Capítulo Diez: M Elevada a Dos

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—Naomi.

Oí la leve voz de alguien llamándome. Pero seguía medio dormida y quería encontrar la otra mitad. Así que, básicamente, ignoré a la voz.

—Naomi.

—Vete —medio gruñí, medio rogué, aunque mi voz debió de haber sido amortiguada por el cojín.

—Naomi.

Me removí en mi sueño. Me acurruqué más con las sábanas, y apreté a la almohada. No me voy a despertar sin antes luchar. Pero alguien empezó a sacudirme, intentando despertarme.

—No —farfullé.

Naomi —pidió la voz.

—Déjame dormir —rogué, girándome hacia el otro lado.

—Tengo muchas maneras de despertarte —dijo la voz, aunque había una amenaza escondida—. Puedo tirarte agua helada encima. Poner música super fuerte y molesta. O puedo simplemente darte un beso en los labios. —Supe que por eso tenía que ser Jordan.

—Me gustaría ninguna de las opciones anteriores, gracias —respondí.

—Tenemos comida.

Mis ojos se abrieron de golpe. Inmediatamente, me senté en la cama. Tuve que parpadear un par de veces para que mis ojos se acostumbraran a la luz de la habitación. Alcé la mirada hacia Jordan quien lucía contento. Lo miré a la espera, mientras mi sonrisa se iba haciendo más grande.

Jordan soltó una risilla.

—Esa es una manera muy efectiva de despertar a alguien.

—¿Cuánto he estado- —Paré para bostezar, después continué— -dormida?

Se quedó en silencio durante un momento, probablemente haciendo los cálculos, lo cual era bastante sorprendente porque realmente podía hacer los cálculos. Después respondió:

—Como, dos horas.

Alcé la ceja.

—¿Os ha tomado dos horas traer comida?

—No —dijo Jordan—. Teníamos unos cuantos recados que hacer antes de traer la comida.

Le miré con recelo.

—¿Qué tipo de recados?

Él sonrió.

—Unos aburridos que no te interesan —dijo encogiéndose de hombros, evitando mi pregunta. Sabía que debía de haberlo hecho mejor. Estaba tratando con Jordan Wallace, el maestro de las mentiras, bromas y la dilación.

No dije nada. Ignoró mi repentino cambio de humor y me dedicó una sonrisa. Aplaudió y después se puso sus manos sobre sus labios.

—Bueno —dijo—, vayamos al comedor.

—Vale —dije, me estiré un poco antes de apartar las sábanas que me cubrían—. Deja que me levante...

—Whoa, whoa, whoa —dijo Jordan, haciéndome parar—. ¿Qué te crees que estás haciendo?

Le miré sin entender.

—¿Qué parece que estoy haciendo? Me estoy levantando de la cama. Mírame —dije, señalándome a mí misma y a la cama.

Rió y después paró, mirándome seriamente.

—No, en serio. ¿Qué estás haciendo? Sigues herida. No puedo dejar que camines en estas condiciones.

—Entonces, ¿qué vas a...? —Mis ojos se volvieron a lo que me estaba esperando al final de la cama—. No —dije—, no, no, no. No voy a ir en-

TRADUCCIÓN: The Good Girl's Bad Boys: The Good, The Bad and The Bullied.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora