Bucky

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Se encontraba en la residencia con los niños preguntándole de nuevo por su color y procedencia, y cómo era costumbre Shuri intervino para llevarlo a su sesión.

— ¿Cómo está Sargento Barnes?

— Llámame Bucky.

— ¿Cómo te encuentras?

— Bien, realmente bien. Gracias princesa.

Ella sonrió cómo siempre lo hacía y con un movimiento fluido tomó su mano para dirigirlo.

— Entonces vayamos a tu sesión. Y llámame Shuri.

— Yo no pod-

— Claro que puedes.

Sonrió porque tener a la adolescente era refrescante, ella era tan adulta y tan niña a la vez que él la sentía cómo una hermana menor. Se dejó llevar y cerró los ojos ante la sensación de estar al aire libre, tan limpio con el verde extendiéndose, las risas a lo lejos, la humanidad viviendo sin destruir la belleza natural.

— Perfecto, mantén los ojos cerrados.

— ¿Qué?

— Los ojos cerrados.

Su ceño se arrugo pero acató la orden. Confiaba en Shuri y no creía que la pequeña le haría daño. Escuchó susurros cercanos, algo que no era habitual pero lo atribuyó tal vez a una nueva modalidad para su sesión.

— Ya casi, ya casi.

La voz de Shuri se oía emocionada, hasta podía verla sonriendo ampliamente.

Pasaron los minutos y se detuvieron, los susurros se detuvieron, el aire cambió para entonces escuchar a la princesa emitiendo una orden.

— Puedes abrir tus ojos.

Lo hizo y lo que encontró ante él fue más de lo que podría haber imaginado. Steve, Nat y Falcón se encontraban con un pastel que tenía un mapache en él. T'Challa con su círculo más cercano estaba rodeando la mesa que poseía potajes propios de Wakanda.

Se acercó con pasos lentos y cuándo lo hizo el primero en acercarse fue su gran amigo. El rubio con su barba se veía diferente pero sus ojos seguían teniendo el cielo contenido en ellos.

— Feliz día, amigo. Bienvenido al mundo.

Él asintió, sabía el esfuerzo que su amigo hacía para estar con él. Y su sonrisa era sincera aunque el rubio estaba siendo perseguido por sus acciones en la guerra civil. Todos los involucrados lo estaban.

— Gracias Steve, bonito cambio de look.

Su amigo sonrió para luego darle un golpe en el hombro, con un bufido se separó para dar paso a Nat.

La mujer ahora era rubia pero igual de hermosa.

— ¿Ahora me recuerdas?

— Natasha.

— Bucky.

No sabía qué más hacer pero fue ayudada por la mujer que tomó sus mejillas para posar dos besos en ellas. Su sonrisa iluminando el día.

— Feliz cumpleaños, soldado.

— Gracias.

Y se fue al lado de Steve quién le recibió con una sonrisa conocedora.

— No quise venir pero me dijeron que ibas a besar la torta así que me apunté.

— Falcón.

— Barnes.

Correspondiendo la sonrisa burlona chocaron los puños.

— Feliz cumpleaños y eso.

— Gracias, pájaro.

La voz llena de autoridad de T'Challa inundó el lugar.

— Bueno, hora de besar el pastel.

— Hermano, es soplar las velas. Hay que cantar.

— No me dijiste eso, yo no canto.

Los hermanos empezaron otra de sus conversaciones. Él sólo sonrió y se dio cuenta que lo estaba haciendo más seguido. Tal vez en verdad estaba volviendo a su yo real.

Bucky Barnes estaba de regreso en su 101 cumpleaños.

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