Enojo

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Me moría por ganas de escribir este H'C hahah xD

11. Enojo

Hiro casi juraba que podía echar fuego por la boca, escupir lava hirviendo, dejar escapar vapor de sus orejas, cualquier leonina imagen que le hiciera parecer un demonio iracundo.

Pero no, estaba con con el rostro más inexpresivo que podía mostrar, mirando a su novio, a su estúpida salchicha sin pelo, y su expresión de arrepentimiento.

¡Ni así lo perdonaría!

Su ceja se permitió temblar repetidamente ante el desastre; Trozos de papel esparcidos, su mochila roto y regalada en la esquina, y, seguramente esa mancha negra en el piso era de la tinta de su bolígrafo -que actualmente desconocía de su ubicación-.

—Miguel —lo llamó, tono serio derritiendo el ambiente relajado de la habitación.

El mexicano podía jurar que Hiro con las manos en la cadera parecía su mama Elena, ¿ahora se quitaría la chancla y le lanzaría? Esperaba que no, aunque en este caso sería su tenis.

—¿Q-Qué? —preguntó nervioso, todavía tratando de esconder la evidencia tras el enorme trasero de Dante, quién, jadeaba ajeno ante el desorden y la mirada ponzoña de Hiro sobre ambos.

Eso —enfantizó, el Rivera tragó pesado —, es lo que yo creo que es.

—Depende si es lo que creo que tú crees —contestó, desviando el tema de inmediato, Hiro chasqueó con la lengua.

—¡Miguel ese era mi proyecto! —rugió, realmente furioso al ver horas de desvelos y estrés bajo el pulgoso trasero de ese chihuahua mal dotado —¡Y está bajo tu apestoso hot dog!

Dante ladró molesto, pareció como si hubiera entendido el insulto.

—¡No fue su culpa! —defendió de inmediato, abrazando al perro con sus brazos, como una madre defendiendo a su hijo de un castigo, Miguel incluso tapó sus orejas, esperando que Dante no hubiera escuchado la forma tan violenta como Hiro lo llamó—¡Fue un accidente! —terminó.

Y el Hamada eso necesitó, puesto que ahora pateó, pero fue a la nada, Hiro era dotaba de ser un genio, pero no de tener buena puntería.

Por parte de Miguel, intentó no reírse de la graciosa escena de su novio lanzando patadas para desquitar esa ira que le asfixiaba la lógica,

—Hiro, tranquilízate.

—¡No me tranquilizaré! —gritó de nuevo, pateando al aire, Dante volvió a ponerse en posición por la forma de expresarse del genio, culmino gruñendole y enfrente de Miguel al querer protegerlo.

Hiro no tardó en entender que buscaba pelea y también lo arrostró con el mismo semblante arrugado, enojado y fastidiado.

—Cállate, salchicha mal procesada.

Miguel puso de nuevo sus orejas sobre Dante, esperando escudarlo del mal humor de su novio.

—¡También tiene sentimientos!

—¡No me digas que hacer!

—¡No grites!

—¡No estoy gritando! ¡Alzó la voz!

—¡Ya no quiero discutir!

—¡No discutas!

—¡Ya no discutiré! —Finalizo esta conversación con un suspiro exhalado, intentó que sus hombros no temblaran por la rabia,

No quería discutir, estaba cansado, Hamada con su último aliento trató de relajarse.

Esperó unos segundos, aún sentía la atenta mirada de Miguel sobre él, sobre su cuerpo y sobre su tenis, parecía que esperaba que en cualquier instante se quitará su zapatilla y se lo proyectará en la cara, no sonaba nada mal. Inhaló, sintiendo como sus tensados músculos por fin se relajaban y por fin el jadeo de Dante dejó de reventarle el timpano.

Exhaló.

Ah, no, mierda no.

¡Era su proyecto! ¡Su maldito proyecto!

—Chikusho, Miguel —articuló de nuevo, regresando a sus disparatadas maniobras sobre el cojín.

Miguel se tensó de nuevo, aquí van de nuevo, seguramente de haber tenido cualquier cosa en su mano se la hubiera aventado, qué dolor.

—Kuso —jadeó, el mexicano hizo una mueca se oía muy molesto —shimatta —lo apuntó con desdén a la mochila, quejándose en su idioma natal.

Rivera pensó, ¿sería mal momento para decirle que no entendía nada de lo que decía? A juzgar por la expresión de Hiro, lo más sabio de su parte sería guardar silencio.

Miguel se alejó un paso atrás de las olas de maldiciones desconocidas proyectadas al él o el desorden. Paciente, esperó a que su novio terminará con su rabieta con un último grito y casi estirarse de los cabellos.

Había escuchado que los japones tenían manías demasiado extrañas para desquitar su cólera, sólo esperaba que Hiro no sacará algún peluche con su fotografía y empezará a lapidarlo.

Hiro soltó todo con un suspiro frustrado, luego se giró sobre sus talones, con pasos pesados alejándose del Rivera, en silencio y al fin colmando ese berrinche.

Miguel, ingenuamente, creyó que aquel caós había perecido al fin.

—¡E-Está bien! —exclamó cuándo el de cabellos oscuros llegó a la habitación que compartían — Eso quiere decir que ya estás enojado, ¿verdad? —así que, había agregado con otro punzante comentario.

—Kutabare —soltó el japonés antes de cerrar la puerta de su habitación.

Y ahí venía, otro nueva marea de insultos por parte de su novio, pero esta vez, juraba que seguramente estaba dirigida a sus cosas por el traqueteo que se escuchaba desde su lugar.

Cosas lanzadas, patadas y algunos golpes secos.

ah ...lástima.

Algo pesado cayó al suelo y un sonido agudo vino de él.

Un momento...¡Su guitarra!

—¡Hiro! —corrió de nuevo hacia él, dirigido esta vez hacia el recinto —¡no hagas algo de lo que te puedas arrepentir después!

Notas finales.

Definitivamente fue de las cosas más divertidas que disfruté, me informé que una amiga que sabe japonés para eso uwu

¡Gracias por leer hasta aquí!

¡Gracias por leer hasta aquí!

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Fanart hecho por Caryl <3 

Ayyy que bonito, me gusta que Hiro odie a Dante LOL

Hiro & Miguel  (Hiro Hamada & Miguel Rivera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora