-Solo me parece muy raro -admití, girando mi boli con mis dedos-. Es decir... es agradable pero sigue siendo raro.
-Entiendo adónde vas -dijo la Sra. Matthews, la enfermera del colegio-. Sí que es raro que vengas aquí solo por servicio, no a por bolsas de hielo o vendas.
-Por chocarme contra columnas -le recordé.
Rodó los ojos.
-Sí, por chocarte contra columnas.
-Con esa puerta de vez en cuando -admití.
La Sra. Matthews solo respondió con una pequeña risilla mientras negaba con la cabeza. Entonces volvió a reorganizar los armarios.
Es la persona más amable -aparte de la cocinera que siempre me pasa comida en secreto pero que no trabaja los miércoles -del instituto. Bueno, están los Mosqueteros, así que dejad que reformule eso. Es la persona más amable -aparte de la cocinera que siempre me pasa comida en secreto pero que no trabaja los miércoles - que trabaja en el instituto. Pero una cosa que ella y la cocinera no tienen en común es que ella no sabe del constante bullying que me hacen. Claro, dudo que aún se crea que me choco contra columnas y alguna puerta de vez en cuando.
La Sra. Matthews era la abuela guay que todos querrían tener. A ver, mi abuela de parte de mi padre es bastante dulce, igual de dulce que sus pasteles caseros. Pero la Sra. Matthews era como una segunda abuela para mí. Incluso sus 60 años de edad no la podían parar de ser una persona optimista y alegre. Con su corto, ondulado pelo marrón que se volvía gris por la edad, era un poco más baja que yo, considerando que soy más baja de la mediana, especialmente comparado con chicos. Llevaba unas pequeñas gafas cuadradas con tiras con mostacillas que normalmente colgaban de su cuello a menos que estuviera leyendo algo. Y siempre llevaba esa cálida sonrisa que te alegra el dia.
-¿Estás segura de que no quieres mi ayuda? -pregunté dudosa-. Estoy de servicio, después de todo.
Rechazó mi propuesta, despectivamente.
-Estoy bien, cariño. Puede que no lo parezca, pero todavía estoy fuerte. -De broma flexionó su brazo, haciendo que rodara los ojos avergonzada.
-¿Cómo están sus hijos, Sra. Matthews? -le pregunté, queriendo cambiar de tema.
-Oh, están bien -respondió-. Mi hijo está bien. Y mi hija finalmente tendrá un bebé- -Dejó escapar un suspiro de alivio- -, y yo que pensaba que moriría sin ver a mis nietos.
-No digas eso -le dije-, como has dicho, aún estás fuerte.
Rió.
-Eso intento -La Sra. Matthews me dio un largo vistazo-. Sabes, Naomi, esa oferta mía sigue en pie...
Solté un gruñido.
-Y ya sabes que mi respuesta sigue en pie. La respuesta es no.
-Pero mi sobrino es un chico tan dulce -razonó-. El hijo de mi hermano lo ha criado bien, igual que nuestros padres con él. Es listo, divertido y muy mono. Te gustaría, Naomi. Solo dale una oportunidad.
-Lo siento, Sra. Matthews, pero tendré que rechazar -dije, antes de añadir-: otra vez.
Suspiró.
-No me voy a dar por vencida, Naomi. Tendrás una cita con él aún sea lo último que haga.
-Yo no estaría tan segura -canturreé.
A ver, no es que no quisiera que me organizara una cita con él. Por lo que me había explicado la Sra. Roberts sobre su sobrino, sonaba bastante guay (suspiro) y sí, sonaba bastante mono. Tenía más o menos mi edad, en el cuadro de honor, le gustaba leer, cosas como esas; un chico decente comparado con los chicos de mi edad en mi instituto, playboys e idiotas. Pero no era que no quisiera salir con él, lo que no quería es que él saliera conmigo. Lo último que quería era romper el corazón de la Sra. Matthews cuando se enterara que su chico mimado había salido corriendo por su vida al darse cuenta de que su cita a ciegas era Nerdy Naomi. ¿Y por qué me iba a tomar tantas molestias solo para ser rechazada? Así que era mejor rechazar su oferta de organizarme una cita a ciegas cada día que estaba de servicio en la enfermería.
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TRADUCCIÓN: The Good Girl's Bad Boys: The Good, The Bad and The Bullied.
Humor-Es bastante simple en realidad -me dijo Bennett. -Tú serás nuestra chica buena -dijo Declan. Jordan sonrió. -Y nosotros seremos tus chicos malos. Estuve en silencio por un momento. Los miré, a contrato y otra vez a ellos. Después, calmadamente pus...