Bellator ( LIBRO I ) [Completa] [Trilogía Blessed]

|| « C h a p t e r XXIII » ||

Miami, Lunes 13 de Junio de 2016.

Sé muy bien lo que es desear morir. Lo que duele sonreír. Cómo intentas encajar, pero no puedes. Cómo te haces daño en el exterior para matar tu interior, porque intentas encajar, porque intentas poder estar bien con los de tu alrededor, te matas a ti mismo sólo para estar bien con los demás, y llegas a un punto en el que te desconoces, en el que no sabes ni quién eres tú. Cambias por los demás, pero no te das cuenta que por la única persona que debes cambiar es por ti mismo.

Siempre te das cuenta cuando no eres bienvenido en algún lugar, puedes presenciar la indiferencia, porque siempre se muestra tal cual, y así me sentí hoy; sentí la indiferencia de los integrantes del clan 'Bellator'. Estaba claro que no era del todo bienvenida en su clan, en su hogar, en su familia. Ellos no esperaban que alguien ajeno a ellos ganara esa carrera, pero por algo pasan las cosas.

La semana pasada murió su encargado, Job. Scott me platicó algo sobre él, ellos se conocían de muchos años atrás. La noticia de su muerte fue muy dolorosa; a Scott y Matthew les tomó por sorpresa, Job no debió haber muerto, se había librado varias veces de la muerte, pero parecía que esta vez no se pudo salvar, su tiempo había llegado. Días después, Scott platicó conmigo; en unos días se haría una carrera para elegir al nuevo jefe del clan, o jefa. Scott confiaba en mí, él me había enseñado a usar una motocicleta, y como dicen por ahí "El alumno superó al maestro". La condición de que yo participara y ganara, sería que no mostraría mi identidad hasta haber ganado, además, de que también tendría que obedecer todo lo que me ordenaran Matthew y él.

Estoy cumpliendo con mi parte del trato, supongo que pronto todo se arreglará, las cosas poco a poco comienzan adaptarse. Conocer a Arlet resultó ser fácil y doloroso. Dicen que la verdad duele, y eso es cierto, es un dolor desgarrador. Ví como Arlet se estaba hundiendo en su propia verdad, en su propio dolor. Ver como ella sufría me dolía, me dolía completamente porque me recordaba a mí misma. Me había prometido a mí misma que jamás lloraría, que las personas ya no sentirían lástima por mí, que nunca nadie más me lastimaría. Pero, ese día cometí el peor error de mi vida, porque gracias a esa promesa que me hice, soy lo que soy ahora; una persona fría que no mide el daño que causa y esto duele mucho más.

Quisiera hacerle ver a Arlet que el camino que está tomando es el equivocado, que terminará tan sola que ni siquiera ella misma se querrá. Ella aún está a tiempo, aún puede rectificar su error, su camino, lo único que deseo, es que no se de cuenta demasiado tarde. Porque no quiero verla a ella como yo, no quiero que pase por lo que yo pasé, porque algo dentro de mí no me permitía dejar a la deriva a Arlet, porque algo me decía que mi deber era cuidar de ella, de cuidar que no le pasara nada malo, era algo inexplicable pero era lo que sentía, creía que mi deber era ese.