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Steve Rogers no sabía cómo había llegado a esa posición y menos aún que la persona que lo acompañaba era un castaño de ojos marrones que ahora mismo se encontraba haciendo muecas.

— De todos los que podía tocarme compartir una de mis fantasías tenías que ser tú.

— En vez de insultarme deberías ayudarme a salir de aquí.

— Ya lo hice, JARVIS ha escaneado la caja y ésta se abrirá en una hora. Los circuitos han sido programados así.

— ¿Y no puedes hackearla o algo? Eres un genio.

— ¿Y tú podrías romperla con esa súper fuerza de súper soldado no? Eres un soldado.

— Touche.

A pesar que a veces la personalidad de Tony era difícil de procesar para el rubio, había ocasiones en que Steve podía vislumbrar lo encantador que era. Y cada vez esa percepción estaba aumentando, cosa que  confundía al soldado pero le agradaba también porque los Stark habían estado ligados a él en su pasado, María y Howard habían sido grandes amigos suyos y cuándo Steve supo que el hijo de ellos dos sería su compañero en la Academia, él había estado un poco feliz.

— Deja de sonreír de esa forma, es lindo y todo pero la situación no es la más propicia.

— ¿Linda? No pensé que Tony Stark pensaría eso de mi sonrisa.

— Vamos, sabes que eres lindo. Las chicas y los chicos te siguen.

— Soy el Capitán América, tengo algo de fama y eso atrae.

— Eres ingenuo, eso podría ser pero tu personalidad es lo que los hace quedarse y revolotear cómo abejas a una flor.

Steve escuchó el bufido al final de lo dicho por el genio, Tony parecía molesto.

— ¿Estás enojado?

— ¿Debería estarlo? Sólo me encuentro en una caja de cinco por cinco con un súper soldado entre mis piernas abiertas y cuya respiración toca mi rostro. Estoy perfecto ¿Por qué debería estar enojado?

El sarcasmo destilando en cada palabra hizo sonreír al rubio.

— Entonces estás incómodo. No pensé verte tímido.

— ¡Yo pensé que tú sí! Eres un engaño, Rogers.

— Eres adorable.

— Deja de decir cosas extrañas en ésta situación extraña. Ya hablas cómo esos fan fics que encontré en Internet. Los cuáles tú negaste.

— Eso era antes, ahora tengo curiosidad.

— ¿Qué? ¿Estás bromeando, cierto?

— No lo hago. La gente puede cambiar.

— No cambies ahora. Hazlo cuándo salgamos. JARVIS, tiempo para salir.

— Media hora, señor. 

La voz robótica contestó de forma profesional.

— Aún queda mucho.

Tony no dejaba de mover sus manos, la normal haciendo ajustes en la robótica y luego el cuerpo entero del genio empezó a moverse de forma inquieta.

— Deja de hacer eso.

— ¿Qué más voy a hacer? No hay espacio ni para moverme, tu gran cuerpo lo ocupa todo.

— Podemos hablar.

— Es aburrido.

— ¿Y moverse cómo pez fuera del agua es divertido? Pues te informo que para mí no así que para.

Los ojos marrones se estrecharon ante el tono, sonaba a orden y el lado rebelde de Tony se activó haciendo que el genio comenzara a moverse de forma desesperada.

— ¡Quiero salir! ¡JARVIS!

— Lo lamento señor. Aún falta veinte y cinco minutos.

— ¡Para, Stark!

— ¡No!

Los dos cuerpos empezaron a forcejear, el genio moviéndose aún más rápido mientras que el soldado trataba de detenerlo posando sus manos en los hombros, cadera o cualquier lugar que lo ayude al propósito pero sin efecto alguno. El rubio estaba perdiendo la calma y en un último intento tomó el rostro del genio haciendo que los ojos marrones brillaran enojados. La pelvis del genio se impulsó para seguir moviéndose ocasionando que se uniera con la del soldado en un roce que los hizo jadear.

Las miradas chocaron ante lo ocurrido y las bocas empezaron a abrirse para decir alguna disculpa, respuesta sarcástica u otro jadeo pero que jamás se hizo real porque la caja se movió de forma repentina ocasionando que los dos cuerpos chocaran uniendo los labios que ante el contacto se apresaron mutuamente en un beso demandante que se daba sin tapujo alguno mientras las manos recorrían su camino en el cuerpo contrario, el pequeño espacio se llenó de respiraciones ahogadas y sonidos húmedos que aumentaban de intensidad a cada minuto.

Los cuerpos estaban ahora pegados tan juntos que ni el aire circulaba entre ellos ocasionando roces cada vez más invasores que hacían que la caja se vuelva caliente y más estrecha aún. Se separaron por falta de aire y las respiraciones chocaron, sus miradas se encontraron y la voz rasposa de Tony se dejó escuchar en medio del roce de piel con piel.

— Steve ¿Qué estamos haciendo?

Las respiraciones agitadas se escuchaban altas en el espacio reducido. Steve tragó duro y abrió sus labios para responder.

— La caja se abrirá en un momento señor.

La voz robótica de JARVIS lo interrumpió antes que Steve pudiera emitir sonido alguno causando un bochornoso silencio que terminó en un genio ruborizado que despegó con sus botas jet no bien se encontró liberado y con un soldado sentado sobre su trasero que no podía creer lo sucedido.

Mientras que en otro lado dos figuras se encontraban satisfechos.

— Salió mejor de lo esperado.

— Mis planes nunca fallan.

— Sólo los que implican conquistar el mundo y escapar de Thor ¿Verdad?

— ¿Me recuerdas por qué te ayudé?

— Porque te salvé de Fury.

El de ojos verdes suspiró porque lo que la chica decía era cierto. Janet Van Dyne lo había salvado y le había cobrado el favor para juntar a esos dos tontos mortales a dar el siguiente paso pero parecía que se habían saltado lo de empezar a ser amigos para caer sobre el otro en un beso feroz. A Loki no le importaba aunque admitía que era un poco divertido. Tal vez debería usar su magia para arreglar algunas otras cosas. Cosas cómo la cercanía de su hermano con esa Encantadora.

Con una sonrisa satisfecha fue a cumplir su idea. Sería un día divertido. 







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Del universo Avengers Academy. Esos dos chicos me encantan, tan dulces y tiernos.

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