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Hamburgo, Alemania

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Hamburgo, Alemania. Lunes 21 de Enero de 2013.

Recuerdo el peor día de mi vida, como si hubiera sido ayer... Recuerdo aquel día en el que me sentí verdaderamente solo, sin nadie. Puedo escuchar claramente las mismas palabras que me dijo mi padre. Recuerdo exactamente cómo fue ese momento. Saber que la vida te ha arrebatado a las dos personas que más amabas es lo peor que puede pasarle a una persona, realmente no es algo que se lo desee a nadie.

Mi madre Adalia y mi hermana Elizabeth, las únicas mujeres que habían habitado mi corazón, las que me brindaron amor y apoyo, ellas habían muerto, habían dado el último suspiro el mismo día, en la misma circustancia: un maldito accidente. ¿Por qué la muerte se tiene que llevar primero a las personas que más amamos? ¿Por qué se tiene que llevar primero a las personas que tiene el corazón más puro? La muerte es injusta. La vida es injusta. Y nosotros somos injustos.

Quien más sufrió por la pérdida de mi madre y hermana, fue mi padre. Ví cómo cambiaba drásticamente, cómo su vida se desmoronaba. Él era un mejor hombre por la presencia de mi madre, pero ese buen hombre desapareció cuando ella murió. Él era un padre amoroso y atento, pero con la muerte de mi hermana, ese padre se esfumó. Más tarde entendí que mi padre adoraba a Elisabeth, por ser su primera hija la amaba demasiado, además, ella era muy inteligente y fuerte, ella era mi ejemplo a seguir. Mi padre estaba muy orgulloso de ella. Cuando Elisabeth y mi madre murieron, mi padre también murió con ellas. El hombre que yo conocía y admiraba tanto, había desaparecido, había muerto. Prácticamente me encontraba solo en este mundo.

Mi única salvación era ella, Sara. Esa pequeña pelinegra que mi madre trajo a nuestra casa. Sara se volvió en poco tiempo como parte de la familia, yo ya la consideraba como una hermana. Pero mi sorpresa fue grande cuando me enteré que ella se había marchado. Se había ido. Se había esfumado como agua entre mis manos y yo no pude hacer nada para detenerla. Ese fatídico día. Ese fatídico día me había arrebatado todo. Me quitó a todas las personas que quería, que amaba, a todas las personas que eran parte de mi familia, ese día me quedé absolutamente solo en aquella ciudad.

Tallahassee, Florida es una ciudad maldita. Pues, esta ciudad me arrebató a todas las personas que quería. Por eso mismo me fuí de ahí, no quería vivir nunca más en aquel lugar maldito. Desde ese momento y hasta ahora, sigo aún en Hamburgo, la ciudad que amo; el único lugar donde tengo buenos recuerdos. El único lugar donde aún sigo teniendo una familia, mi familia. El lugar donde la felicidad aún puede estar presente aunque sea si quiera un pizca. Porque en Hamburgo yo nací, yo crecí, fue la ciudad que me regaló mi familia, había nacido en una familia que me amaba y que yo apreciaba. Porque en Hamburgo aún tenía a mi familia, familia que me fue arrebatada en Tallahassee.

—Caleb Glücksmann.

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Bellator ( LIBRO I ) [Completa] [Trilogía Blessed]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora