La ropa interior de cuero se deslizó en su lugar con un poco de dificultad pero se adaptó a la forma del hombre.
Los dedos largos tomaron con determinación las largas botas de cuero para sentarse y deslizarlas en sus piernas torneadas, el material pegándose a ellas cómo una segunda piel causando sensaciones nunca antes exploradas.
Unos ligeros unieron las dos prendas.
Todo estaba listo o casi.
Tomando la varita que terminaba en un corazón forrado de cuero con tachas plateadas se levantó con una sonrisa satisfecha.
Steve Rogers iba a conseguir a Anthony Stark bajo él, dominado y pidiendo por más.
Y Anthony Stark conseguiría a Steve Rogers con esas largas botas alrededor de su cabeza mientras estaba a su merced.
Era hora de conseguir su fetiche satisfecho y terminar oliendo a cuero.
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