Capítulo 15

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A las 7 en punto del día siguiente, justo cuando me disponía a salir para ir a la oficina, sonó el teléfono. Me pareció muy raro que sonara a aquellas horas porque, por lo general, yo ya estaba trabajando. Conteste.

¡Buenos días Camz! — me dijo. Era evidente que estaba de buen humor. El masaje le había sentado bien, según parecía.

Buenos días Lauren — conteste aun soñolienta. Desde luego, no nos parecíamos mucho a primera hora de la mañana.

¡Ohhh! — bromeó alegremente — ¿Aún no estás despierta? — La verdad es que parecía de muy buen humor.

¿A estas horas? — Se echó a reír.

Ya, ya te entiendo. ¿Te apetece venir a tomar un café antes de ir a trabajar?

Me quedé prácticamente sin habla.

Es que ya se me está haciendo tarde — objeté.

Sí, ya lo sé — reconoció — Pero... ¿no puedes hacer una excepción por tu novia? ¿Sí? Sólo un ratito — Su voz parecía insistente. "¿Qué querrá?", me pregunté.

Está bien — accedí, aunque un poco contrariada — pero sólo media hora... — Si hubiera estado del todo despierta, me habría encantado verla, pero en ese momento...

Con eso me basta — dijo, complacida — ¡Voy a poner la cafetera en marcha ahora mismo! Te haré un café delicioso — dijo, con una voz de lo más alegre, antes de colgar.

Me quedé con el auricular en la mano, preguntándome qué querría de mí, para qué querría verme durante media hora. El paseo de cinco minutos desde mi casa a la suya no sirvió para despertarme, me coloque mis lentes de sol pues tenía cara de resaca y no había bebido ni una sola gota de alcohol.

El aire fresco de la mañana me hacía cosquillas en la nariz y el sol brillaba con fuerza, pero no sirvió de nada, yo era el típico caso de "desfase de sueño". Hay muchas personas que sufren un desfase temporal tras un largo vuelo con cambios horarios, pues bien, a mí me sucedía lo mismo cada mañana y necesitaba por lo menos un par de horas, o un par de tazas de café, para recuperarme.

Llegué a su casa y llamé al timbre. Cuando me abrió la puerta, me fijé en que iba completamente vestida, en realidad, esperaba que me recibiera con su bata de seda, pero en lugar de eso llevaba unos jeans, y unos converse que hacían juego con su camisa azul que la favorecía tanto, que, hasta yo, a pesar de lo atontada que estaba por la mañana, me di cuenta.

Me tomo del brazo y me arrastró al interior del apartamento sin decir una palabra, me abrazó con fuerzas y me besó dulcemente en los labios, yo la tomé por la cintura y le respondí el beso a medias, seguía un poco lenta a esas horas de la mañana y sin haber tomado café. Dejó de besarme, aflojó un poco la presión de su abrazo y me miró directamente a los ojos.

Sólo quería darte las gracias Camz — me dijo, en un tono cariñoso.

¿Por qué? — "Pero si acabo de levantarme", pensé.

Por lo de ayer — contestó ella con dulzura.

Ah, por eso — dije, sin darle importancia. Todavía no estaba del todo despierta — ¿Y no podías haber esperado hasta esta noche?

Ya veo que por la mañana no sirves para nada. Jajaja — Se echó a reír y me tomó de la mano.

Ven — me ordenó, mientras me conducía a la cocina — el café está listo.

La reina de mis nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora