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Mis padres habían intentado convencerme para que asistiera en la fiesta del vecino, pero me había negado a ir, las hijas de Camila habían ido, mi familia igual, excepto yo, que fingí estar cansada y con sueño para encerrarme en mi habitación.

La música se escuchaba en su máximo volumen. Me asomé por la ventana para observar todo el paisaje desde mi habitación, el día era lindo para ir al lago. Tal vez debía salir a dar un paseo por el lugar porque ya comenzaba a aburrirme.

Después de bañarme me coloqué aquél vestido color blanco, mi favorito aunque comenzaba a quedarme pequeño. Coloqué una mochila en la espalda y ajusté mi cabello con una cinta, en mi cuello se dejaba ver un delgado collar y en mi mano un reloj con forma de durazno.

Busqué varias galletas que estaban en la cocina y las llevé conmigo para comer en el camino.

Mis pasos disminuyeron al cruzar frente a la casa de la familia Lysander Cabello, aunque ahora prefería solo llamarle Cabello. Con curiosidad intenté ver si había alguien adentro de la casa pero no escuchaba más que el ruido de la fiesta a varios metros más lejos.

Suspiré al pensar que tal vez hoy no vería a la señora Camila.

Continué mi camino hacia el sendero donde supuestamente me conducía a la zona más poblada del condado. Me quedaba una galleta cuando escuché que un vehículo avanzaba por el lugar, y en cuestión de segundos me encontré con una camioneta negra, conducía la señora Cabello, quien se detuvo a varios metros por delante para bajar inmediatamente.

-Cariño, ¿qué haces aquí? ¿Estabas perdida?-.

-No, yo solo quería ir al lago...-ella comenzó a negar con la cabeza y se acercó a mí.

-Está mal lo que estás haciendo, mi niña, es peligroso, podría sucederte algo-su voz severa me recordó a los regaños de mis padres, la diferencia es que su tono era con cariño y en su mirada había demasiada preocupación-¿dónde están tus padres?-.

-Ellos están en la fiesta- de nuevo negó y extendió su mano para que la sostuviera, así lo hice, me sentía una niña pequeña.

-Vamos linda, no debes estar aquí-.

-¿A dónde vamos?-fruncí mis cejas al esperar su respuesta, no tenía idea a dónde nos dirigíamos. Ella abrió la puerta del asiento acompañante del conductor y me ayudó a sentarme ahí, para colocarme el cinturón y tocar la punta de mi nariz con su dedo.

-¿Te gustaría acompañarme a la ciudad? Debo comprar algunas cosas que hacen falta en casa y si regresamos antes del anochecer tal vez te lleve al lago-acepté su idea y ella unió con dulzura sus labios a mi mejilla.

Vi como rodeara la camioneta para estar al volante y avanzar por el camino hacia la ciudad. La música en la radio se mantenía en estilo pop y country, era agradable pero no podía prestar más atención en la canción ni en el camino, sino en la mujer que maniobraba con el volante para adentrarnos en las calles de la ciudad.

Llegamos al supermercado principal, donde las letras rojas en un letrero indicaban su nombre. La señora Cabello se encargó de mantenerme a su lado mientras entrábamos al lugar para comprar. Tenía una lista y mucho por elegir, caminábamos entre los pasillos buscando todo lo que tenía anotado.

-Puedes elegir lo que desees, cariño-ella estaba mirándome con una sonrisa en los labios y yo le correspondí. Caminando hacia las galletas. Demonios, tengo una adicción.

Ella me cuidaba desde algún otro pasillo mientras yo decidía entre las tres cajas de galletas que me habían capturado. Hasta que la señora Cabello apareció a mi lado con el carrito lleno de alimentos, y algunos productos para el hogar.

-Puedes llevar los tres sólo si me prometes que no te vas a comer todo en un día- sonreí al escucharla, tal vez me creía capaz de hacerlo pero terminé respondiendo "lo prometo".

Mientras caminamos hacia la caja, le hablé de la escuela en la que estuve y un poco de mis amigos en Nueva York. Realmente todo era diferente, y por primera vez no sentí nostalgia al mencionar mi antiguo hogar, era poco tiempo para sentirme así y me pregunté a mi misma qué sucedía.

Durante el camino de regreso a casa, ella colocó un disco de un grupo alternativo y comenzó a cantar, animando el viaje. Mis abuelos tenían razón, irradiaba energía y contagiaba a todos los que estuvieran cerca.

-Estuve pensando en lo que me dijiste de la escuela y me gustaría ayudarte en algo, puedo enseñarte algunos temas mientras reanudas tus clases, tengo libros en casa que nos puede apoyar a estudiar...-.

-Oh no, más escuela- ella comenzó a reír al escucharme.

-Pero yo voy a ser tu maestra, no creo que sea aburrido-la miré con más curiosidad, y mi corazón se aceleró un poco, no me veía como aprendiz de una mujer como ella porque seguramente no prestaría atención en nada más.

-Va a ser difícil-cubrí rápido mi boca por haber pensado en voz alta, pero ella lo había escuchado.

-¿Difícil? ¿Por qué?-.

-Porque usted causa algo lindo aquí-lo dije mientras señalaba mi pecho donde mi corazón latía descontrolado. Seguramente estaba cometiendo una locura pero no importaba, su reacción fue divertida y linda, sonrió con complicidad y suspiró, habíamos llegado a casa.

-Me encargaré de decirle a tus padres la propuesta de estudio, ¿te parece?-asentí en silencio, retirando el cinturón de mi cuerpo para bajar. Sus manos rodearon mi brazo para detenerme y al instante respondí.

-¿Qué ocurre?-.

-Espera cariño, no puedes irte sin un beso mío-sin esperarlo, sus labios acariciaron los míos en un beso, como si estuviera probando un fruto prohibido, sujetando mi mentón para terminar su ligero contacto, la sensación latía en mi boca.

En silencio buscó las cajas con galletas y me entregó solo una.

-Las demás las guardaré en casa para después-no protesté a sus palabras.

Seguí sus pasos hacia la entrada de mi casa, donde mis abuelos ya se encontraban esperándonos.

-Dua, nos asustaste, no te vimos en casa y pensamos que te habías perdido en el bosque-mi abuela me abrazó mientras mi abuelo agradecía a Camila por cuidarme.

-No es nada, la encontré en el sendero y le pedí que me acompañara a comprar en el supermercado de la ciudad, su nieta es un ángel-la señora Cabello no dejaba de mirarme y yo no podía liberar de mi mente su primer beso.

BABYGIRL » duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora