Jelly

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Shawn estaba recostado al lado mío. Mirando al cielo. Con las manos por detrás de su cabeza mientras yo sentía el césped contra mi espalda. Estaba siendo una noche tranquila, algo que me hacía amar el lugar donde me encontraba.

-En la ciudad, las estrellas no se logran ver-señalé.

Él me miró detenidamente y negó con una cálida sonrisa. Cada vez se veía más adulto, y me recordaba menos al niño que conocía.

-En la ciudad, pocos miran hacia el cielo...hay muchas luces parpadeantes, y se preocupan más por el tráfico que por ver lo que les rodea...

Su voz fue disminuyendo y sólo lo miré de reojo. Me estaba observando.

-¿Qué ocurre?

-Estaba pensando en que...tú y la señora Cabello....

-Ujumm-giré un poco para mirarlo a los ojos y él se detuvo.

-...deberían hablar con tus padres.

-Es complicado.

-Pero siempre viven amándose a escondidas, como si estuvieran haciendo algo malo...y sabes que no es así.

Resoplé y lo seguí mirando. Él seguía esperando a que le dijera algo.

-Sabes que puedes contar conmigo, Dua, y yo te apoyaré en todo con la señora Cabello, pero debes dar ese paso...sentirte libre de amar a quien deseas sin tener que ocultarlo.

-Lo haces parecer tan sencillo.

-Sólo intento que veas las cosas en otro sentido.

-No quiero perderla.

-Si lo que sienten es real, nada ni nadie las separará.

De nuevo nos acomodamos para mirar las estrellas, hasta que comencé a escuchar el tarareo de Shawn.

El calendario seguía avanzando y cada vez amaba más a Camila. Ojalá pudiera estar ahora mismo con ella.

-Voy a ir a verla.

-¿Qué?-Shawn rápido se incorporó para verme confundido.

-Que voy a ir a verla...a la señora Cabello-señalé la casa casi a oscuras de Camila y comencé a acomodarme el vestido.

-¿Ahora?

-Si-reafirmé.

-No, no, es mala idea.

-¿Por qué?

-No creo que esté ahí...además tu papá seguro te está vigilando y ver a esta hora a la señora Cabello no es el mejor plan.

Hace un par de semanas, mi padre y Camila habían estado en peligro de ser detenidos por el problema de los cazadores. Papá se liberó de la policía fingiendo, aunque nunca nos dijo exactamente cómo lo hizo y qué dijo, pero lo que nos dejó claro era que se sentía traicionado por Camila y que no quería que nadie de la familia se mantuviera en contacto con ella ni estuviera cerca. Según mi padre, mientras más lejos, mejor. Decía que era mala influencia.

Desde ese día no he visto a Camila. Shawn me dijo que la señora Cabello estaba bien, que a ella la policía ni siquiera la consideró como sospechosa, así que se había salvado.

Lo único que me preocupaba era que Camila no había intentado hablar conmigo. Ni siquiera había regresado al granero, ni al bosque.

-¿Cómo se supone que hablaré con ella? Realmente quiero mejorar las cosas entre nosotras.

Shawn estaba pensando hasta que metió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó unas llaves. Eran de su motocicleta.

-¿Te gustaría dar un paseo mientras buscamos a tu amada?

Sonreí y asentí.

-Debo ir por mi chaqueta y avisarles que saldré contigo...-Shawn se sorprendió.

-De acuerdo, yo...aquí te espero.

-No tardo, ya regreso-le dí un rápido beso en la mejilla y corrí hacia mi casa. Necesitaba encontrarme con la señora Cabello, ya la extrañaba y mucho.

...

Shawn estacionó su motocicleta justo enfrente de un bar. Afuera había varias personas fumando y charlando, y por más extraño que pareciera, aparentaba ser un lugar tranquilo.

-¿Qué hacemos aquí?-pregunté mientras me bajaba de la motocicleta. Shawn me siguió después.

-Podemos ver si Camila está aquí.

-Ella no es de estos lugares.

-Nunca sabes con qué te puedes encontrar.

Negué con la cabeza y lo acompañé hasta la entrada del lugar.

-No creo que puedas entrar aquí, es para mayores de edad y tú no te ves tan grande.

Shawn me volteó a ver y sonrió más amplio.

-Dua, tú tampoco te ves mayor, pero no creo que aquí sean tan difíciles, no es un club nocturno.

-Bueno, tienes razón...es sólo que no quiero más problemas.

-No los tendremos, confía en mí.

Y segundos más tarde, ya estábamos adentro del bar. Lo primero que hice fue buscar con la mirada a la señora Cabello, pero no la veía por ninguna parte y estaba tan concentrada en lo mío que no noté que Shawn me llamara.

Estar ahí me hizo perder la noción del tiempo, sólo sabía que la estaba pasando bien.

Habíamos bebido un poco de cerveza y tequila, y aunque Shawn había insistido en beber vodka, por nuestro bien le dije que no nos embriagáramos ahí. Luego Shawn me invitó a bailar, pero era pésimo para moverse al ritmo de lo que fuera que estaba como música de fondo y terminamos juntos haciendo el ridículo, intentando seguir nuestros pasos. Su risa era contagiosa y no podía evitar reír con él.

Todo era diversión y baile, hasta que Shawn sostuvo con fuerza mi mano y se acercó más a mí para decirme algo al oído.

-Dua.

-¿Qué pasa?

-Tu papá-rápidamente lo miré. Asustada.

-¿Dónde?-intenté buscarlo con la mirada hasta que lo vi. En un extremo opuesto del bar, junto con sus amigos y dos mujeres más, mi padre bebía y reía como nunca antes lo había visto.

-Creí que le pediste permiso a tu padre para salir.

-No estaba en casa, mamá me dio el permiso.

-Así que tu padre hoy hizo una excepción y no estaba vigilándote desde casa.

-Tal vez ya no lo hace-sugerí.

-O tal vez sabe que Camila está lejos de ti.

-No lo creo, seguro...-y me detuve.

Camila estaba llegando al bar. Tenía puesto un vestido blanco, con el cabello recogido y los labios remarcados en rojo. Esa mujer podía robarse todos mis suspiros y miradas.

-¿Con quién vino?

-Con nadie...tranquila Dua, no te pongas celosa.

Antes de que nos viera, llevé a Shawn al otro lado del bar.

No podía creer lo que estaba sucediendo.

Camila se quedó en la barra del bar durante un tiempo más. Papá notó su presencia, y sólo esperó a que sus amigos se distrajeran para ir hacia la señora Cabello.

Después de varios minutos de, al parecer, escasa charla, Camila se puso de pie y salió del bar. Mi padre iba a seguirla, pero vi que un chico lo detuviera, Shawn. Lo había hecho por mí, era mi oportunidad.

Caminé hasta la salida y seguí rápidamente los pasos de Camila. Yo ya estaba pareciéndome a una acosadora de alta intensidad.

-Camila.

Por un instante, ella se detuvo y me miró. Estaba igual de sorprendida que yo.

-¿Dua? Cariño...-inmediatamente se acercó hacia mí, y me abrazó.

-Camila, te extrañé mucho.

-Y yo a ti, mi amor.

Me liberé un poco de sus brazos para sostener su rostro y comencé a besarla.

-Dua, espera...-ella intentó hablar entre mis labios, pero yo la atraje más hacia mi cuerpo para besarla con más intensidad.

Y todo se detuvo.

-Dua...Camila-esa voz.

Maldición. Maldición.

Era mi padre.

Joder, mi padre está aquí.

BABYGIRL » duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora