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— ¡Baja el arma Angela!— le grito.

— Deja que me mate Richard, ¿eso no fue lo que quisiste siempre? ¡Dale, aprovecha!— le dice Amaya.

— ¡Yo sabía que a eso venías!— Matt tira bruscamente la puerta y le pone su arma en la nuca—. ¡Perra!— le susurra a los oídos.

— Deja de apuntarme Matt— le dice—. Recuerda que puedo matar a tu hija y después no me importa, ni me interesa que me mates, al final moriré feliz.

— No te voy a dar el gusto de morir feliz, Amaya quedará viva y tú te pudrirás en el maldito infierno— Matt le grita.

— Amaya no merece vivir, porque desde que conoció a Richard, el muy buen odiota se enamoró de ella y yo lo quería solo para mí. ¡Era yo quien te tenía que secuestrarlo! Hacer que se enamorara de mí, ese hijo que lleva en su vientre debió ser mío, por eso la odio, ¡la odio, la odio!— se pone histérica.

— ¡Cállate la boca maldita!— Matt le pega en la cabeza con la pistola.

— ¡Auxilio! ¡Me están matando aquí! ¡Ayuda!— grita.

— Ven perra, yo quiero auxiliarte— Matt le tapa la boca—. ¿A dónde la llevo Richard?

— Tengo el lugar perfecto. Donde Amaya me tuvo cuando me secuestró, sigueme— lo guío por el estrecho pasillo que conducía hasta el sótano.

— ¡Quédate aquí!—  Matt le pega una bofetada.

— No me maltrates, prefiero que me hagas tuya antes que eso— ella dice llena de lujuria a pesar de los moretones que tenía.

— ¿Tanta falta de que alguien tenga sexo contigo tienes? O ¿es que acaso nunca lo has hecho con alguien y te da penita?— Matt ríe.

— Ja, ja, ja, no es un chiste, también tengo sentimientos.

— Ya cállate que me mareas— Matt le pega bien fuerte hasta dejarla totalmente desmayada.

— Vamos— le saco de allí.

Bryan había dejado a Gema en la clínica. Tenía un excelente plan de ir a matarlo uno por uno. Y nuestra primera víctima era Cristian.

Armamos todos y salimos a su encuentro. Nos dirigimos a su casa.

Bryan parqueó la camioneta y Matt y yo salimos corriendo de allí. Ya Matt sabía dónde Cristian estaba ubicado.

Entramos a su casa tumbando todo sin importar nada ni nadie.

— ¡¿Dónde estás maricón?!— apunta hacia todas las habitaciones.

— ¿Me buscabas?— Cristian sale a nuestro encuentro.

— Queremos hablar contigo, es importante— Matt se acerca con la pistola—. No te atrevas a mover un dedo, mira que venimos pacientemente.

— Está bien iré— ríe—. ¿Llamas a esta forma tan brusca “paciente”. Preferiría que vinieras con violencia.

— Cállate la maldita boca y vámonos— le coloca unas esposas y lo lleva al auto.
Le pone una funda negra en la cabeza y Bryan vuelve a la casa.

Lo bajan con brutalidad y lo meten al mismo cualto dónde estaba Angela.

— ¿Dónde estoy?— pregunta.

— En el infierno— Matt le quita la funda.

— ¿Qué le pasó a Angela?— mira con preocupación el cuerpo desmayado de ella.

— Pues, le estamos haciendo algunos exámenes para saber como matarla— bromea Matt.

— Ni se atrevan a hacerle algo a ella— Cristian se enoja—. Ella es una nena indefensa, que no merece sufrir tanto.

— ¿Entonces Amaya si podía sufrir, no? ¡Maldito maricón!— Matt le grita—. A la puta de Angela la defiendes pero a tu hija no, marica.

— A mí no me interesa Amaya, ¿acaso crees que la quiero?— ríe y Matt lo aprieta por el cuello.

— En esta casa se respeta el nombre de Amaya, nadie pero absolutamente nadie es como ella. ¿Acaso crees que ella es como tu o como la perra de Terra? ¡No! Amaya es única— Matt la defiende.

— Amaya no sirve para nada, ella lo único que merece es mejor, ¿quién va a querer a ese disparate? ¿Acaso Richard la quiere de verdad? No. El solo quería tener sexo con ella, y no se ha alejado para que no sospeche nadie de su secuestro.

— Yo amo a Amaya— digo.

— Oh sí, y Amaya es mi hija— ríe.

— ¿Acaso no lo es?— le enfrento.

Se queda callado por unos segundos.

— ¿Vas a decir algo o no?— Amaya entra apuntándole con el arma.

—¿Eres tú capaz de matarme? Piensa en tu bebesito— Cristian la mira con odio.

— ¡Habla cagón!— le pone el arma en la cabeza—. Di todo lo que tengas que decir.

— Amaya baja esa arma— me pongo detrás de ella.

— ¡Quitense todos! Que acá hoy va a correr sangre— dice llorando.

— Ok, diré todo— Cristian la mira—. El día en que tomé la decisión de aceptar la propuesta de Terra fue el peor día de mi vida. No sabía que tenerte iba a ser tan asqueante.

— ¿De qué estás hablando?— Amaya lo mira dudosa.

— ¡Déjame terminar pendeja!— Cristian le grita—. Resulta que el muy idiota de Matt se enamoró de la hermana de Terra, Belén. Y Terra odiaba ver a su hermana con alguien como él y luego se enteró que ella estaba embarazada y la obligó a que Belén se separara de Matt.

— ¿Ella estaba embarazada?— a Matt se le cristalizan los ojos.

— Sí, por eso Terra la ocultó. Y durante todo ese tiempo la mantuvo escondida. Una tarde le hicimos el parto y resultó ser nena, como ella quería y Belén antes de morir nos dijo que le pusiéramos Amaya a la bebé.

— ¡¿Cómo?!— Amaya queda en shock.

— Terra me hizo la oferta de quedarnos contigo y no hacerlo saber nada a nadie.

— No entiendo lo que estás diciendo— dice Matt.

— Que Amaya es tu hija, Matt. Tu hija de sangre, con Belén.

Criminal |Richard Camacho| (2MO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora