EPÍLOGO

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Me encuentro en mi oficina, sentada en mi escritorio frente a una pequeña torre de documentos que necesitan mi firma para distintos tipos de gastos de la empresa, tengo unas terribles ojeras y un cansancio notable a causa de estar desvelada toda la noche, no dormí pensando en Lauren finalmente dejo su trabajo y está estudiando eso me enorgullece también pensaba en todo lo que ha ocurrido recientemente entre nosotras, estamos juntas de nuevo, sonrió de manera boba sin notarlo, estoy realmente feliz, espero que le guste mi pequeña sorpresa.

Escucho sonar el teléfono de mi oficina.

¿Sí?

Señorita Cabello tiene una llamada entrante — escucho la voz de mi secretaria.

¿De quién se trata? — le pregunto.

Es su novia, la señorita Lauren Jauregui — sonrió de inmediato.

Muy bien, pásame la llamada y no quiero interrupciones mientras estoy al teléfono con ella.

Entendido jefa, no le comunicare llamadas mientras esta esté en proceso.

¿Karla Camila Cabello te volviste loca? — me dice Lauren al teléfono a modo de saludo.

Actúe como si no supiera de qué me estaba hablando.

No, amor — respondí inocentemente — ¿por qué?

¿Y entonces qué hacen estas 750 rosas rojas en mi casa?, ¡te habrán costado mucho dinero!

Estaba muy indignada y creo que un poco furiosa.

¿Cómo? — contesté, con la misma inocencia de antes — ¿alguien te mando 750 rosas rojas?

Alguien no. ¡Tú! — se enfureció — ¡No lo niegues! — me encanta cuando se agita de esta manera, se le había puesto una voz más gruesa y profunda.

No lo estoy negando Lolo — dije alegremente, sin dejar de reír.

¡Ah, cuánto la amo!, ¡qué carácter!

O sea, que te volviste loca — lo dijo en tono triunfal.

TE AMO — le grite a todo pulmón.

Si eso significa estar loca, ojalá esté loca el resto de mi vida.

Se hizo un silencio que duró unos segundos.

Yo también te amo y son muy bonitas — contestó al fin, también en voz alta.

Eso espero. Las escogí yo misma, una por una.

¿Una por una? — se quedó atónita.

Pues claro Lolo. No iba a permitir que lo hiciera otra persona, ¿verdad?, solo yo... solo yo puedo hacerlo

Estaba empezando a despertar mi deseo... y todavía faltaban muchas horas hasta que llegara la noche.

Eso es cierto Camz solo tú... solo tú puedes hacerlo y no solo me refiero a escoger las rosas — afirmó en tono sensual.

Será mejor que lo dejemos hasta aquí —le pedí, tratando de mostrarme razonable — Esto se empieza a parecer mucho al sexo telefónico.

¿Vendrás a verme hoy? — me preguntó.

Si quieres — no estaba muy segura de lo que pretendía.

La reina de mis nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora