Capítulo Quince: Volvemos Con Vosotros, Gena y Roger

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Alguien llamó a la puerta.

—¿Naomi?

—Entra —respondí, con poco entusiasmo.

La puerta se abrió ligeramente y la cabeza de mi madre apareció. Sus preocupados ojos marrones me miraban, pero yo estaba evitando su mirada. En cambio, estaba estirada en mi cama, con los cascos y música, y con mis ojos mirando al techo.

—¿Sí, mamá? —pregunté, sin quitar mi mirada del techo.

Mamá entró a mi habitación con papá siguiéndola por detrás. Los dos se quedaron de pie mirándome. Pero yo todavía miraba al techo como si un gigantesco agujero negro apareciera, tragándome.

—Naomi, estamos preocupados —anunció mi madre.

—¿Sobre qué? —pregunté, sin poner casi atención a ellos.

—Sobre la cena con los Meyers —respondió mi padre.

Mis ojos se movieron hacia ellos, solo a las palabras "cena" y "Meyers", y después otra vez al techo. De repente, me desplacé a un lado de la cama, alejándome de ellos y mirando a la pared.

—No quiero hablar de eso.

—Bueno, nosotros sí —discutió mi padre.

—Queremos saber qué pasó esa noche —insistió mamá—. Tú, Raymond y Declan subisteis al piso de arriba. De repente, Declan hizo que Bennett dejara de ayudarme a lavar los platos y paró a Jordan en medio de la historia para que los tres subieran arriba. Después Raymond bajó y salió de casa, diciendo que se iría solo a su casa. Los Meyers se vieron forzados a ir tras él. Y como si nada pudiera haberse puesto peor, tus amigos salieron de casa sin decir ni una palabra. ¿Qué pasó?

No dije nada.

—Ya ha pasado una semana, Naomi —continuó mamá—. No has salido de tu habitación desde hace una semana y tampoco has ido a la escuela. Sabía que no estabas enferma en el primer momento que me dijiste que lo estabas y que no querías ir al colegio. Siempre he sido yo la que te tenía que arrastrar a la cama cuando estabas enferma porque tú intentabas huir hacia la escuela, sin querer perderte ni un día. Pero dejé que te qudaras, tus notas no cambiarán, y algo pasó esa noche. Nos debes una explicación.

Hubo un largo silencio en el aire. Yo miraba a la pared vacía que tenía delante mío hasta que suspiré. Me levanté de mi cama y me apoyé en la pared, mirándolos. Pulsé un botón, apagando la música mientras el cantante llegaba al estribillo. Después me saqué los cascos.

—No fue nada, ¿de acuerdo? —dije, muy a la defensiva—. Raymond y yo tuvimos una pequeña discusión, y los chicos estaban de su parte —Mi instinto dejaba ir todas esas palabras que salían de mi boca, formando una mentira—. Después les pedí que me dejaran sola, y lo hicieron.

Mi padre pasó los dedos por su pelo.

—¿Estás segura de que eso es todo, Naomi? Debe haber alguna explicación que explique por qué te has estado saltando escuela durante una semana entera. Solo, hablemos de ello. Tal vez te podemos ayudar.

Sí, pensé, ayudar a que os de un ataque al corazón.

Obviamente sabía que no podía discutir de eso con ellos. Pero no les iba a decir exactamente qué había pasado en esa habitación. Tampoco les iba a decir que Raymond no solo me hace bullying cada segundo de escuela, sino que también me atormenta en mi habitación con deseos suicidas. Especialmente después de mantener este secreto durante once años, no me voy a delatar a mí misma.

Sacudí mi cabeza.

—No, solo es una pequeña discusión. Pasará al olvido una vez vuelva al colegio. Los amigos discuten, si los amigos no discuten, entonces no son amigos.

TRADUCCIÓN: The Good Girl's Bad Boys: The Good, The Bad and The Bullied.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora