Cherry

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Cerré mis abrazos alrededor del cuerpo desnudo de Camila. Ella se removió entre las sábanas y buscó mi mirada.

Ya había trascurrido casi dos meses desde el día en el que sus hijas regresaron y yo me había escabullido en la madrugada por su ventana para entrar a aquella habitación.

Durante las últimas semanas, Camila había pedido que me quedara a su lado, y todas las noches había dormido con ella.

-Dua, cariño, ya es hora de levantarse-.

-No quiero-me quejé.

Escuché su suave risa y entreabrí los ojos de nuevo.

-Linda, despierta-.

Su sonrisa estaba cerca de mí.

-¿Podemos quedarnos un minuto más?-.

-¿Sólo un minuto?-.

-Sí-.

-De acuerdo, pero sólo un minuto-terminó por aceptar con un suspiro.

Su piel descubierta contra la mía era una sensación increíble, y sabía que ella tampoco quería levantarse de la cama porque pasaron varios minutos hasta que de nuevo me llamó.

-Amor, despierta-.

Cuando ella intentó moverse para salir de la cama, la presioné con más fuerza hacia mí.

-Dua...-.

-Me gusta mi nombre cuando usted lo dice de esa manera-.

-Cariño, me encantaría quedarme todo el día en la cama contigo, pero no puedo-.

-¿Por qué no?-.

-Porque mis hijas me esperan abajo-.

-Cierto-.

-Además, Aidan se quedó a dormir-sólo escuchar el nombre de su ex esposo me hacía sentir con mal humor.

Ella rió bajo al ver mi reacción.

-Sarah le rogó a su padre que se quedara para el desayuno...parece que él ahora quiere estar más tiempo con ellas-.

Bufé y cubrí mi rostro con las sábanas, abrazando de nuevo a la mujer que se encontraba a mi lado.

Camila intentó buscarme por debajo de la tela, pero no se lo permití.

-Dua, me gustaría hacerte una pregunta...-

-La escucho-.

Descubrí mi rostro para observarla, esperando por su pregunta.

Hoy, la señora Cabello se veía especialmente atractiva con el cabello desordenado y aquella linda sonrisa entre sus labios.

-¿Por qué...-dos ligeros golpes en la puerta interrumpieron sus palabras.

-Camila, ¿estás despierta?-.

La voz de aquél hombre llegó hasta nosotras.

Ella se liberó de mi brazo y miró en dirección a la puerta de la habitación.

-Sí Aidan, en un momento bajo-.

-De acuerdo, el desayuno está listo-.

-Gracias...-la mujer se levantó de la cama, exponiendo su desnudez frente a mí.

Me reacomodé entre las almohadas para admirarla desde el lugar donde estaba.

-Me gusta ese lunar que tiene en la espalda-.

Ella dejó de buscar la ropa en el suelo para mirarme.

Las curvas de su cuerpo me dejaban sin aliento, quería regresarla de nuevo a la cama conmigo para besarla.

BABYGIRL » duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora