Capítulo Catorce: ¿Podéis simplemente marcharos?

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Nadie habló.

Bueno, no porque fuera incómodo ni nada. Digo, Bennett siendo más rico que todos nosotros juntos multiplicados por cien. O él siendo el hijo del jefe del padre de Raymond. O incluso él siendo el heredero único de una compañía multimillonaria que cambia vidas. No, no era nada de eso.

Nadie habló porque estábamos demasiado ocupados comiendo.

—¡Eshto eshtá mu buen! —dijo Jordan, con la boca llena de rollo de canela y uno en cada mano.

—¿Qué ha dicho? —les pregunté a los otros.

—Ha dicho, 'esto está muy bueno' —respondió Bennett. Su respuesta recibió sus merecidas miradas dudosas. Él se encogió de hombros, y respondió la pregunta que todos nos estábamos haciendo—. Después de conocer a estos dos sin modales, puedes entender lo que están diciendo con la boca llena.

Jordan resopló antes de tragar su comida de forma correcta y decir,

—Sí, esa es una de las razones por la cual-

—¡Ow! —exclamó de golpe Raymond. Miró a Bennett con la boca abierta—. Me acabas de dar una patada.

—Lo sé.

—¡Ow! —Jordan también exclamó, soltando su rollo de canela en la mesa—. A mí también me has pateado.

—Lo sé.

Tal vez Bennett quería patear a Jordan, pero accidentalmente pateó a Raymond y no le importó. O tal vez usó eso como excusa para patear "accidentalmente" a Raymond mientras intentaba patear a Jordan. De todas maneras, el plan es bastante brillante.

—¿Así que, a todo el mundo le ha gustado el postre? —preguntó mamá esperanzada.

Mamá horneó los rollos de canela como yo le dije que debía hacerlo. Los calientes rollos aparecieron en los platos de todos. No eran más grandes que un puño. Todos untados con . Solo una mordida de

—¿Es una pregunta trampa? —preguntó el padre de Raymond.

Esto consiguió una sonrisa por parte de todos.

—En la cocina tengo un poco de sidra sin alcohol para ayudar a bajar este postre —dijo mi padre.

Raymond mordió por última vez su rollo de canela y se levantó.

—Le ayudaré con eso, señor Lorraine.

Mi padre le sonrió.

—Gracias, Raymond. Vamos a darnos prisa antes de que todos se coman el resto de rollos de canela.

Raymond asintió y se encaminó hacia la cocina. Papá estaba a punto de ir con él pero dije una cosa que lo hizo parar de golpe.

—Demasiado tarde —dije mientras Jordan y yo cogíamos los últimos rollos de canela que existían.

Su boca se abrió.

—¡Eso saldrá de tu paga, mujercita! —exclamó papá de manera juguetona.

Le saqué la lengua.

—¿Por qué motivo?

—Por el robo del delicioso postre de tu madre.

—Aw, amor —dijo mamá.

Papá se inclinó hacia mamá y le dio un beso en los labios. Instantáneamente miré hacia otro lado y no me molesté en guardar mi opinión.

—Eugh, gente mayor besándose —me quejé—. Buscaros una habitación.

TRADUCCIÓN: The Good Girl's Bad Boys: The Good, The Bad and The Bullied.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora