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Matt.

Mi mente se tornó en blanco. No sabía que pensar. ¿Cómo era posible que Amaya sea mi hija? No entendía nada, esto es bien confuso para mí. No sé porqué Belén nunca me dijo nada. Estaba muy molesto. Salí corriendo de allí y fui a casa de Terra.

Caminé hasta la puerta de la mansión. Me detuve y miré una de las ventanas del tercer piso, notando una figura femenina y oscura en una de ellas, me miró y retrocedió; esa era Terra.

Seguí avanzando, le disparé a ambos guardias justo en el pecho. Abrí la puerta de una patada, le disparé a cinco más de ellos que se encontraban en el recibidor y el salón principal.

— Por favor, no me dispare— me rogó una chica en el suelo.

Tenía bastante maquillaje y poca ropa, parecía ser menor que Amaya. Me quité el abrigo y la cubrí con este.

— Sal de aquí— le ordené, a lo que ella asintió y salió corriendo.

Fui al despacho buscando a la maldita de Terra, escuché ruidos como zapatos de tacón en el pasillo, así que seguí esos pasos hasta llegar al área de la piscina. No me esperaba ver a la rubia vestida sólo con un babydoll rojo y una serpiente — que reconocí como una pitón birmana albina — colgando de su cuello.

— Creí que nunca vendrías por mi— dijo seductora acariciando a su mascota—. ¿Te gusta?— me sonrió con sorna—. Su nombre es Belén.

La sangre comenzó a hervir en mis venas, esa desgraciada.

— ¡No tienes derecho de decir su nombre!

— Oh, ¡vamos!— comenzó a reírse—. ¿Te pondrás sentimental a esta altura de juego?

Terra removió algo de la corta bata que traía, pude ver algo de la piel de sus caderas, no llevaba más que esa prenda transparente y el diminuto camisón.

— ¿Tratas de seducirme?— reí negando con la cabeza—. De verdad que eres una zorra, Terra.

— Y si no es por sexo, ¿a qué has venido mi querido Matty?

— A qué me digas toda la verdad— me acerco a ella—. ¿Es Amaya mi hija o no?

— Ya veo que te fueron con el chisme, ¿quién fue? ¿Cristian?— ríe.

— Eso no importa ahora, sólo quiero que eme digas la verdad, ¿es Amaya mi hija o no?— le grito.

— Sí, sí, la perrita de Amaya es tu hija con la puta de mí hermana— dice asqueada—. ¿Pensabas que iba a dejarte a mí hermanita y a su moscosa? ¡No! Belén, no tenía ningún derecho de estar contigo y me desobedeció. No le saqué al bebé por pena y porque sabía que de esa bestia que iba a nacer yo podría volverme más millonaria de lo que soy.

— No tenías ningún derecho de sacarme a mí mujer y mucho menos a mí hija.

— ¿Acaso ibas a seguir con Belén cuando te dijera que estaba embarazada? Obvio que no, ibas a ser como todos, la ibas a abandonar y yo sé que ella iba a sufrir mucho. Por eso la encerré y la cuidé. Le hice un parto a sangre fría y me quedé con la bestia que dio luz.

— Te prohíbo que hables así de mí hija— ya me estaba enfadando.

— Perdón Matt, pero sabía que esa familia no iba a funcionar. Tampoco quería que mi hermana sufriera por eso la maté a puñaladas.

— ¡Cállate maldita!

— Si quieres te puedo quitar todo ese odio, hasta te perdonaría por imbécil. Solo tienes que quitarme las ganas que tengo, mira que ya Cristian no lo hace como antes. Me gustaría probar como lo haces tú.

Criminal |Richard Camacho| (2MO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora