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— Oigan muchachos, hagamos esto en un lugar más privado— dijo el muy hipócrita.

— Si fuera por mi te volaría la cabeza ahora mismo— dije con todo el odio que podía tener en este momento.

— Pedro, cariño, ¿qué está pasando? ¿Quienes son estos tipos...?— la morena guardó silencio cuando puso su mirada sobre el francés—. ¡¿Bryan?!

— Hola, Tyra— le contestó este incómodo—. Genial, Pedro, también te querías anotar a mi exnovia, ahora sí que te partiré la cara.

Bryan se abalanzó contra Pedro y le acertó un puñetazo en la mejilla, el idiota tomó un cuchillo de la mesa y agarró a Tyra del cuello:

— Pedro, ¿qué demonios estás-?

— Callate o te entierro el cuchillo en el pecho— dijo poniendo el filo cerca de su cuello.

— Sueltala— le ordeno, no tengo planeado que otra persona salga lastimada.

— Oh, no— ríe—. Saldré de aquí y si uno de ustedes se atreve a seguirme u otra cosa le revano el cuello.

Tyra nos miraba con ojos suplicantes; Dios, esta chica no sabe con quien se ha metido.

Los comensales y el personal del restaurante se encontraban igual de tensos por la situación que estaban presenciando, tengo las manos atadas al igual que Matt y Bryan.

Pedro comenzó a retroceder y cuando notó el camino libre, empujó a Tyra de tal manera que cayó sobre mi, Bryan la levantó y junto con Matt corrimos detrás de ese loco entre las mesas.

— ¡Bryan, sueltame!— gritó la morena cuando llegamos a la calle.

— ¿Qué? No te voy a dejar aquí.

— ¡Ya basta y suban al auto los dos, que se nos va!— les gritó Matt.

Cuando estuvimos todos en la camioneta dejamos atrás el restaurante y el alboroto para ir detrás de Pedro.

— No puedo creer que te metiste con ese— le reprochó Bryan a la chica.

— ¿Eso que te importa? Parecía ser un tipo bueno, no como tú.

— ¿Qué estás insinuando?

— Al menos él sí me ponía atención y me complacía en todo lo que le pedía.

— ¿Me estás diciendo poco hombre?

— Pues, si la tienes pequeña...

— ¡Eres una-!

— ¡CALLENSE, MALDICIÓN!

Matt entró a la autopista esquivando autos, Pedro daba vueltas en zig-zag entre los autos y no fue poco el tiempo para que tuviéramos unas cuantas patrullas de policía detrás de nosotros.

— Está llamando demasiado la atención— le digo a Matt para que saliéramos de la autopista.

Nos escabullimos entre unas calles sin perder de vista a Pedro:

— Quiere salir de la ciudad.

— No voy a permitir eso.

La carretera por la que lo seguíamos estaba solitaria, saqué medio cuerpo por la ventana y comencé a dispararle con mi pistola a las yantas. Pedro sacó su mano por la ventana y disparó aleatoriamente.

Matt derrapó varias veces intentando esquivar las balas:

— ¡Bryan, sirve de algo y toma la caja que está debajo del asiento!— gritó Matt.

El rubio le hizo caso y yo volví a recargar mi arma:

— Matt, te amo, viejo— le escuché decir.

Vi la gran arma de francotirafor en la caja, Bryan tenía sonrisa de niño en dulceria.

— Te la iba a dar de cumpleaños, pero creo que ahora es un buen momento para usarla.

Bryan cargó el arma rápidamente mientras yo seguía intentando darle al auto de Pedro.

— ¡Joder, no puedo darle!— grité furioso.

— Dejámelo a mí, Richard— gritó Bryan desde adentro.

Salió por la ventanilla del techo con el rifle listo, Bryan apuntó al eje del auto y con un solo disparo el auto de Pedro derrapó hasta rodar por el camino de tierra y estrellarse contra un árbol.

— ¡SÍ!— gritamos llenos de euforia, excepto Tyra que estaba pasmada.

— ¿Qué mierda han hecho?— la escuché susurrar mientras Matt detenía el auto.

Los tres bajamos dejando a la chica adentro, nos acercamos al auto que comenzaba a incendiarse. Pedro se había arrastrado unos cuantos metros, se giró a nosotros cuando nos tuvo cerca y trató de dispararnos. Pateé su mano haciendo que el arma cayera lejos.

— Este aspecto te queda mejor, ¿no lo crees?— rió Matt—. Me gustaría ser quien comience a cobrarte, aunque ese honor se lo dejaré a Richard.

— Primero, por ser un cabrón— le disparé en la pierna.

— ¡Ah! ¡Maldito bastardo!— gritó y Matt le dio otro disparo en el brazo.

— Eso es porque quise y esto— le disparó dos veces más en el hombro—, por robar mis activos en el puerto.

— Por meterte con mi hermana, dejarla embarazada e intentar matarla— Bryan le disparó en la rodilla, muslo y el tercer disparo en la entrepierna.

Su expresión era horrible, gritaba y sangraba de sus heridas como un cerdo:

— Richard— Matt llamó mi atención—, terminalo.

Como ordenó Matt, apunté mi arma hacia él que sólo nos miraba con impotencia y odio:

— Por matar a su hijo— le disparé en el estómago, haciendo que escupa sangre. Levanté más mi arma y mirándolo a los ojos le dije—: Por Amaya.

El último de nueve disparos salió de mi arma, incrustándose en su frente y terminando de una vez por todas con su existencia.

Lanzamos el cuerpo a quemarse con el resto de su auto y nos pusimos en camino de vuelta. Bryan intentó calmar a Tyra que se encontraba totalmente alterada, luego le agradeció el haberle evitado una vida horrible; Matt y yo creemos que volverán a estar juntos.

Al dejar a Tyra en su departamento nos fuimos directo  a casa, aún estábamos a tiempo para llegar a la boda. Dejamos el auto en la entrada y corrimos, al abrir la puerta de la casa nos encontramos con las chicas en la sala.

Belén intentaba calmar a su hija y Gema por igual, al vernos se sorprendieron, pero lo que más me afecto, fue la mirada de completa decepción de mi Amaya.

Criminal |Richard Camacho| (2MO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora