-Dua, nuestra madre nos ha dado permiso y mañana nos vamos a Miami-Rosie me abrazó feliz mientras su hermana continuaba cargando una pequeña caja café.
-Cuidarás a Shawn-me dijo la chica bronceada y yo resoplé por su idea.
-No es un bebé-.
-Tú tampoco eres su madre pero podrías acompañarlo al Gran Molino mientras trabaja, así no está solo y tú tampoco, ¿o ya tienes pensado qué hacer en estos días?-levantó sus cejas y me desafió con la mirada.
-Tal vez tenga algo en mente pero es un secreto-no pensaba en decir nada más.
Rosie acomodó su brazo en mi hombro y me sonrió.
-¿Alguna travesura de niña mala?-.
-Puede ser...-busqué con la mirada a la señora Camila pero no la encontraba por ningún lugar de la casa-Rosie, ¿tu madre está en casa?-.
-Sí, creo que está hablando con papá-respondió sin darle importancia.
-Espero que estén arreglando sus problemas, hoy en la mañana mamá estaba más sonriente que siempre-Sarah respondió un poco más emocionada, y yo no dije nada más.
Continué ayudando a las chicas con el desorden que tenían en su habitación, su equipaje aumentaba y disminuía al elegir lo mejor para el viaje. No estaba segura de cuánto tiempo había transcurrido porque estábamos charlando acerca de Nueva York, mis amigos, su anterior escuela y de los chicos que conocían en Virginia.
-Dua, ¿cómo sería tu chico ideal?-.
-Uhm, solo que sea lindo-.
-"Lindo" ocupa mucho-.
-Bien, debe ser cariñoso, amable y divertido, debe saber cocinar, que sus abrazos me hagan sentir segura, oh, también debe...-mientras describía a la persona perfecta en mi mente, recordé a la señora Camila y todo lo que comenzaba a notar de ella durante los primeros días, quería conocerla más.
-De acuerdo, si tienes un tipo de chico en especial-.
-Persona especial-corregí.
-Persona...eso incluye a las chicas igual-inquirió rápido Rosie, había captado mi intención.
Cuando desvié mi mirada hacia la puerta abierta, ahí se encontraba la señora Camila, sonriendo como si estuviera escuchando toda nuestra conversación, su cabello caía por sus hombros, llevando como ropa otro vestido que se unía a su colección de verano.
-Niñas, ya es hora de comer, la mesa está lista-las chicas se sorprendieron al escuchar a su madre.
-Si mamá, ahora vamos, solo terminamos de guardar esta ropa-.
-De acuerdo...-su atención pasó de sus hijas a mí-cariño, tú serás nuestra invitada especial, así que igual voy a esperarte en la mesa con nosotros-.
-Lo siento señora Cabello, yo debo regresar a casa con mis abuelos, ellos me esperan para la comida, tal vez sea en otro momento-.
Busqué una excusa rápida, quería estar más tiempo en aquella casa pero seguramente iba a encontrarme con el señor Aidan, si podía evitarlo sería mejor.
La señora Cabello asintió en silencio por mi respuesta a su invitación.
-Dua, ¿vas a regresar a la casa para despedirte de nosotras?-.
-Sí-.
-Entonces te esperamos-escuché a Sarah responderme antes de que comenzara a irme.
-Estaré aquí más tarde-.
Avancé hacia la puerta, observando como aquella linda mujer seguía de pie, esperando a sus hijas.
-Buenas tardes señora Cabello-.
-Nos vemos después, cielo-sentí una ligera caricia en el brazo al estar cerca de ella para dirigirme a las escaleras, dejando una sensación de cosquilleo en el lugar donde me había tocado. Estaba segura que sus hijas no lo habían visto pero sentí la necesidad de mirar hacia atrás para comprobarlo.
Me faltaban pocos pasos para llegar a la puerta cuando me encontré a un hombre alto en el living, estaba hablando por teléfono y por un instante no notó mi presencia. Tenía la barba recortada, el cabello castaño peinado con cuidado, llevando un traje y zapatos lustrosos, su voz era grave y con un acento inglés.
Levantó su mirada, encontrándose conmigo. Sonrió un poco y le respondí el saludo que me dirigió antes de regresar a casa.
Mi día avanzó con lentitud, o al menos así lo vi. Miraba el reloj cada cinco minutos, calculando lo suficiente para regresar de nuevo con las chicas y despedirme de ellas. Tenía casi tres semanas en Virginia y ya comenzaba a adaptarme mejor.
Terminé de ducharme y justo cuando buscaba mi ropa en el armario, escuché a Rosie llamarme desde afuera, a través de la ventana de mi habitación. Me asomé un poco para responderle que en unos minutos bajaba, ella pidiendo que fuera más rápida porque tenía algo que decirme.
Coloqué un pantalón corto de mezclilla y una camiseta blanca con dibujos divertidos. Coloqué mis zapatillas y corrí hacia afuera, mi cabello estaba un poco desordenado pero no tenía tiempo.
Rosie corrió hacia mí al verme salir de casa, abrazándome con fuerza.
-No me extrañes mucho, Dua...regresaremos pronto-presioné mis brazos alrededor de ella y sentí como desordenó más mi cabello.
-Lo siento pero si te voy a extrañar-.
-Eres una bebé-besó mi mejilla y se apartó de mí al ver que Sarah ya estaba cerca, lista para abrazarme.
-Si nuestro plan falla, encárgate de que mamá no se preocupe demasiado, en unos días le avisaremos que nuestro viaje es de dos semanas-me indicó Rosie.
La chica más alta me abrazó y terminó diciendo lo mismo que su hermana.
Después de varias despedidas, ellas subieron al automóvil con su padre mientras que la señora Camila me mantenía a mi lado, la sonrisa no se borraba de sus labios aunque podía notar que estaba un poco preocupada.
El automóvil desapareció por el sendero que conducía hacia la ciudad, y mi distracción de lo que ocurría se disipó cuando sentí las manos de la señora Cabello posarse delicadamente sobre mis hombros.
-Corazón, quédate en casa esta tarde, puedo hornear algunas galletas-.
-¿Tiene leche y miel?-.
-Si-.
-Entonces me quedo hasta la noche-mi mirada se encontró con la de ella.
Sonreí mientras me llevaba al interior de la casa, mis padres pronto llegarían del trabajo pero no importaba, yo solo quería obtener más besos de la mujer que ahora enlazaba sus manos con las mías.
ESTÁS LEYENDO
BABYGIRL » duamila
Fanfiction-Mami quiere un beso de su princesa, aquí- ella señaló la curva de sus labios que formaban una dulce sonrisa divertida. Mami me ha enseñado que las buenas chicas tienen su recompensa, si eres una niña mala te castigan. Ella siempre me espera en casa...