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— ¡Qué grata sorpresa! Pasen— les cedo el paso.

— La verdad que no me esperaba que nos recibieras de esa forma querido— Terra me besa en la mejilla de forma coqueta.

— A todo hay que darle su tiempo, ¿no?— le digo.

— No entiendo a qué te estás refiriendo yernito- sonríe.

— No es nada, cosas mías— río—. ¿No vas a decir nada Cristian?— lo noté muy callado.

— Solo analizo lo bien pendejo que te has vuelto— dice—. Supuse que desde que pusiéramos un pié en esta casa inmediatamente ibas a matarnos, pero ya veo que no fue así.

— Lo que pasa es que yo no soy cualquier criminal, soy una más pasivo y pensador, por eso hay cosas que me están saliendo bien— contesto.

— ¡No te creo nada!— ríe Terra con voz chillona—. Si todavía la tenemos a Amaya, ni siquiera sabes donde está así que no puedes decir que lo tienes todo bajo la manga. Eres nuevo en este mundo del tráfico, así que nada te puede salir bien.

— A ustedes nada les está saliendo bien y te pediría querida Terra que no me subestimaras, ahora mismo me uní a una persona más poderosa que ustedes.

— ¿Hablas de Matt?— Cristian ríe caminando de un lado a otro—. Ese nunca fue mejor que yo.

— ¿Lo dices porque ya no está en lo mismo de ustedes?

— El muy maldito le dio su apellido a Amaya, ¿crees que no me enteré? Si quiere que Amaya lo perdone quiero que le digas que así no va a conseguir nada.

— Amaya va a entender lo que pasó, ella es bien comprensiva, aún no comprendo como es que puede ser su hija.

— Hay cosas que no deberías comprender todavía— Terra ríe.

— Ustedes mismo se están causando un grave problema al hacerle esto a Amaya, su propia hija. Cuando estén preso me voy a reír de ustedes en su cara.

— ¡Acá el único problema es que te crees mejor que todo el mundo Richard!— Cristian me grita—. No eres más que un tonto adolescente que intenta rescatar a su novia y no puede porque la cabeza no le da, eres demasiado estúpido para poder encontrarla, y más ahora que te unirte a Matt, la estupidez es doble.

— Ustedes lo único que saben hacer es insultarme e insultarme una y otra vez, a cada rato, a cada segundo y yo no voy a hacer nada la verdad. Lo único que sé es que de aquí yo saldré vencedor y les voy a callar la boca a todos ustedes por creer que sólo soy un inexperto en este nuevo paso de mí vida. Me he alejado de la música, de mí familia, de mis amigos solo para poder rescatar a la mujer que amo y sé que el sacrificio que hice no fue en vano. Y yo... Richard Camacho me reíre cuando triunfe y ese día será cuando esté frente a frente a sus tumbas— le digo.

— ¿Acaso estás insinuando que nos vas a matar? ¡Y cuándo vas a ser capaz tu de agarrar un arma y matarnos! ¡Imbécil!— Cristian se exalta.

— No vas a poder con nosotros nene— Terra ríe.

— Mira, nosotros vinimos aquí para avisarte que ya los 4 meses de la desaparición de tu novia de cumplieron y yo me juré que cuando sucediera ese tiempo iba a acontecer algo. ¡Preparate Richard! Porque está a punto de ocurrir una masacre, va a caer sangre hasta en forma de lluvia- sale de la casa junto a su rabo de Terra.

Acababa de darme cuenta que era un inútil por no hacer nada.

Esperé a que llegara la noche y salí a donde Sabaneth. Cuando estaba ahí la señora su tía me dijo que no estaba pero que podía pasar a su departamento para esperarla.

No dudé en pasar y como Sabaneth no estaba aproveché el momento para revisar el closet.

Misteriosamente la puerta que había encontrado no tenía candado así que no dudé en entrar.

Entre cuidadosamente, todo estaba oscuro y trataba de encontrar un encendedor de luz. De la nada las luces se encendieron y me encontraba en medio de un hospital. ¡Ya lo entendía todo! Ya sabía porqué las llamadas salían de que fueron hechas de acá. No me llegaba a la cabeza como iban a hacer una barbaridad como esta.

Seguí caminando por los pasillos, sentía que era partícipe de una película de terror.

Escuché unos gemidos, seguí el sonido, entré sigilosamente y encontré a una chica embarazada. Me acerqué a ella y chocamos miradas. Había sido Gema.

— ¡Richard!— se emociona y me abraza y empieza a llorar—. Tenía miedo, pensaba que nunca me iban a sacar de aquí.

— ¡Ya estás por dar a luz! Ven que saco de aquí— le ayudo a levantarse.

— Richard, olvídate de mí y buscala a Amaya— me sonríe—. Está en la habitación de al lado.

No me importó nada y salí corriendo de allí. Entré a donde Gema me había dicho y estaba allí mi hermosa Amaya, estaba conectada a muchos aparatos y llevaba una enorme barriga, ahí perdí el miedo de que le hayan hecho el aborto.

— ¡Te encontré!— le susurré al oído y Amaya abrió los ojos.

Criminal |Richard Camacho| (2MO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora