Dominando el cielo 2

1.1K 96 24
                                    

Los sonidos de gruñidos y agua siendo removida de un lado para otro fue escuchado en medio de todo el silencio del valle y que era aún más profundo en la cueva en que se hallaban.

— JARVIS cierra las ventanas con fierro. Hazlo ya.

— Disculpe señor pero no hay ventanas ni cortinas de fierro.

— ¿Qué?

— Le recomiendo abrir los ojos.

— Ya los abrí y sigue oscuro.

— Aún no amanece. Estamos justo antes de que eso ocurra por eso todo está completamente sumido en oscuridad, Señor.

— Maldición. Haz que esos dos despierten, por favor.

— Lo haría pero eso causaría que los tres especimenes ubicados a metros de nosotros se percataran de nuestra localización. No es aconsejable. Sugiero qu-

— Ya lo hago yo.

El genio se levantó con mal humor pero mantuvo sus pasos en silencio llegando primero al rubio que yacía desparramado fuera de su bolsa de dormir.

— Ey, hombre. Despierta.

Sus dedos presionaron su hombro causando que el contrario hiciera una mueca y sus ojos se abrieran un poco mostrando enojo ante la interrupción.

— ¿Qué carajo quieres, Tony?

— Despertarte, ya lo hice así que me voy por Magnus.

— ¡Hey!

— Hay tres seres allá fuera. Y por sí eso no te hace pensar es que estás mal, rubio.

— ¿Tres? ¿Crees que sean rebeldes?

— Pueden que lo sean. Es 50/50. Pueden ser aliados.

— Despierta a Magnus.

— ¡No me digas! Si no me lo dices, ni se me ocurre.

— Eres insoportable.

— Mira quién lo dice.

— Ustedes sí que son expertos en romper el descanso de las personas. Así que tres seres eh.

— Así es. JARVIS los detectó.

— ¿JARVIS?

Ojos azules profundos y unos verdes con tintes amarillos se fijaron a la vez en el castaño.

— Es mi invento, es mi asistente. Mi escudero personal pero sólo que está aquí.

Tony mostró su muñeca dónde una pulsera sencilla colgaba en ella.

— Vaya, así que no hablabas solo.

— A veces lo hago pero la mayoría de la veces es con él.

— Señor, los tres seres se acercan. Parece que percibieron su olor y se aproximan para comprobar.

— ¡Carajo!

Los tres se miraron con desesperación pero eran rápidos en pensar soluciones así que con un asentamiento mutuo se ocultaron en las rocas que sobresalían del piso de la cueva en la que se encontraban pero mantuvieron el contacto visual esperando cualquier eventualidad.

Los gruñidos se escuchaban más fuerte pero los pasos se detuvieron. Parecía que alguien estaba olisqueando en la puerta de la cueva que ahora estaba más oscura.

Pasaron unos minutos que parecieron horas pero los pasos se alejaron de la cueva, los tres hombres esperaron un poco más pero cuándo el sol empezó a iluminar el lugar en qué se escondían suspiraron de alivio y salieron de sus escondites.

OneShots STony.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora