'Equivocación, oops.'

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La luna se encontraba alta y brillante, enorme y hermosa mientras alumbraba con su luz prestada a la pareja que a través del vidrio de una de las ventanas de la alta Torre de los Vengadores se entregaban en cuerpo y alma entre sábanas rojo borgoña, piernas entrelazados y torsos sudorosos pegados en íntimo abrazo. Bocas juntas en la danza del amor y cabello revuelto de tanto movimiento. El genio de cabello castaño se encontraba a punto de venirse y aunque eso era maravilloso significaría el final de tan pasional sexo y el no deseaba tal cosa así que su mente empezó a recordar sucesos nada sensuales pero que no llegaran a ser asquerosos, quería durar más, no acabar la diversión. Hoy había leído sobre un grupo que vendría a la ciudad a tocar en el estadio principal, sus integrantes eran un variado grupo, un mapache modificado inteligente y sarcástico, una hermosa y fuerte mujer de piel verde, un hombre grande calvo con tatuajes de líneas rojas, otra mujer con rostro dulce con antenas muy lindas y por último un hombre humano que era apuesto de forma salvaje, siempre se metía en líos según leyó y se hacía llamar Star Lord, puff, a Tony se le había hecho gracioso y muy ególatra. Le cayó bien pero pensó que su verdadero nombre le caía mejor: Peter Quill. Sonaba bien y era conciso. Quill bien podía ser pluma, cañon o una púa y el hombre líder de la banda 'Guardianes de la Galaxia' era eso, problemas para unos, salvador para otros. Sus líos eran vistos por fuera cómo peleas de callejón, golpes a personajes reconocidos sin causa aparente pero Tony lo había investigado más a fondo desde que se supo que vendría a su ciudad, y esas peleas siempre fueron para salvar a personas inocentes. Era un buen tipo ese Quill y cómo la mente de genio nunca se apaga cuándo empieza a funcionar el héroe se imaginó a un ganso con el rostro del vocalista y ¡Quill!

— ¿Qué?

Rayos ¿Lo había dicho en voz alta? Pensó el genio y abrió los ojos para corroborar. Ojos azules confundidos pero con un tinte de malestar lo veían fijos. Maldición.

— ¿Qué de qué?

Mejor hacerse el desentendido. Y mover las caderas para reanudar el sexo ideó el hombre de hierro.

— Detente y explícame ¿Por qué dijiste el nombre de otra persona?

Manos fuertes sujetaron las caderas del genio causando dolor.

— ¿Lo dije? No hables tonterías, Cap. Y sigamos.

Una sonrisa malévola se formó en el icono americano. 

— Claro, Tony.

Se incorporó y tomando su pantalón desechado al costado de la gran cama le quitó el cinturón. Tony veía todo confundido ¿Para qué todo eso? Y sus manos fueron sujetas con una del rubio mientras la otra las rodeaba con el cinturón de cuero y formaba un nudo al final para mantenerlas unidas y arriba de su cabeza.

— ¿Qué carajo haces?

Y sin palabras el rubio empezó a embestirlo más fuerte aún que antes del pequeño error. Embestida tras embestida que tocaban su próstata causando que sus ojos llorosos se mantuvieran abiertos y su boca no dejara de emitir gemidos. Rayos, era el infierno lleno de placer y dolor. Sus muñecas sentían el cuero raspando y su trasero el poder de América. Uno enojado y excitado.

— S-steveeee.

El nombre se escuchó alto y claro, una y otra vez, cómo rectificando el error. Cómo demostrando al hombre encima suyo que se movía como bestia dentro suyo que él sabía su nombre, que entendía que era el único nombre que debía ser dicho en medio del sexo.

— No puedo más...por favor ¡Quiero venirme, maldición!

Ojos azules centellantes fijaron los suyos y con una mordida en su pezón derecho la voz ronca del Capitán dio su veredicto.

— No hasta que yo me haya venido al menos dos veces, querido.

Y se cumplió. El rubio disfrutó dos veces más. Tony al fin pudo liberarse pero nunca fue dejado por su amante que siguió moviéndose dentro suyo hasta que dos veces más disfrutó del cuerpo sudoroso y cansado del genio. La tortura terminó con un orgasmo compartido.

— No vuelvas a confundirme, Tony.

Y con eso dicho el Capitán fue a por un paño caliente para limpiar el desastre. Un Tony bañado en sudor y semen pero con una sonrisa fue dejado.

¡Qué sexo tan espectacular! Tal vez ese error...podría repetirse. O tal vez no, rectificó el genio cuándo recordó el pequeño destello de dolor en su amante. Soy un genio pensó el hombre, se me ocurrirá otra cosa para repetir lo de hoy. Y con eso en mente se dejó llevar por el sueño.


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Bueno Sora1827 me pidió (obligó) a darle una historia a una imagen que editó y aquí está el resultado. Ya lo leíste pero para que veas que ya lo subí jaja.

17/12/2017

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17/12/2017

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