Mi familia se encontraba en la parte trasera de la casa preparando el asado, la música estaba a cargo de mi hermana que no dejaba de bailar por el lugar, Gjin jugaba con uno de sus videojuegos nuevos mientras yo terminaba por aburrirme sentada bajo la sombra de un árbol, bebiendo jugo de manzana, observando lo que hacían los demás.
El sol radiante y el viendo cálido era recordatorio de un buen día. Cerré los ojos por un instante, hasta que escuché que alguien había llegado junto a mis padres, estaba hablando con ellos y con mis abuelos, su voz dulce era inolvidable. Abrí mis ojos para comprobar que la linda vecina ya estaba con mi familia, sosteniendo una botella con vino entre las manos, y mi madre llevando un pay en la mesa.
No prestaba atención a lo que decía, solo estaba observando aquella sonrisa que tenía. Hoy llevaba una blusa blanca de algodón y un pequeño pantalón de mezclilla, con el cabello recogido de manera desordenada, sandalias y un sombrero que ya había retirado.
-¿Puedo beber un poco de jugo?-la voz de una chica interrumpió mi mirada perdida. Miré en su dirección, pero otra chica me retiró las gafas de sol. Ahora eran dos molestosas chicas a mi lado.
-Hola, soy Rosie-la chica tenía entre sus manos mis gafas, mientras la otra chica bebía mi jugo de manzana. Demasiada crueldad.-Ella es mi hermana Sarah, parecía que no estabas teniendo un buen día y hemos decidido acompañarte-.
Las miré y la chica que respondía al nombre de Sarah se disculpó por el jugo.
-Y tú, ¿cómo te llamas? Parece que eres una chica callada-.
-Soy Dua, y no soy callada, solo estoy intentando no llorar porque bebiste mi jugo-.
-¿Llorar? ¿Por un jugo?-asentí.
-Era el último vaso de ese jugo-recordé que mi abuela lo había preparado en la mañana para mí.
-Cielos, Rosie, ve a decirle a mamá que tenemos hambre-.
-Mejor ve tú, yo me quedo a hablar con Dua, ese es tu nombre ¿cierto?-.
-Sí, ya nos dijo eso Ross-su hermana la fulminó con la mirada y yo no hice más que mirar en dirección a mis padres. ¡Ayuda, hay dos chicas locas a mi lado!
-Ayer te vimos llegar aquí, mamá hizo un pay de manzana para ustedes, tienen suerte-Rosie se sentó a mi lado y su hermana la siguió.
-Si es de manzana, tal vez recompense el jugo-extendí mi mano para que me regresaran mis gafas-creo que voy por algo de comer-.
-¿Tienes hambre?-.
-No, solo quiero mantener la distancia con ustedes, tal vez termine compartiendo mi emparedado con dos niñas extrañas-.
-No somos extrañas, te dijimos nuestros nombres, somos tus vecinas, y seguramente terminaremos siendo amigas-Rosie habló con felicidad y su hermana la miró como si estuviera diciendo alguna locura.
-Niñas, vengan a comer-mi madre nos habló, y en ese momento vi que la señora Cabello nos observaba desde su lugar en la mesa del jardín.
Sarah me ayudó a levantarme y aunque pensaba en negarme, recordar la mirada de aquella mujer me dejaba sin equilibrio. Caminamos hacia el jardín, y mis nervios comenzaron a aumentar.
-Dua, la señorita Camila ha traído pay de manzana, tu favorito-sonreí, pero el motivo no solo era por la tarta.
-Hola linda-verla de cerca y estar a pocos pasos de distancia me hizo sonrojar de nuevo, así que terminé de responder con un tímido "hola".
-Mamá, tenemos hambre y Sarah bebió el jugo de manzana de Dua-levanté rápidamente la mirada.
-No importa-me senté junto al lugar que ocuparía mi padre, quien continuaba cocinando mientras mi madre lo ayudaba a servir lo último en la mesa. Había ofrecido mi ayuda pero a mis abuelos no les agradó la idea de que me ocuparan, preferían verme en la mesa esperando.
-Hija, le debes una disculpa a Dua, eso no está bien-.
-Pero mamá, ya le pedí disculpas-.
-Sarah-aunque su voz se mantenía tranquila había notado la manera autoritaria de pedirlo.
-Está bien, no tenía mucha sed-ayudé un poco a la chica, pero me gané la atención de la mujer y en ese momento Sarah me volvió a pedir disculpas. Yo negué de nuevo, siendo interrumpida por mi padre que había llegado con más comida y me di cuenta que mis abuelos charlaban con mi madre, Gjin y Rina hablaban con Rosie.
Mientras comíamos el asado, el tema se centró en nuestra mudanza, recordando que a mis 17 años ya había vivido en Londres, Kosovo, Nueva York y ahora Virginia, demasiados cambios en poco tiempo. Los adultos parecían interesados en los traslados mientras yo solo esperaba el momento para comer el postre. La tarta de manzana era perfecta.
-He comprobado que si es tu favorito-la señora Cabello se dirigió a mí, yo asentí aún con la cuchara en mi boca, sus ojos cafés me observaban con curiosidad-yo igual amo los postres, en secreto la tarta de manzana también es mi favorita-.
-¿Usted lo preparó?- ella reafirmó lo que sus hijas me dijeron acerca de la tarta y sonreí-igual me gustan las galletas-.
-En casa siempre vas a encontrar galletas-.
-¿También leche y miel?-.
-También leche y miel-me regaló un guiño mientras continuaba con la conversación de la familia. Yo estaba con mi corazón acelerado mirando los detalles de la mujer que estaba cerca de mí. La calidez del verano y la frescura de su juventud me recordaban a las historias románticas que había leído.
Me quedé escuchando un poco más de aquella conversación porque la señora Cabello había comenzado a hablar acerca de su vida en Virginia. Ella ahora se dedicaba a la pintura y la literatura, aunque antes era maestra en una escuela preparatoria de Miami. Su rostro permaneció neutro cuando mencionó a su ex esposo, el señor Aidan Lysander, piloto de una aerolínea internacional, un hombre al que seguramente vio por poco tiempo. Su adoración eran las dos chicas que estaban a su lado, Sarah y Rosie.
-Dua, cariño, ¿te gustaría acompañar a las niñas a la piscina? Nosotros ahora vamos-Camila estaba hablándome, yo me sorprendí al ver que me había concentrado en calcular su edad, tal vez tenía entre los treinta y cinco años pero sin alcanzar los cuarenta, realmente era una mujer joven y atractiva.
-Si-terminé de responder para levantarme y dirigirme con las chicas que me llamaban, Rina y Gjin ya se encontraban en la casa de las vecinas, cerca de la piscina.
El jardín estaba cuidado con delicadeza, eso únicamente era la obra de arte de la señora Cabello.
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BABYGIRL » duamila
Fanfiction-Mami quiere un beso de su princesa, aquí- ella señaló la curva de sus labios que formaban una dulce sonrisa divertida. Mami me ha enseñado que las buenas chicas tienen su recompensa, si eres una niña mala te castigan. Ella siempre me espera en casa...