto tiene un motivo o razón diferente? —preguntó el mexicano, no es que no confiará en su novio. Es que, definitivamente no confiaba en su pareja —se me hace tierno que me quieras preparar algo para el día de hoy.

Normalmente los gestos dulces de Hiro era porqué lo había arruinado en algo o simplemente una venganza. Tenía años de convivir con él, se sabía a memoria todas sus jugarretas, para bien o para mal de su persona.

Hiro rodó los ojos por la poca fe depositada.

—....No lo sé, es San Valentin ...El amor nos pega a todos ....—se excusó, sin querer darle la cara, en verdad si se sentía apenado por hacerle un detalle así —....Tengo esa estúpida fiebre de San Valentin como a ti te sucede, ¡qué importa Miguel! Si no lo quieres dámelo, yo me lo como —finalizó luego de escucharlo reír, a veces detestaba a ese estúpido mexicano.

—¡No te pongas así! —Miguel le retiró el plato antes de que Hiro lo sujetará, éste le gruñó de inmediato —No me estoy quejando, en realidad se me hace muy tierno que te pongas así.

Luego de eso, el genio le hizo un gesto obsceno que hizo al cantante reír.

— ¡Lo probaré en seguida! —animado, Miguel sujetó un trozo con las puntas del tenedor y decidido lo llevó a su boca —Sabe rico —habló, disfrutando el sabor dulce al masticarlo.

Y la sonrisa de Hiro, en un segundo se quebró en maldad pura.

Miguel sintió aquel enorme retorcijón en su estómago, cubriéndose al instante y el dolor insoportable que emanaba de las entrañas. Miró a Hiro que éste estaba igual de sorprendido del sabor tan amargo.

—¿Con qué lo cocinaste con piedras? —preguntó enojado, y ahora recargó su cabeza contra la mesa, haciendo una mueca de horrido dolor.

El japones puso un dedo sobre su barbilla y también miró preocupado a Miguel, quizá se equivocó con la receta, quizá no prestó atención. Al escuchar el quejido de dolor de su pareja, él se agazapo a su lado.

Cuando Miguel volvió a soltar un gemido de dolor, la culpa por fin atravesó al Hamada. Esta bien, admitía que le había hecho mal a propósito en venganza por lo del año pasado, pero, pero, ¡no había exagerado! Kyle le había supervisado todo el tiempo que preparó ese desayuno.

—Está bien...—Hiro decidió hablar, Miguel hacía un esfuerzo por verlo —Admito que si lo cociné con una mala intención ...Pero tampoco no pensé que fuera tan grave.

Tan. —escupió Miguel la palabra, casi refunfuñándose a si mismo y la buena fé que le tenía a su novio.

Hiro pensó que lo mejor sería no decirle a su novio que Kyle fue coadyuvante en prepararlo. Sí, lo mejor era no decírselo.

—¿Te duele? —preguntó preocupado, pensando en llamar a una ambulancia, cogiendo el celular que estaba a su lado.

Luego, de alguna manera esto le embriagó en los recuerdos, pensando que irónicamente precisamente el año pasado él fue el que había visitado el hospital. Se preguntó si intencionalmente lo hizo en su subconsciente a manera de venganza por el San Valentin de antaño. Esperaba que no. El no podía ser tan vengativo, ¿verdad? ¡¿Verdad?!

Sentía a la moral en forma de Tadashi viéndolo acusadoramente desde atrás, disparando discursos morales directo a su espalda, ya podía escuchar el regaño de Tadashi porqué no hizo un buen San Valentin y éste caso intoxicó a su novio.

Ya estaba sintiendo los jalones de oreja de la tía Cass.

Inconscientemente, se llevó la oreja, tragó saliva, ¿cuántos años pasaría en la prisión por matar a su novio?

Ay, a la tía Cass no le iba a gustar esto.

—¿Una intoxicación es grave? —le preguntó asustado a su novio, qué, lo miró con el veneno de sarcasmo desbordando en esos ojos cafés.

—Si Hiro —respondió Miguel con sarcasmo —no estoy sintiendo precisamente rosas en el estómago.

El Hamada hubiera respondido con la misma sutileza de no ser porqué ahora cargaba con la culpa de un posible homicidio culposo, ¿contaría como grave él hecho de haberse sobrepasado en la receta de manera inconsciente?

—Si lo miras por un lado positivo —intentó animarlo, Miguel dio un parpadeo en respuesta procesando lo que decía —...¿Estamos a mano por lo del San Valentin pasado? —pregunto con una sonrisa nerviosa.

A Miguel le tembló la ceja por las palabras descuidadas de su pareja.

—Chinga tu madre, pinche chino.

Notas finales.

Si entendieron que San Valentin habla este chino, los felicito, tienen un año leyendo esta pinchi historia. Si no, oh, pues, pues, qué mal.

Este pequeño cariñito lo escribí para Ure, porqué quiero, porqué puedo, porqué me la pela todo lo demás.

¡Gracias por leer hasta aquí! 

Hiro & Miguel  (Hiro Hamada & Miguel Rivera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora