Babygirl I

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Mis labios continuaron besando a la señora Cabello hasta casi dejarnos sin respiración mientras que mi cuerpo la empujaba contra la barra del desayunador, sus manos se sujetaban en mi ropa y mis brazos la rodearon con más fuerza.

-Cariño...la cena-.

-No importa-continué besándola y su respuesta fue disminuyendo para indicarme que debía detenerme.

-Dua-su voz se perdió entre mi boca y suspiré antes de apartarme de ella-muy bien linda, de primero vamos a cenar-.

-Pero...-sus labios me silenciaron con pequeños besos sin profundizar, mientras que sus manos sostenían mi rostro.

-Se una chica buena, cariño...créeme que yo igual deseo eso que sientes-.

Ella acomodó mi ropa y sonrió, recorriendo con sus dedos la línea de mi barbilla hasta mi cuello que se había quedado al descubierto.

Esa noche me quedé a dormir en su cama una vez más y al despertar me encontré con la señora Cabello a mi lado, aún era temprano.

Hoy debía regresar a casa antes de que mi familia lo notara así que no tuve otra opción, me levanté de la cama y caminé por la habitación para dejarle un mensaje a la linda mujer que continuaba en sus sueños.

"La extrañaré esta mañana,
espero encontrarla de nuevo en el atardecer,
tal vez pueda darle una sorpresa.
Con amor, su pequeña chica".

Dejé la nota en la mesa de noche y caminé hacia la puerta de la habitación, mirando a la señora Cabello dormir con tranquilidad.

Regresé corriendo para entregarle un beso en su mejilla cálida y salí inmediatamente de la casa, como si estuviera en una misión de contratiempo. Crucé el jardín desde la parte trasera y llegué a la puerta de la casa de mis abuelos, el sol comenzaba a salir entre las montañas formando un paisaje impresionante, similar a las pinturas perfectas. Al final, entre el establo y el granero se escuchaba el cantar del gallo como un aviso de la mañana.

Abrí la puerta posterior de la casa y entré, cerrando detrás de mí para asegurarme que nadie estaba cerca.

Entré a la cocina y justo ahí se encontraba mi abuela que al verme se sorprendió, yo estaba buscando cómo intentar no parecer asustada.

-Dua, hija ¿qué haces aquí? es temprano aún, debes estar durmiendo-.

-Yo...abuela, solo estaba buscando algo para comer porque tengo mucha hambre-mentí.

-Ayer te fuiste a dormir temprano, seguro es eso-.

-Si-asentí mientras caminaba hacia el mueble alto y bajaba la caja con galletas.

-¿Quieres que te prepare algo? Unos pancakes tal vez-negué mientras comía la primera galleta de vainilla-¿waffles?-.

Me detuve a pensarlo y ella continuó convenciéndome.

-Los waffles son tus favoritos...-.

-Buenos días, que bella niña se ha despertado hoy temprano-mi abuelo llegó a la cocina para dejar un beso en mi cabello y después saludó a su esposa-prepararé un poco de café-.

Mis abuelos se concentraron en hablar de las posibles cosechas próximas y así me salvé de más preguntas peligrosas y respuestas extrañas.

Faltaban pocos minutos antes del mediodía cuando vi que la señora Cabello estaba terminando de limpiar el establo, dirigiéndose a la parte trasera del granero con una pequeña bolsa en la mano.

Es mi oportunidad.

Le dije a mi abuela que saldría un momento y que regresaría pronto, aunque seguramente estaría afuera de casa hasta el anochecer. Me despedí y sin esperar más, corrí hacia el lugar donde había desaparecido la señora Cabello.

Avanzar rápido por el jardín y pensar en que la encontraría de nuevo provocaba que los latidos de mi corazón se descontrolaran.

Giré en la parte trasera del granero, donde escuché que el pequeño molino de agua estaba encendido y ahí me detuve.

Maldita sea.

Camila estaba desnuda, de espaldas a mí bañándose bajo el pequeño torrente de agua. El líquido bajaba por las curvas de su cuerpo hasta los talones y mis ojos siguieron el recorrido que se dibujaba en su piel.

-Señora Cabello-.

Ella inmediatamente volteó para verme y la imagen apasionante de la mujer me dejó sin palabras, admirando lo que estaba observando.

-Cariño, ¿qué...?-se retiró de la corriente de agua y buscó la ropa limpia-¿qué haces aquí?-.

-Lo siento-giré para quedar de espaldas a ella y evitar que su mirada se posara en la mía, sentía mis mejillas sonrojadas y el pecho comenzaba a arder debajo de mi ropa.

-Dua, ven aquí-me llamó con esa voz dulce y cariñosa. Maldije de nuevo internamente.

Comencé a hacer lo que me dijo, me dirigí a ella, notando que seguía desnuda.
Su mano me llamó y me acerqué lentamente como una presa que dudaba de su depredador.

-Bebé, ayer querías comerme en la cena y ahora tienes ese ligero sonrojo-señaló mis mejillas y sostuvo mi mano.

-No creí...no esperaba encontrarla así...-respondí perdida.

-¿Me seguiste?-.

-No, la ví desde mi casa-sus labios se presionaron y esos ojos cafés me miraron con más deseo del que recordaba.

-Leí tu nota en la mañana...¿eres mi dulce niña?-.

La profundida de su voz entraba en cada sentido de mi cuerpo y me atraía a ella.

-Si-.

La sonrisa de satisfacción apareció entre sus labios rosados y suaves que me llamaban.

-¿Quieres tocar a mami?-.

-Si-.

El deseo recorrió mi cuerpo con más fuerza en un solo segundo después de responder.

-¿En dónde quieres tocar a mami?-mientras me preguntaba, sus manos jugaron con las mías para llevarlas a su cuerpo.

Y terminé señalando la forma de su pecho que en un instante se encontró entre mis manos. Su piel seguía húmeda por el agua pero sentía su calidez.

Cerré mis manos en cada pecho y presioné un poco, ella retrocedió algunos pasos para que se recargara en la madera de la parte posterior del granero.

-¿Te gusta?-.

Busqué su mirada pero ella tenía los ojos cerrados y una sonrisa en su rostro.

-Si, si me gusta-.

-Puedes tocar en donde tu quieras, cariño-su cuerpo desnudo entre la pared y mi cuerpo se tensaba y relajaba en cada toque de mis manos nerviosas. Era la primera vez que tocaba a una mujer de esa manera.

Mis dedos dibujaron sobre su abdomen fuerte y ella envolvió delicadamente sus brazos alrededor de mi cuello para comenzar a besarme en los labios.

BABYGIRL » duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora