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Richard.

Comencé a prepararme para mi boda, sólo me faltaba ponerme el saco y acomodar mi corbata para terminar. Las manos me sudaban un poco, y Matt, que estaba preparándose a un lado, también se notaba algo nervioso.

Hoy es el día, el día en que por fin uniré mi vida para siempre con la de Amaya.

— ¡Richard!— Bryan entró a la habitación de forma brusca.

— ¿Y ahora qué te pasa muchacho?— le preguntó Matt al acercarse.

— Tengo pistas sobre Pedro— Matt y yo nos miramos para luego ponerle atención—. Ya sé donde se encuentra ese maldito desgraciado.

— Entonces resolveremos de una vez por todas nuestro pequeño inconveniente— dijo Matt convencido.

— Pero hay un problema— dijo Bryan.

— ¿Cuál?— cuestioné.

— No sé cuánto tiempo dure en ese lugar, ya que ha estado moviéndose constantemente para no ser encontrado— pausó mostrándonos su teléfono, en la pantalla había un mapa con un punto marcado—. Ese es el lugar.

— No está tan lejos de aquí.

— Ese bastardo— gruño—, estuvo tan cerca de nosotros todo este tiempo.

— Mis informantes me dijeron que está planeando contraatacar.

— No perdamos tiempo entonces— voy al armario y tomo mi arma de la caja fuerte—. Resolvamos esto de una vez por todas.

— Pero, tu boda...— me recordó Matt.

— Sé que es importante, más que nada— aprieto mis puños pensando en mi mujer—. Pero tener a ese loco rondando por ahí me hace pensar que Amaya y mi hijo seguirán en peligro.

— Tienes razón— dice Matt—. Vamos en mi camioneta entonces.

— ¿Vestidos así?— se refiere Bryan a nuestros trajes.

— También son apropiados para asistir a un funeral—le contesté.

Bajamos las escaleras y como éramos los únicos dentro de la casa en ese momento —ya que se encontraban en el patio trasero organizando todo y Amaya había sido llevada a otro sitio por Belén y Gema para prepararla—, nos fuimos sin que nadie se diera cuenta.

Nos subimos a la camioneta, Matt al volante, Bryan atrás y yo de copiloto. Mientras Matt conducía hacia el lugar preparamos nuestras armas, asegurándonos de que estuvieran bien cargadas, casi estábamos llegando.

— Este hijo de puta, estuvo viviendo en una villa todo este tiempo— maldijo Matt.

Pasamos por el acceso, el cual nos dieron rápidamente, ya que el portero es uno de los informantes de O'Neal. Matt condujo hasta llegar a una de las grandes mansiones que se levantaban aquí dentro. Aparcó el auto y fuimos tranquilamente hacia la puerta principal.

— Recuerden, utilicemos el elemento sorpresa— dijo Matt acomodando su corbatín y los botones en la manga de su saco—. Dejenme hablar a mí, sólo siganme.

Criminal |Richard Camacho| (2MO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora