Enfermero

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20. Enfermero.

De acuerdo, si Miguel al fin admitía algo de todo lo que había sucedido con su interesante encuentro con Kyle era que el hecho de entregarle la única prenda caliente que tenía a su novio no fue la mejor idea que tenía.

Y ahora estaba aquí en cama, con un termostato y el robusto robot enfermero midiendo su temperatura a cada rato. Su fiebre le hizo jadear un poco cuándo la tibia mano del robot acarició su pelo, Miguel intentó alejarse para mantener su buena imagen de salud. Todavía quería convencer al robot que no necesitaba de sus servicios.

Tenía que enfermarse justo ahora. Justo cuándo un concurso al cuál asistir estaba pegando a la vuelta, no era tan importante, pero su sentido de la responsabilidad le obligaba a ir y prácticar aún con mocos escurriendo de su nariz.

—¡Pero tengo un concurso! —exclamó furioso cuándo fue ignorado y tapado hasta la cabeza por Baymax, se la quitó la colcha de un golpe —, me encuentro bien —murmuró —, déjame ir, necesito ir a practicar.

—Mis sensores indican lo contrario —declaró, volviendo a dar el escaneo habitual aún con Miguel mirándole mal —, mi recomendación es descanso —habló, levantando uno de sus dedos para darle más seriedad.

Miguel dio un paseó por la habitación, y fue cuándo se percató que además de Baymax faltaba alguien más en la habitación.

—¿Y Hiro?

—Él fue a la universidad.

—¿Y yo me tengo que quedar aquí?

—A reposar —exclamó el robot, ya alejándose de él —, traeré algo para ti.

—Cómo quieras —susurró, elevándose las colchas por todo su cuerpo y cubriéndose hasta la cabeza por éstas.

—Descansa, Miguel.

—Cómo sea.

Miguel fingió todavía estar hecho una bolita entre las colchas hasta que escuchó el ruido de la puerta cerrada y brincó de la cama a un lado. Buscó abajo de su cama alguna chamarra que pudiera usar para el frío y al encontrar una, su vista rodeó la habitación hasta encontrar la solución para su gran escape.

—Tonto robot —dijo y sonrió satisfecho cuándo la ventana estaba abierta.

¡No podía contar con mejor suerte que ahora!

Mejor aún, cuándo estaba muy a su alcance.

¡Concurso de música aquí iba!

Ni siquiera Baymax y su asistencia médica impediría que él fuera.

Miguel se coló por la salida de su edificio, sigiloso, y cayó directo a las escaleras de emergencia. Jamás había pensado que esquivar las defensas de Baymax fuera tan fácil, se movió hacia las escaleras y empezó a descender con lentitud por los peldaños de metal.

No obstante, no fue que hasta estaba cerca, que su nariz le picó, causas del resfrío que tanto intentó ignorar, fue una sensación de ardor que no resistió, comenzaba lento y al final cuándo los ojos se le humedecieron, él estornudó.

Mierda.

Tuvo la mala suerte de pisar mal sin sostenerse de forma adecuada, resbaló de las escaleras de emergencia y sus manos no fueron lo suficiente agiles para agarrarse y aferrarse al metal. Miguel gritó esperando el impacto que lastimárá sus huesos y le diera lesiones graves, pero en vez de eso, abrió los ojos al rebotar contra algo suave y no creía que fuera exactamente el piso.

Del cielo que estaba mirando, algo pequeño apareció, una cabeza blanca con dos ojos negros que parpadearon. Miguel miró hacia abajo escapando de la pesada mirada de su niñera, Baymax lo había sujetado justo a tiempo antes de completar su caída y ahora estaba siendo sostenido por el enfermero robot. Miguel suspiró al verse descubierto y haber sido rescatado por quién intentaba huir.

Quizá habló demasiado pronto sobre burlarse de la guardia del robot.

Empezó a removerse y querer librarse del enfermero robot, éste sólo inclinó la cabeza y dio sus usuales parpadeos por todo la insistencia del chico. Dio un rápido escrutinio —, te estás comportando muy alterado.

—¿Tú crees?

—No estás en una condiciones para saltar de una ventana —sugirió de nuevo, ese tono suave y mecánico con él que solía hablarle a todos —recomiendo mejor el reposo en cama.

El músico bufó, intensó escaparse aunque el agarre en él era igual de fuerte que no lo dejaría escapar. Después de un forcejeo y una lucha que perdió, se quedo quieto.

Baymax ahora sí pensó que lo mejor sería regresar al departamento y prepararle algo caliente.

—¿Cómo lo supiste? —al final, le picó ese mosquito de curiosidad de pensar en cómo el robot supo que él se escaparía por la ventana.

—Estoy programado para prevenir este tipo de situaciones contigo —explicó sin darle más detalle que el siguiente: —, Hiro me programó hasta que él viniera.

—Te haré una sopa caliente, eso te hará sentir mejor —habló, dio unos pasos y continuó con su camino directo al departamento que compartía con su dueño.

—¡No necesito nada! —aún orgulloso, no quiso ser cuidado por aquel robot y cruzó los brazos para verse más grande e intentar ser independiente —, estoy bien.

Con eso dejo caer todo el peso de su madurez en el robot, quién lo cargaba como si de alguna princesa se tratas, ignorando del reciente berrinche de querer irse a tocar con sus compañero.

—Hiro me pidió que te cuidará hasta que te sintieras mejor —sus pasitos eran lentos, lo suficiente para desesperar a Miguel al ver que todavía no llegaban —, lo haré para que ambos se sientan mejor.

La palabra clave para él: Ambos.

—¿Hiro también se enfermó?

—Él tenía otra clase de malestar.

—¿Hiro estaba triste?

—Sus niveles de animo estaban muy bajos al enterarse de tu condición —cada palabra salió de forma neutra, Miguel arqueó una ceja y sorbió con la nariz —. Dijo que te cuidaría nada más regresara a la casa. De mientras, yo seré el encargado de mejorar tu condición. Estoy programado para esto, todo estará bien.

Miguel detuvo su mal humor por las palabras del robot, después, se complació con la imagen mental de Hiro cuidandolo.

Se rindió con el premio de un Hiro cuidándolo al llegar, suspiró y decidió mejor descansar entre las adorables extremidades del robot que lo sostenían.

—¿Aún quieres esa sopa? —preguntó después de que su escaner le indicará que el chico entre sus brazos estaba más tranquilo.

—Muy caliente, por favor.

Notas finales.

Tenía muchas ganas de escribir a Hiro y Baymax conviviendo, por lo qué me aproveché de esa situación x'D.

¡En fin! Con esto completo el drabble 20.

¡Muchas gracias por leer hasta aquí!

Hiro & Miguel  (Hiro Hamada & Miguel Rivera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora