Yama

2.4K 274 196
                                    

¡Habemus actualización a éstas horas de las noches!

¡Habemus actualización!

No sé me ocurre que escribir más que fue algo random que me vino a la mente ovó

42. Yama.

Reunieron lo suficiente de su bolsillo, Miguel golpeó el peluche de Kyle para desahogarse de su berrinche de calor y Hiro fue por un vaso de agua con hielo para también apaciguar ésto.

Aunque ninguno de sus actos previos su suficiente.

Se metieron a bañar dos veces, se pusieron ropas ligeras y aún así, el calor navegaba por sus pieles haciéndoles de sudar. Miguel estaba que se derretía ahora mismo en la alfombra y al ver a Hiro de rodillas, en short, lanzándose aire con las notas sudando, lo entendió.

En ese momento, Miguel supo que las cosas no iban a ir para ser genial en esta tarde.

Luego, el mexicano tuvo la pequeña idea de salir a comprar helados en la tarde, fue maravilloso, y que Hiro haya aceptado salir a pesar del abominable calor, se volvió más estupendo.

En el tiempo en que se escabulleron de su apartamento, disfrutaron de la pequeña caminata conversando anécdotas y chistes mediocres, y cuándo regresaron tranquilamente sosteniendo los helados, algo le decía al Rivera que el universo se encontraba en equilibrio.

Con las manos ocupadas, pero todavía entrelazando las libres, a pesar de los insultos de Hiro para que lo soltará, Miguel tenía pleno conocimiento de que los engranajes de su vida giraban de acuerdo a su maniobra.

Sin embargo.

Ahora que Hiro se detuvo de golpe, sonriendo intranquilo y apretando el agarro de su mano. Algo le decía que no todo iba tan bien como pensaba.

Algo le decía que uno de las tuercas de su reloj de la tarde salió disparada y se descompuso ahora mismo.

Y, en el instante en que se toparon con aquellos tipos en plena luz día y vía publica, con la gente haciéndose a un lado temerosos, y omitiendo de ésto.

Miguel supo que este día no iba a ir tan de maravilla como él pensó.

Hiro se separó ligeramente de él, el moreno no estuvo de acuerdo con esa respuesta. Ahora quiso sostenerlo como costal de papas y correr lejos de esos tipejos tan rápido como sus piernas le permitieran.

El músico logró escuchar un poco de la conversación de ellos, terminaron hablándole a su novio, sobre deudas del pasado y burlas anteriores.

Miguel sólo sabía que ese pinche chino le iba a dar explicaciones de lo que sea que estaba pasando, de una vez.

Porqué había cosas que el Rivera quería entender de Hiro (o se esforzaba por comprender) entre esos detalles era la existencia del japonés y su manía de esconder lo que le acomplejaba, lo que le molestaba y a veces ocultarle el más mínimo detalle de lo que alteraba su día.

Sólo para desahogarse el sólo encerrándose en su habitación con Baymax.

Eso a Miguel le frustraba.

Le desanimaba y frustraba que el japonés respondía a sus acercamientos cohibiéndose más en si mismo, creando una capa innecesaria de protección que terminaba haciéndole retroceder.

A vista de Miguel; Hiro parecía un pequeño erizo, te acercas lo suficientes y saca las espinas para protegerse. Huyendo de los problemas que no controla, escondiéndose de todos.

Lamentablemente para el Hamada a él siempre le gustaron mucho ese tipo de criaturas.

Por eso Miguel no lo suele presionar con las cosas más pequeñas para el genio de la robótica, prefería que Hiro viniera por si deshiciera de todas las protecciones que carga y por fin se mostrará hacia él.

Hiro & Miguel  (Hiro Hamada & Miguel Rivera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora